Capítulo 3- La Sombra

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Después de todo lo que había pasado, no quería salir de mi casa, ya me daba igual que mi madre llorase o gritase, no me molestaba, también ignoraba el estado en el que pudiese encontrarse mi padre, me dejó muy claro que nunca me quiso y nunca lo haría. Me pasaba los días metida en la cama, sin hacer nada, si no fuese porque Killian venía a cerciorarse de que estaba "bien", no comería. Llevaba dos días sin salir de mi habitación, la única visita que recibía era la del marine de ojos azules.

Pero una de esas tristes mañanas llamó a mi puerta con la intención de sacarme de mi alcoba y hacer que tomase un poco de aire que no viniese únicamente de mi ventana. Acepté su propuesta, necesitaba salir de casa durante un rato y dejar que mis pensamientos se desvaneciesen. Me llevó al mercado, pero comencé a sentirme incomoda cuando vi como todo el mundo me miraba. Al parecer, todo el pueblo estaba al tanto de lo sucedido en la taberna días atrás.

-¿Podemos ir al embarcadero? Aquí me siento incómoda... todo el mundo me mira- dije agachando la cabeza y reteniendo las lágrimas en mis ojos.

Killian accedió y me llevó a aquel lugar que pocos visitaban, en el que nadie me miraría como a un perro abandonado por su dueño. Llevábamos un rato allí, yo sentada en un banco con las rodillas recogidas entre mis brazos y el andando de un lado para otro por el embarcadero. Me quedé mirándole, sus facciones eran prácticamente perfectas, con el pelo color carbón y los ojos azules más bonitos que había visto nunca, pero había algo en el que no acababa de convencerme.

-¿Sabes?- al decir esto, paró de andar y me miró atento esperando a que prosiguiera.- Creo que estarías mejor sin coleta.

-A mí me gusta- dijo con tono inseguro mientras tocaba su pelo.

-Cómo quieras- dije sonriendo, cosa que no hacía desde hace mucho tiempo.

Se hizo tarde y me apetecía volver a casa para intentar dormir, cosa que últimamente me parecía imposible.

Al llegar, mi madre estaba encerrada en su alcoba, ya no se la escuchaba llorar, pero al abrir la puerta comprobé que se había quedado totalmente dormida. Entré en mi habitación y me cambié la ropa, preparada para meterme en  la cama e intentar conciliar el sueño, cosa que me fue imposible. Ya que no podía dormir, abrí la ventana y me quedé sentada en el borde de esta.

Llevaba una hora aproximadamente allí posada, cuando vi que uno de los niños del pueblo se asomaba a su ventana y gritaba algo:

-¡Yo creo en la magia!- me pareció escuchar.

El niño se quedó esperando a que pasase algo, pero nada sucedía, o eso pensé yo. Antes de que el muchacho se introdujese de nuevo en su casa, algo apareció en el firmamento y a una velocidad de vértigo se acercó al chico tendiéndole la mano. Pensé que estaba delirando, pero no, era una sombra. El chico cogió su mano y la sombra se lo llevó hacia las estrellas, donde les perdí de vista.

Me aparté rápido de la ventana y la cerré sin demora. Pensé que era un sueño, que me había quedado dormida en la ventana y mi mente me había jugado una mala pasada, pero me temo que no fue así, esa sombra era muy real, y se le había llevado. Me introduje en la cama y me tapé con la manta intentando dormir, y sorprendentemente lo conseguí.

Me sumí en un sueño, en el que me encontraba a orillas de una playa y a mi espalda un frondoso bosque con muchos árboles. Me levanté y me sacudí la arena de la ropa. Era de día pero no había nadie. Pero cuando

 me di la vuelta, mi corazón se paró al ver a la misma sombra a mi espalda, mirándome. Retrocedí hasta caer en el suelo.

-No hace falta que huyas, no te haré daño- decía la sombra, acercándose a mi- sé que te sientes sola, lo sé todo sobre ti, y quiero que sepas que se cómo hacer que tu sufrimiento cese.

-¿Cómo?- le dije, totalmente desesperada.

-Solo tienes que hacer lo mismo que aquel niño al que observabas por la ventana, y te traeré a este pequeño paraíso, donde hay niños iguales a ti, que se sienten solos y me han pedido que les aleje de su sufrimiento.

-Pero...

Antes de que pudiese terminar la frase, me desperté.

 Si todo aquello era real, podría salir de aquí y alejarme de mi sufrimiento como había dicho la sombra, solo tenía que creer en la magia, y dado que era lo único que me quedaba... creería. 

The Lost Girl (Fan Fiction de Robbie Kay)Where stories live. Discover now