Capítulo 19 - Veneno

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Pasó una semana, y ni Félix ni la Sombra se habían acercado a mí para "castigarme" por lo sucedido con Pan días atrás, cosa que agradecía, pero que me hacía temerme lo peor. Esa mañana hacía frio, y todo a mi alrededor me indicaba que algo malo iba a pasar. No quería hacerle mucho caso a mi presentimiento, pero algo dentro de mi me gritaba que tuviese cuidado, que no me confiase.

Llegué al campamento donde estaban todos los Niños Perdidos, Pan incluido.

Félix estaba justo al lado de Peter, mirándome desafiante, con una sonrisa malévola, haciendo que un escalofrío recorriese toda mi espalda, hasta la nuca. Intentaba asustarme, pero esta vez no lo conseguiría, por lo que me acerqué a ellos con paso firme. Su mirada cambió, al igual que toda la expresión de su cara, me miraba confuso y frustrado, como cuando los planes no salen según lo planeado. No pensaba darle el gusto de verme caer, ni pensarlo.

-Hola- dijo Pan con una sonrisa.

Le devolví el saludo, pero antes de que fuese a decirle algo más, Félix me interrumpió.

-Pan, se me olvidó decirte que he visto algo raro cerca de la playa, deberías ir a comprobar que no es nada de lo que nos tengamos que preocupar.

-¿Y me lo dices ahora?- Peter le dedicó una mirada fulminante y se dirigió hacia la playa, no sin antes dedicarme una sonrisa.

Cuando Pan se había ido y no podía vernos, Félix se puso frente a mí, amenazante.

-No sé a qué estás jugando, pero no me gusta. Esto no es como en las historias de cuentos de hadas, aquí no ganan los buenos, ganan los que tienen más poder, y tu estas en una seria desventaja, asique no tientes a la suerte, porque puede que el final del cuento no te guste demasiado.- Tras decir esto me dedicó una mirada repleta de odio y se fue empujándome con el hombro.

Di media vuelta y vi como se alejaba, enfadado por mi acto impulsivo. De nuevo la sensación de miedo hizo acto de presencia por todo mi cuerpo. Sentía que me desvanecía, que mi alma se separaba de mi cuerpo, me sentía pequeña e insignificante.

-Isabella, ¿estás bien?¿Isabella?¿Qué estás mirando tan fijamente?

Era la voz de Campanilla, la escuchaba como un eco, y la imagen de sus manos dando palmas frente a mi era borrosa. En realidad no miraba nada, solo la espesura del bosque donde llevaba interminables días encerrada huyendo de todo cuanto me rodeaba. Al ver que no la contestaba, el hada sin alas optó por algo más eficaz, dándome un golpe en la cabeza, que logró sacarme de mis pensamientos y devolverme a la realidad.

-¿Eh?¿Qué pasa?- pregunté aturdida.

-No lo sé, dímelo tu, que eres la que se queda mirando a un punto fijo con el rostro melancólico...

-Tranquila, no me pasa nada, estoy perfectamente- dije con una sonrisa falsa pero creíble.

Ella me miró interrogante y yo aumenté el tamaño de mi sonrisa para que dejase de mirarme de aquella forma. Al final pareció creerse mis palabras y cambió de tema.

-¿Te apetece ir a recoger caracolas?

-¿Caracolas?- le pregunté.

-Si caracolas, en la playa, así nos entretenemos un rato- me contestó.

-Como quieras, yo te sigo.

Campanilla me dedicó una sonrisa satisfactoria y se encaminó hacia el interior del bosque, yo iba detrás de ella. El bosque estaba en silencio, tanto que daba miedo. Escuché un ruido y el pelo de la nuca se me erizó, provocando que fuese a paso rápido y me acercase más a mi amiga, que iba unos cuantos pasos más por delante de mí. 

The Lost Girl (Fan Fiction de Robbie Kay)حيث تعيش القصص. اكتشف الآن