Tardó en responder, antes terminó el cigarro y se tomó el tiempo de apagarlo contra el cofre del lujoso auto, como si fuera cualquier baratija que podía arruinar sin problemas. -En realidad yo voy de camino a una academia, de hecho creo que -miró su reloj-, que voy tarde por algunas cuantas horas. ¿Pero a quién le importa?

-¿Vas a la academia Cowell? -Preguntó interesado, no conocía otra academia que estuviera escondida en medio de esa solitaria carretera.

-A ver, espera. -Dijo y comenzó a buscar entre los papeles que se encontraban regados por su auto, cogió uno y leyó el contenido-. Sí, academia Cowell es a donde voy. -Parecía desinteresado de todo, con una actitud ligera y sin mucha preocupación. Pasaron algunos segundos y tomó otro cigarrillo de su chaqueta para encenderlo sobre sus labios y comenzar de nuevo a fumar-. Así que... voy para allá.

-Ya te has pasado. -Mencionó Louis con una sonrisa, encontraba cómica la situación-. Vas para la otra dirección.

El rizado abrió los ojos como plato y miró hacia atrás. -Maldita sea. ¿Tú vas para allá?

Louis dudó algunos segundos. Ese chico era demasiado hermoso como para no tomar la oportunidad de conocerlo más a fondo. De repente Cowell había dejado de ser la academia de sus pesadillas para convertirse en el lugar donde vería todos los días al chico de sus sueños. -Sí. -Le dijo sintiendo un nudo en su estómago.

-Pues entonces entra, yo te llevo para allá. -Movió algunos papeles del asiento de copiloto para darle espacio a Louis de entrar mientras mantenía un cigarrillo en su boca. Inhalaba y sacaba el humo por su nariz con total facilidad, tenía gestos muy delicados, y sin embargo su rostro lucía como el de un chico duro.

Se quedó en silencio, observando el lugar hacia donde el chico apuntaba. No podía ser tan estúpido como para mandar su plan a la mierda por un desconocido. -Es que... creo que

El rizado interrumpió rodando los ojos. -Chico, ¿no has visto la hora? Es tarde, y ambos necesitamos llegar ahí. -Louis lo volvió a pensar, una vez más sentía su cabeza colapsar entre el debate de subirse al auto o no. No respondió-. Bien, entonces me voy. -Mencionó el chico desviando su mirada hacia la carretera, como si estuviera a punto de arrancar.

-Bien, voy contigo. -Abrió la puerta y entró al auto. Su corazón latía con fuerza y ni siquiera estaba seguro de lo que estaba haciendo. Lo tendría que intentar, de cualquier forma, ya no había vuelta atrás, y probablemente acababa de cometer el peor error de su vida.

-Entonces nos vamos. -El chico formó en sus labios una sonrisa cínica y arrancó el auto hacia la dirección indicada por Louis. No le había prestado nada de atención a éste, no se había tomado el tiempo de mirarlo, y tampoco le interesaba hacerlo. En su mente sólo mantenía algunos pensamientos relacionados con los negocios que su padre le había pedido que supervisara estando dentro de la academia. Sacaba el cigarrillo de su boca por algunos segundos y después lo volvía a meter. Su cuerpo no se encontraba a un 100% ese día, pues la noche anterior había estado en una fiesta hasta la madrugada.

Condujo en silencio, sin dejar de fumar y pronto sintió una mirada sobre él, el chico en el asiento de copiloto lo miraba constantemente intentando disimularlo.

Por otro lado Louis se sentía nervioso con la presencia de aquel misterioso chico rizado, que parecía no tener la más mínima intención en socializar con él. Era un buen momento, Louis sabía que tenía que hacer amigos en esa academia, y pensó que podía intentarlo justo en ese tiempo que conviviría con éste. -Soy Louis... -Le dijo con un tono de voz bajo provocado a su timidez.

Reaccionó al instante sacando el cigarrillo de su boca y mirándolo. -¿Perdón?

