Vikings Imagina. (Ubbe) #1 -Primera parte.

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Toda mi vida he vivido en la granja con mis padres y mi hermano. Cuando éramos pequeños solíamos jugar detrás de la granja con palos para usarlos como espadas.

Siempre he tenido dos cosas muy claras.

El mar es mi primer amor, todos los días lo veía, y todos los días soñaba con ver a dónde me podía llevar. Y lo más importante, siempre he querido ser una guerrera.

La vida en la granja no es para mi.

Mi padre me llama 'alma incontrolable', aunque mi madre cree que eso es un título demasiado fino y ella me llama 'cabezota'. A ella le preocupa que no encuentre a alguien con el que compartir mis días, pero a mi eso nunca me ha importado mucho.

Aunque ahora no estoy tan segura.

La primera vez que le vi sentí algo extraño. Era una mezcla de emoción y nervios. Según pasaron los días de preparación para la gran batalla, me di cuenta de que me había enamorado de Ubbe.

Junto con mi padre y hermano, nos habíamos unido al ejército de los hijos de Ragnar para vengar su muerte. Para muchos era un honor participar en esto, pero para mi era algo más.

Era mi momento de mostrarle a mi padre de lo capaz que era de luchar y defenderme. Al principio se negó, fueron unos días duros en los que reinaban las discusiones. Pero finalmente conseguí convencerle.

—Mi alma incontrolable, mi pequeña. —Oigo que me llama mi padre.

Me giro con una sonrisa. Sé que está nervioso, mañana es el gran día. Me acerco a él y le doy un abrazo. Me abraza con fuerza y después se aparta de mi.

—Padre. —Le saludo. — ¿Necesitas algo?

Él niega con la cabeza.

A mi derecha, a unos cuantos pasos de nosotros, está Ubbe. Por el rabillo del ojo veo que nos está mirando.

Mi hermano se acerca a nosotros y se sienta. Mi padre y yo le imitamos. Nos mira a los dos con detenimiento, como si quisiera que nunca se le olvidasen nuestras caras.

—Mañana es el día, puede que hoy sea la última vez que los tres nos veamos en vida. —Dice tranquilo. — Si alguno de nosotros muere, nos veremos en el Valhalla, de ello estoy seguro hijos míos.

Dejo de sonreír poco a poco. Se está despidiendo, no le voy a interrumpir, lo único que puedo hacer es memorizar su rostro, al igual que el de mi hermano.

Un par de horas después, nos vamos a dormir.

Al ver que no consigo pegar ojo, decido dar un pequeño paseo para despejar la mente.

—Alma incontrolable, ¿por qué te llama así?

Delante de mi tengo a Ubbe. Se coloca a mi lado y los dos caminamos el uno al lado del otro.

—Mi padre me llama alma incontrolable, mi madre cabezota. —Le contesto. — ¿Te sirve mi respuesta?

Ubbe sonríe.

—Hoy os he visto. —Dice. — A ti y a tu familia. —Aclara mirándome. — No te preocupes, yo te echaré un ojo para que no te pase nada.

—No necesito que nadie me vigile, sé cuidarme yo sola.

Los dos nos separamos, siendo esas las últimas palabras que nos dedicamos antes de la batalla. 

Sus palabras no me han molestado, pero quería dejarle claro que no necesito a nadie que esté detrás de mi para poder sobrevivir. 

A la mañana siguiente, llegamos al terreno donde la batalla va a ocurrir. A ambos lados tengo a mi padre y hermano. Delante de mi están los hijos de Ragnar. 

Evito mirar a Ubbe. Ayer le dejé con la palabra en la boca, y hoy hemos hecho contacto visual pero ninguno de los dos ha dicho nada. ¿Se habrá sentido ofendido?

La batalla comienza y con ella los choques de espadas, flechas volando y gente corriendo. Consigo defenderme perfectamente y acabo con la vida de varios enemigos. 

Sigo luchando hasta que mi camino se encuentra con el de Ubbe. Los dos luchamos codo con codo, hasta que veo que necesita ayuda. Me abalanzo sobre la segunda persona que le estaba atacando y cuando me alejo de él, me dedica un movimiento de cabeza. 

Después de eso, no vuelvo a verle. 

Al final de la batalla, encuentro a mi padre y a mi hermano dándose un abrazo con una sonrisa. Cuando me ven llegar, se acercan a mi con los brazos abiertos. 

—¡Hemos ganado! —Grita mi hermano, como muchos otros. 

Les abrazo a los dos sin poder evitar reír. Hemos ganado y los tres seguimos con vida. Consigo separarme de ellos unos instantes y busco a Ubbe. 

No veo ninguna cara conocida, y esto hace que me preocupe. Me aparto el pensamiento de la cabeza y continúo mi búsqueda. 

—¿Buscando a alguien? 

Me giro para encontrarme a Ubbe. Está cubierto de sangre seca, aunque no le culpo, yo también lo estoy. Tiene una sonrisa en la cara y cuando deja de apoyarse de la pared para acercarse a mi descruza los brazos. 

—Gracias por ayudarme en la batalla, he quedado algo mal. —Dice sin dejar de sonreír. 

—No creas. —Le contesto. — Tampoco luchas tan mal. 

Los dos nos sonreímos y empezamos a andar. 

Durante los días siguientes continuamos hablando y cada vez voy enamorándome más de él. No me atrevo a decirle nada, he decidido que me confesaré cuando lleguemos a Kattegat. Ahora no tiene sentido, quiero disfrutar de la victoria sin que este recuerdo se mezcle con mi confesión a Ubbe. Esto no quita que me insinúe y le tiré algún que otro halago. 

Dos semanas después, llegamos al puerto de Kattegat. Bajo después de mi hermano y busco con la mirada a Ubbe. Este es mi momento. 

No tardo en encontrarle pero lo que veo hace que deje de sonreír.

Ubbe abraza a una chica y la levanta del suelo girando sobre si mismo con ella en brazos. La vuelve a dejar en el suelo y la besa. 

Me siento confusa. Dolida. Enfadada. No con la chica, sino con Ubbe. En ningún momento la mencionó. En ningún momento rechazó mis insinuaciones.

He quedado como una tonta. 



¿Qué os parece este imagina? 

No me termina de convencer al 100% pero me gusta. 


I M A G I N A S. #2 [EDITANDO]Kde žijí příběhy. Začni objevovat