Capítulo 18 - Confesiones

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Aquella noche la pasé en el balcón de la casa del árbol de Campanilla, no tenía el valor suficiente como para volver a quedarme sola. En ese momento entendí a que se refería Félix, solo escuchaba el cantar de los grillos, los llantos de los niños habían desaparecido por completo, Pan había cambiado... por mi. No me parecía algo malo, pero para alguien que vive de las inseguridades del resto, como La Sombra, esta situación tiene que ser una auténtica tortura. Estaba segura de que yo era su mayor fuente de alimentación, le alimentaba con mi desesperación y mis miedos, mis inseguridades y el dolor que albergaba en mi corazón desde hace años. Entonces lo comprendí, iba a pasar el resto de mi vida huyendo del amor que Pan me ofrecía, y sufriendo por ello. Esta situación era insoportable.

Pasó una semana en la que yo solo era capaz de sentarme en una esquina, abrazar mis rodillas y llorar sola, sin nadie que me escuchase. Solo comía lo que Campanilla me ofrecía. No salía de la casa del árbol de mi amiga bajo ninguna circunstancia. Ya había llegado información a mis oídos, como que Pan me buscaba y preguntaba por mi... Me encantaría contarle todo lo que me estaba pasando, avisarle del peligro que se cernía sobre ambos, y besarle... sobre todo tenía ganas de besarle.

-Deberías salir a que te dé el aire, llevas aquí metida mucho tiempo, no puede ser sano...- me aconsejó Campanilla.

No dejó que me quejase, y en menos de diez minutos estaba caminando por Nunca Jamás, sin compañía, ya que no había dejado que Campanilla viniese conmigo, si me pasaba algo malo, solo me iba a pasar a mí, no estaba dispuesta  a arriesgar su vida también.

Después de mucho caminar, escuché unos gritos que venían de una cueva, valoré la opción de pasar de largo como si nada pasase ya que no tenía buenas experiencias con las cuevas, pero al reconocer la voz de Pan, el corazón me dio un vuelco, y me introduje en aquel sitio lo más rápido que pude, pensando que La Sombra podía estar torturándolo. Tuve que frenar, ya que había un vacío justo al borde de la piedra, y un poco más lejos, otro trozo de piedra rodeado de absolutamente nada, en el que se situaba Peter.

-Sabía que vendrías- dijo con una sonrisa triunfante.

-¿Se puede saber qué demonios haces ahí subido?

No me contestó, solo se echó a reír.

-Ven aquí Pan, te puedes caer...

-Bienvenida a la Cueva del Eco, donde la persona que está atrapada en este círculo de piedra solo puede salir si alguien revela los secretos que solo él sabe.- Me dijo, sentándose en el suelo.

-Los dos sabemos que puedes salir de ahí si tu quieres- le dije, desafiante.

-Ya, pero la gracia está en que no quiero, vas a tener que decir unas cuantas cosas para que el puente se forme, y pueda salir de aquí sin utilizar la magia- me dijo, con una sonrisa maliciosa.

-¿Me vas a obligar a decirte mis secretos?- le pregunté, a lo que él asintió.-¿Y qué pasa si no digo nada y te dejo ahí?

-Los dos sabemos que no eres capaz de hacer eso- dijo alzando una ceja.

Y tenía razón, no sería capaz, y si quería sacarle de ahí, tenía que hacer lo que me pedía. Respiré hondo y dije algo que solo yo sabía desde hace mucho tiempo, algo que llevaba guardando en mi corazón desde que era muy pequeña.

-Mucho antes de cumplir los diez años, descubrí que mis padres no me querían, cuando me dejaron sola en la taberna, porque se habían olvidado de mi. Cuando llegaron y me regañaron por algo de lo que yo no tenía culpa, comencé a odiarles, porque descubrí que me culpaban a mí para no sentirse mal con ellos mismos, descubrí que eran unos egoístas...

Tras decir aquello, una porción de piedra apareció, creando la primera pieza del puente.

-Cuando llegué a Nunca Jamás, te odiaba con todas mis fuerzas...- al decir esto, escuché que reía, y yo sonreía inocente, observando como la segunda pieza del puente se elevaba, haciendo que solo faltase una.

-Vamos Isabella, sabes que no es eso lo que quiero oír...- me dijo, cansado de esperar.

-Nunca he querido a alguien tanto como te quiero a ti...¿contento?- dije, con el corazón a punto de escapar de mi cuerpo.

Al crearse el puente por completo, Pan se acercó a mí, y cogiéndome por la cintura, dijo:

-Si...

Nos quedamos mirándonos a los ojos, y comprendí que no podía escapar de esta situación eternamente, por lo que esta vez fui yo la que juntó nuestros labios. Sabía lo que pasaría después, pero ya me daba igual, solo quería disfrutar de aquel momento a su lado.

Me elevó hacia arriba y mis pies dejaron de tocar el suelo, sentía su respiración, calmada y paciente, sin prisa. Introduje mi mano en su cabello y la otra la puse alrededor de su cuello. Él me aproximó más a su cuerpo y deshizo el beso para abrazarme mientras me posaba de nuevo en el suelo.

-Te quiero...- esta vez fui yo la que lo dijo, estaba cansada de tener miedo, y aunque fuese una vez, quería que lo escuchase, porque era verdad, y estaba segura de que era el sentimiento más sincero que había tenido en toda mi vida... Le quería, y nada ni nadie harían que me arrepintiese de aquello.

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Hola de nuevo, sé que he tardado muchísimo en subir capítulo, pero hace poco terminé los exámenes y he tenido que estudiar mucho, y cuando me dieron las vacaciones necesitaba un buen descanso. Pero ya he vuelto. Quiero agradecerle a todas las personas que han estado leyendo, comentando y votando todo este tiempo que he estado "desaparecida". Como he aprobado todas las asignaturas, voy a tener mucho tiempo para escribir estas vacaciones, asique intentaré subir más a menudo. Siento mucho la tardanza.

Un beso:

Axia88

The Lost Girl (Fan Fiction de Robbie Kay)Where stories live. Discover now