Capítulo 7: Chico Boxers (Boxers Boy)

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—¿Este es mi pago por darte tutorías? —pregunta Yuuri, una de sus manos juega con el cuello de la camisa blanca y abotonada de Victor. 'Psi Omega Iota' está bordado en el bolsillo de la misma. Como si se tratase de un pensamiento de último momento, agrega—. Esta camisa también es tan de un chico estereotípico de fraternidad.

—¿Lo es? —Victor medita, bajando la mirada hacia sí mismo—. Eres muy crítico con lo que uso, Yuuri.

—¿Lo soy? No me había dado cuenta.

Victor lo vuelve a besar, más profundo esta vez, recorriendo con su mano todo el cabello de Yuuri –es suave, lo suficientemente largo como para tirar de él, y Yuuri jadea quedamente debajo de él ante la sensación. Su mano en el cuello de Victor se desliza sobre la camisa, y Victor se detiene, apretando sus ojos ante la sensación de los dedos de Yuuri explorando todo lo que pueden alcanzar, finalmente sus dedos desabotonan los primeros botones para tener mejor acceso.

—Yuuri —susurra, besándolo desde el cuello hacia su clavícula, mordiendo ese punto y usando su lengua para rápidamente aliviar la mordida, disfrutando la manera en que Yuuri se retuerce debajo de él, disfrutando la manera en que el agarre de su mano en su costado se hace más fuerte. Repite su nombre, inseguro de que más decir, con su camisa todavía desabotonada. Toma la parte inferior de la remera de Yuuri entre sus manos y la levanta, pero ésta queda atorada en la parte de sus brazos—. Levántate —suplica Victor.

Yuuri levanta su cuerpo y entonces la remera ya no está, y se le ocurre a Victor que esta puede ser una de las únicas veces que ha visto a Yuuri sin camisa. Quizás unas pocas veces después de que se hubo bañado, pero aquellas ocasiones habían sido breves miradas furtivas. Esta en cambio...

Victor traza un dedo sobre su abdomen, sin decir nada. Luego hace su camino hacia su torso, con sus ojos sumergidos en él, tratando de acostumbrarse a la experiencia, pero es un esfuerzo inútil. Él nunca se acostumbrará a esto, se dice. Ya sea que esté con Yuuri un año, veinte años, nunca lo haría. Jamás se acostumbraría a ver sus labios hinchados por sus besos –Victor había sido el causante, sí, él había provocado eso— o a ver su cabello agitado a causa de que Victor había pasado sus dedos por ese lugar.

—Estás mirándome fijo —se percata Yuuri.

—Lo estoy —concuerda, haciendo círculos alrededor del pezón de Yuuri con su dedo índice, lamiendo sus labios. Yuuri se estremece y su mano sobre el costado de Victor cae, aferrándose a las sabanas en su lugar. Se muerde el labio, fuerte, y Victor se da cuenta que está intentando no pronunciar sonido—. ¿Sensible en este lugar? —pregunta provocativo.

Yuuri no responde, pero la liberación de un tembloroso jadeo es suficiente respuesta. Victor se inclina y presiona sus labios en su pezón, depositando un ligero beso. —Victor —masculla Yuuri, alzando una mano para tocar su cabello. Sus dedos se enredan en sus hebras y Victor considera aquello un estímulo, y ligeramente lame y succiona su pezón. Yuuri repite su nombre como si no pudiera evitarlo, hundiendo su cabeza contra la almohada. Entonces Victor lleva una mano hacia sus costillas, y sus dedos se rozan contra ellas. Yuuri se sobresalta. —Me haces cosquillas —se queja.

Victor le vuelve hacer cosquillas y ahora Yuuri está riendo, pero entonces lo toma por el cuello de su camisa y tira de él hacia arriba para buscar sus labios. Aun cuando Yuuri está debajo, él es el que lleva el control, tomando el labio inferior de Victor con sus dientes y contoneando una pierna sobre sus caderas. Es irreal, Victor piensa, el tener esto, el tenerlo a él así. Como un sueño en el que está desesperado por caer, y desesperado por nunca tener que despertar.

Yuuri desliza su mano sobre el pecho de Victor, trazando las delgadas líneas de su abdomen. Victor suelta una risita contra sus labios. —¿Qué dices? ¿Estoy en forma?

Cєnτяιpєταl FoяcεWhere stories live. Discover now