Capítulo 13: My Love

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–Sonic... ¿Acaso te gusto?– soltó Amy de pronto sin poder contenerse.

Sonic se sonrojó intensamente ante su pregunta para que la temperatura de su cuerpo se elevara. Le desvió la mirada, sintiendo su corazón latir en sus oídos y la mirada fija de ella sobre él, haciéndolo fruncir el ceño al sentir la presión sobre una pregunta que no sabía si tenía respuesta alguna.

–Me gustan las mujeres si a eso te refieres– respondió vagamente para verla de reojo y notar una expresión de decepción mezclada con confusión, parecía que su respuesta no había sido lo que ella esperaba. Sonic bufó molesto para así hablar nuevamente: –Lo lamento niña, pero no me siento atraído de la manera que tu piensas por chicas tan poco... como decirlo...– pausó unos segundos para verla de reojo –Femeninas– completó al fin –Es decir, mírate– señaló burlesco –Tienes lodo y grava casi todo el tiempo en tus ropas.

Amy se sonrojó avergonzada para que un ceño fruncido borrara aquella inocente y dulce mirada y una intensa y molesta tomara lugar.

–¡Eso es por...

–No mal interpretes lo que te dije antes– cortó el erizo azul para empujarla suavemente a un lado y tomar distancia –Que te veas como chica cuando dices o haces ciertas cosas no significa que me atraigas de esa forma, es decir, no más que cualquier otra chica– explicó para caminar hacia la salida sin dirigirle la mirada en ningún momento –Tú lo dijiste muy bien antes, los hombres tenemos necesidades que a veces queremos llenar con lo que sea que tengamos enfrente– continuó para verla de reojo y sonreír divertido, percibiendo una mirada fulminante por parte de la eriza.

–Ahora si me disculpas, tengo cosas que hacer.

–¡ERES UN...

Sonic cerró la puerta detrás suya dejando a una iracunda eriza rosa maldiciéndolo del otro lado de la puerta; sonrió divertido ante las maldiciones que escuchaba en la recámara cual eco distante, jovial. Sonic soltó un pesado suspiro para que así su vista se dirigiera al techo del recinto, mientras la pregunta de ella ahora golpeaba fuertemente su cabeza; desde que se había enterado sobre la identidad de la eriza no había tomado tiempo para pensar qué sentía por ella y realmente no estaba seguro si quería hacerlo. Lo único que sabía es que cuando la miraba sonreírle su corazón latía a prisa y el deseo de estar cerca de ella ahora era casi intolerable... como ahora.

–Necesito un trago– dijo pesadamente para caminar alejarse tanto como fuera posible.

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Regresó más tarde esa noche para regresar a hurtadillas a su recámara y con suavidad cerrar la puerta detrás suya, en un intento de no hacer ruido alguno, pero la suave voz de ella le hizo saber que no había funcionado.

–¿De nuevo afuera?– escuchó decir de pronto para fijar su mirada a la cama de la eriza, quien yacía envuelta en las sabanas como un pequeño bulto, en donde a penas sus ojos color esmeralda podían sobresalir. –Sé que no es de mi incumbencia, pero creo que tantos desvelos tendrán un efecto tarde o temprano.

–Pensé que estarías durmiendo– evadió para dirigirse a su cama, sentándose al borde de la misma y empezar por quitarse sus pesadas botas.

–Siendo honesta...– murmuró para sacar su cabeza de entre las sabanas –Pensé que vendrías ebrio e intentarías algo mientras dormía.

–¡Eso fue algo de una vez!– se defendió el erizo sonrojándose con intensidad –... pero para que lo sepas, no pienso tomar tanto como para que se pueda volver a repetir– musitó avergonzado, desviándole la mirada.

TwistWhere stories live. Discover now