Richard, hoy todo ha terminado, ¿verdad? Aún puedo sentir las sucias manos de Tim sobre mi cuerpo. Son frías y ásperas. Espero que de verdad, nunca tengas que tocarlas, nunca tengas que verlo y mucho menos tengas que escucharlo.
Él se llevó mi escénica poco a poco. Pero preferiría mil veces volver a morir por sus manos a dispararme a mí mismo con un arma de fuego.
Todo está escrito, Richard, no cometas el mismo error que yo.
Cariño, no estoy en el cielo, aquí abajo es horrible. No te confíes, no se parece en nada a como lo pintan allá arriba. Igual, ni de una forma u otra iría al cielo.
¿Aún puedes oírme?
Richard. No sabes cuánto amor tenía acumulado en mi cuerpo para darte, intenté alcanzar cuanto tiempo pudiese, pero al final no fue suficiente, perdóname. Nunca pensé que el demonio con forma humana acechara cada uno de mis pasos y escuchara cada palabra que pronunciara.
Por favor, evita los encuentros con lucifer, no lo clames, no espétes su nombre, ni en tu mente ni en voz alta, ignorarlo por completo. El demonio es malo, y nada lo cambia.
Te voy a extrañar, pero por favor tú no me extrañes a mí, así todo será más sencillo para ambos. Yo estoy dispuesto a verte siendo feliz con alguien más desde el fondo de este abismo y espero que tú, tú especialmente, estés dispuesto a pasar el resto de tu larga vida al lado de alguien que te ame casi tanto como yo lo hago. Por favor, tú no desperdicies tu tiempo.
Vive, Matthew Kim. Vive tanto como puedas pero no más de lo que debas.
