You don't bleed for me (theGazettE,Slash)

7- And my voice mirrors my torment

Nota: Mi voz refleja mi tormento

Pues, no es lo que esperaba, pero estoy satisfecha.

Am, el título pareciera que no tiene qué ver con el cap... quizás, sea así jajaja

Me disculpo de antemano, si el uso de cierta palabra ofende a alguien.

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~K~

La sociedad actual se rige por la jerarquía, no importa cuán avanzado sea el ser humano, siempre existirá una pirámide, paredes invisibles que separan a un grupo de personas según el criterio de unos pocos y que se vuelve un reglamento silencioso dentro del colectivo. El último escalón de la pirámide —la punta— es el que ve hacia abajo y juzga.

Cuánto cambies para apegarte a ese reglamento, no tiene importancia. Subir un escalón es una ganancia vacía. Siempre habrá alguien observándote desde todos los ángulos, tratando de hacerte caer.

O… si eres como yo, mandarás al diablo cualquier estupidez establecida por los de tu especie y harás lo que te salga de los huevos. No, eso se escucha feo. Harás lo que te dé la gana, sí eso es mejor.

Por ejemplo: siendo alfa, tener respeto y valorar a los omegas y betas. Ser un alfa y… amar a otro alfa.

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—Así que, él es Naoki Yamada. —ni siquiera el tono curioso y algo burlesco de Akira logra hacer que reduzca la intensidad de mi mirada hacia la persona que acaba de atravesar la puerta de la cafetería.

—Oh. —Kou no muestra interés en él, está muy ocupado sorbiendo su batido de frutas.

El objetivo en la mira avanza esquivando las mesas hacia el aparador, donde un empleado le da la bienvenida y realiza su orden. Dicho aparador está ubicado a mi espalda, así que giro mi torso cuánto puedo.

—Caffe macchiato —inconscientemente, he dicho su orden, aunque no se escuche nada por la distancia y el bullicio de los clientes. Esto causa gracia a mis amigos, quienes no pueden guardar sus comentarios.

—¿Es hipster?

—¿De dónde sacaste que esa estupidez? —pregunto a Akira.

—De un juego otome.

—Qué bien memorizados tienes sus gustos, Yutaka.

—Eres un stalker.

Les muestro el dedo medio, una gentil señal de que su opinión me vale un kilo de pepinos. Dejo de prestarles atención, centro mis sentidos en Naoki. Mis pupilas se dilatan, delinean cada curva de su cuerpo, aunque vaya cubierto con ropa poco ajustada. Mi nariz inhala profundo, llenando mis pulmones con aquella esencia que sobresale entre el cúmulo de clientes, de manera experta lo separo del resto. Mi boca produce una cantidad excesiva de saliva, casi desborda por la comisura de mis labios, los cuales también sufren la presión de mis colmillos. Siento vibrar mi pecho, a la espera de producir un sonido animal.

Él no se percata de mi presencia ni un minuto, absorto en su propio mundo. Una vez el vaso de café es sostenido por sus manos, sale del local, sin voltear a ninguna dirección.