• Capítulo 2.

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Eran las diez de la mañana cuando llamaron a la puerta de su casa, se levantó con pereza y caminó lentamente por las escaleras mientras restregaba sus ojos para ayudarles a adaptarse a la luz, no les tomó mucho tiempo, pues desde que Sehun y Hansol habían partido todo en la casa parecía haberse vuelto más oscuro. Se detuvo frente a la puerta y por un momento dudó en abrirla; la casa, en su soledad, ya era lo suficientemente fría como para dejar entrar el viento otoñal. Además, no tenía los ánimos para ver ni hablar con nadie.

El timbré sonó una vez más, ahora de una forma más insistente. Esta vez el molesto ruido venía acompañado de una voz conocida.


-¡Luhan, sé que estás ahí!- La voz de una exigente Yora sonó del otro lado de la madera, obligando a Luhan a abrir la puerta, resignado -¡Luhan! –Yora se lanzó sobre el rubio en cuanto lo vio.

-Hola, Yora –Luhan saludó con timidez.

-Por Dios, creí que nunca volvería a verte- exageró la pelinegra –Llevo tres semanas tocando con insistencia a tu timbre sin recibir respuesta alguna, te juro que en la parte trasera de mi camioneta traía un bate dispuesto a romper tu puerta si te atrevías a no volver a abrirme.

Luhan sonrió un poco por la exagerada explicación de la pelinegra, sin embargo, esta parecía hablar muy enserio.

-En fin, -la pelinegra suspiró -¿Te vas a ir así?

Luhan frunció el ceño confundido.

-¿Ir? ¿A dónde?



-Yora parece muy feliz -Luhan observaba a la pelinegra que corría como colegiada entre las tiendas del centro comercial.

Chanyeol lo miró y asintió.

-Le alegra bastante que hayas aceptado venir –dijo el más alto -.¿Sabes?, también me alegró de que hayas venido.

Luhan se volvió para mirarlo con una tenue sonrisa, sabía a lo que se refería Chanyeol. El tiempo parecía pasar tan lento, para Luhan era como si apenas el día anterior estuviese regresando de Las Vegas.

El pelinegro se acercó a Luhan y abrió la boca para hablar, pero justo en ese momento su celular sonó alertando una llamada. Chanyeol frunció los labios y hurgó en su bolsillo para encontrar su aparato. Cuando leyó el nombre que marcaba la pantalla una apenas leve sonrisa se formó en sus labios e hizo una seña con la mano en forma de disculpa para Luhan.

-¿Bueno...? –Luhan se quedó quieto, observando como el pelinegro se alejaba un poco para atender la llamada, parecía animado y sonreía divertido mientras hablaba con aquella persona del otro lado de la línea.

-¡Hey! ¡Luhan! –el rubio por fin apartó la mirada del pelinegro y se volvió para encontrarse con Yora, quién le sonreía con una amplia sonrisa desde fuera de una de las tantas tiendas que tenía aquel centro comercial. Con cautela se fue acercando a la pelinegra, hasta que divisó que la tienda donde se encontraba parada, en realidad era un salón de belleza.

Su ceño se frunció curioso mientras observaba a través de los cristales de la tienda a los estilistas dentro de ella, corriendo de un lado a otro, preocupándose por dejar lo más bellos posibles a sus clientes.

-¿Vas a hacerte un nuevo look? –preguntó curioso, Luhan a Yora.

La pelinegra soltó una alargada carcajada mientras echaba su cabeza hacia atrás y entonces se volvió a girar hacia el rubio, su sonrisa se amplió y como una niña pequeña viendo un dulce, se acerco a Luhan y sin decir más, tomó de su mano para adentrarlo a la tienda.

I'm sorry. I love you (HunHan 2° Temp)Where stories live. Discover now