-Soy Louis. -Repitió esta vez dando un respiro profundo antes de hablar-. Supongo que seremos compañeros en clases.

Él elevó las cejas fingiendo interés y aceleró la velocidad. Su manera de conducir era demasiado arriesgada para la raza humana. -Ese es un nombre muy común.

Louis podía esperar cualquier respuesta menos esa. Intentó reír pensando que el chico trataba de hacer un chiste. -Sí, supongo. -Lucía demasiado incómodo. Esperó a que el chico rizado respondiera, pero éste no hizo otra cosa que mostrar un desinterés sin cuidado a su persona.

No lo miraba, no hacía ninguna pregunta, no trataba de romper con el momento incomodo que vivían, no hacía absolutamente nada más que inhalar a su cigarrillo y conducir a toda velocidad.

Tal vez haber abandonado su plan había sido el peor error que había cometido en mucho tiempo, pero ya no tenía otra opción, y por desgracia, tendría que aceptar cualquier cosa que se viniera en el futuro a causa de su estúpida idea de que ese chico podría ser su amigo.

Se sentía un poco ofendido y molesto, pero sabía que la gente con dinero siempre era igual de prepotente como se estaba mostrando ese rizado. Y tenía que aceptarlo.

Cruzaron unas cuantas palabras más donde Louis le indicaba hacia dónde ir para llegar hasta la academia y cuando por fin llegaron a ésta, el chico estacionó su auto en el primer lugar disponible que encontró, sin importarle que se tratara del estacionamiento para profesores, pues los alumnos no tenían permiso de llevar auto, ya que sólo podían salir de ahí los fines de semana.

Louis no quería lucir como un idiota, pero sabía que lo más probable era que el chico rizado no

hubiese leído eso en el reglamento y si no mencionaba nada lo metería en problemas. -No sé si alguien te dijo que no puedes traer automóvil a la academia. -Dijo y antes de terminar éste salió del coche cerrando la puerta tras él. Dio un suspiro, no podía comprender su actitud. Abrió la puerta de su lado y salió del auto de igual manera.

El rizado miraba la academia detenidamente desde su lugar. No había dejado de fumar ni por un momento. -Está linda.

Caminó hasta el chico y paró a su lado -¿Linda? A mi más bien me parece tenebrosa. -La academia era un lugar viejo pero muy lujoso, con pisos de mármol y paredes de cantera con muros de hasta 3 metros de altura. El clima era muy frio por estar situados en medio del bosque, y éste rodeaba el lugar por completo, cosa que provocaba oscuridad absoluta por las noches.

Dejó salir una risita y Louis se quedó impresionado con lo distinto que lucía su rostro cuando sonreía. -Bueno, gracias por ayudarme a llegar. Te debo una... - Intentó recordar su nombre pero no lo logró, le dio un golpecito en el hombro y comenzó a caminar hacia adentro de la academia.

-Oye, espera. ¿Realmente dejarás ahí tu auto?

Se detuvo, miró su auto y se encogió de hombros algo confundido. -¿Tiene algo de malo?

-No autos, está en las reglas.

Rió de nuevo, y Louis por algunos momentos pensó que se burlaba de él. -Vamos, chico. ¿Tengo cara de que me importa una mierda las reglas? No. -Elevó las manos como gesto de desinterés y entró por completo a la academia.

Se quedó boquiabierto, sintiéndose como el peor idiota del universo. Una vez más había cometido un error sin sentido. Estaba de vuelta en la academia, y ya había amanecido. Ya no tenía oportunidad de echarse para atrás, no había tiempo para ejecutar su patético plan de huida.

Dio un suspiro rendido y lo aceptó, tendría que estudiar en ese lugar al menos hasta que lograra convencer a sus padres de que lo dejaran irse.




ASK.FM/LARRYISINTHEAIR

TWITTER: LOUISANDHARRY_V

Cowell Academy. (Larry Stylinson)Where stories live. Discover now