Capítulo 54 || Pánico

3.8K 411 54
                                    



Termino de vaciar mi estómago en el váter.

¡Jodida mierda!

¿Cuándo terminarán estos malestares?

Me incorporo del suelo con dificultad y camino al lavamanos donde reposan mis implementos de aseo. Cepillo mis dientes, para luego acostarme en la cama unos segundos.

He tenido los peores cuatro días de mi vida. Entre vómitos, malestares estomacales y ansiedad, he permanecido en esta ciudad. Esperaba disfrutar del clima cálido que expulsa Colorado, más no he podido. En una de las reuniones tuve que salir corriendo cuando el perfume de Roger, el dueño de los terrenos que compré, me impactó.

Samuel tuvo que informarle de la situación de mi novia. El hombre me miró con lástima. Al principio me molestó, luego Samuel me informó que su esposa le puso los cuernos y ahora está embarazada sin saber si es de él o el amante. Por eso piensa que todas las mujeres son iguales.

Phoebe está lejos de parecerse al resto. Mamá es absolutamente única. La abuela y la tía Mía, son fuera de serie. En cambio, Mel es incomparable. Aquella pelinegra es autosuficiente, valiente, única, una réplica exacta de su madre. Todas las mujeres que me rodean tienen algo especial, pero principalmente algo las identifica, la honestidad y el amor por los suyos.

El sonido de mi teléfono me interrumpe. El nombre de mi princesa parpadea incesante. Es la tercera llamada que hace desde que desperté y la comprendo. Hoy cumple cuatro meses de embarazo y estoy a cientos de kilómetros. Los nervios la tienen sumamente tensa y es que mañana es la primera cita para su ecografía.

Me ha sorprendido la facilidad con que todavía esconde su embarazo. Su cuerpo ha cambiado notoriamente. Sus pechos se han vuelto más grandes, sus caderas más anchas y su vientre con un leve bulto, aunque pasa todavía desapercibido para mis hermanos, tíos y el abuelo, que son los únicos que desconocen la verdad.

La abuela, la tía Mía y Mónica están al tanto, además de Ava. Las cuatro se muestran emocionadas, aunque la abuela lo supo por mamá quien después del incidente con Amanda, hace un mes, le pidió estar al pendiente de Phoebe y su presión.


—Hola, pequeña —contesto, todavía sintiendo los estragos de aquel esfuerzo.

—Hola, gigante. ¿Estás bien? Te escuchas diferente. —Cierro los ojos para imaginarla preocupada como su voz.

—Lo normal, las náuseas. —Su respiración pesada golpea el auricular.

—Lamento eso, amor. —Abro los ojos para ver la lámpara de techo del hotel.

Me fascina cuando utiliza ese tono suave y dulce.

—No te preocupes, princesa. Mejor dime, ¿cómo estás? —La siento suspirar.

—Bien. Estoy con tus hermanas. Las acompañaré a verificar los últimos detalles de la fiesta de tu hermana. Estaré en el bar de tu hermano. —Me incorporo rápidamente al escuchar la puerta ser tocada.

—Me parece bien. Cuídate, por favor. Dentro de unas horas estaré en Seattle. —Abro la puerta donde un bañado y muy bien arreglado Samuel se encuentra en una pose de modelo de revista. Sonrío por ello. —Voy saliendo, pequeña. Recuerda que te amo.

—No hagas eso. —Frunzo el ceño.

—¿Qué cosa? —pregunto sin comprender.

Samuel borra la sonrisa de sus labios al notar mi confusión.

—Decir que me amas como si fuese una despedida. —Niego con una sonrisa en los labios. —Quiero que regreses y me lo digas de frente, entre tus brazos, con el roce de nuestros labios.

Damon Grey #3 (Saga Sombras, Grey)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora