Capítulo 26.

211 14 22
                                    

Me sentí impotente.

No había podido hacer nada por ayudar, por salvarlo. Todo lo que dije, todo lo que hice, no fue suficiente.

Ahora entiendo una parte del dolor de Daisy, de ver morir frente a tus ojos a alguien a quien amas y no ser capaz de hacer algo para detener su dolorosa partida. Estaba destrozada, lo que había pasado antes no se compara con como me siento ahora.

Creí que no podría estar más destrozada pero terminé por hacerme polvo.

Dejé de escuchar lo que pasaba afuera, en mi cabeza sólo podía escuchar el sonido del cañón siendo disparado, una y otra vez. Haciéndose más fuerte conforme se repetía, parecía que la pistola había estado a un lado de mi cabeza al momento de disparar.

Abrí los ojos alarmada cuando una mano se cerró sobre la mía, estuve apunto de gritar hasta que lo vi allí, aún frente a mi. Miré a mi espalda, la bala se había estrellado en la pared detrás de mí. No pude evitarlo, una pequeña sonrisa se formó en mis labios.

–No estés tan feliz. –Lo miré. –Morirá de todas formas.

–Déjalos ir, por favor.

–No, debe morir.

–¿Por qué? –Repliqué. Dolía, pero tenía que intentarlo una última vez. –Me tienes aquí, déjalos tranquilos y vámonos, a donde tú quieras, pero déjalos.

–No puedo confiar en eso, querida. –Nos rodeó hasta quedar a mi espalda, sentí mi pulso dispararse del miedo. –Por eso tiene que morir y lo hará, pero lo harás tú.

Me removí desesperada cuando sentí su aliento chocar contra la piel de mi oreja. Rió por eso, usando su lengua para trazar un camino desde allí hasta mi cuello a sabiendas del asco que me producía por los eventos recientes. –¡No me toques! ¡Dijiste que no volvería a pasar! ¡Lo prometiste!

–¡Dejala en paz! –Lo vi retorcerse pero no le dejaban acercarse, lo mantuvieron arrodillado, mirándonos. –¿¡Qué le hiciste!?

Lo escuché reír tras mi espalda. –No, querida, la próxima vez que algo como eso pase, estaremos solos en nuestra casa.

Abraham palideció por un segundo, antes de que sus ojos se volvieron escarlatas por completo y se liberara de los sujetos que lo tenían sometido.

Fue cuestión de segundos. Lo tuvo sometido bajo su cuerpo, golpeó su rostro en repetidas ocasiones hasta que lo derribaron con un aturdidor. Cuando se levantó, la parte inferior de su máscara estaba rota.

–¿Entiendes por qué tiene que morir? No nos dejaría ser felices juntos.

–¡Detente!

Volvió a su lugar a mi espalda, recargó sus manos en mis hombros mientras volvían a poner a Abraham frente a nosotros.

–Los dejaré despedirse, sólo para que veas que no soy tan malo.

–Linda. –Lo miré al escuchar su voz. Sus ojos mostraban la preocupación que sentía, lo vi articular diciendo que no llegarían a tiempo. –Necesito que me prometas algo.

–Abraham...

–Prometeme que vas a guardar todos y cada uno de los momentos en los que te hice reír, hasta llorar y enfadar y que vas a guardarlos en tu corazón... –Su voz tembló pero lo disimuló. Podía ocultarlo de todos menos de mí. No cuando conocía de memoria el vibrar de su pecho cuando hablaba así, tan bajo que podría ser casi inaudible por todas las noches que pasó a mi lado en la cama, ayudándome a seguir. –Aunque no estés de acuerdo con lo que estoy haciendo ahora, se que eso no cambia el hecho de que me amas por todo lo que hice antes, sé que no puedo pedirte que me olvides porque no lo harás y tampoco lo haré porque realmente no quiero que lo hagas, solo puedo pedirte que sigas adelante y que no olvides que te amo, tanto que nunca quise hacerte daño.

Peligro. |TERMINADA|Where stories live. Discover now