I M A G I N A S. #2 [EDITANDO]

The Originals Imagina. (Kol) #5

5. Te has dado cuenta de que lo que estás diciendo no tiene sentido, ¿no?

Cierro los ojos con fuerza. El dolor de cabeza es insoportable, y, cuando abro los ojos, la luz me ciega. Tardo un poco en levantarme de la cama y huir de la claridad. 

Cuando mis ojos se acostumbran a la luz de la habitación, observo la sala en la que estoy. Es poco espaciosa, hay una cama junto a una pequeña mesa. El ventanal tiene cortinas, pero no están echadas. 

Mi mirada se para en el espejo que hay al lado de la puerta. Está roto. 

Me llevo las manos a la cabeza, intentando recordar cómo llegué aquí o qué es lo que ha podido pasar. 

—Buenos días. 

Me giro lentamente para encontrarme con Kol. Junto a él camina una chica con el cabello pelirrojo. Kol cierra la puerta una vez los dos están dentro. 

—¿Dónde estoy? —Pregunto. 

Kol es tan amable de decirme donde estoy y qué es lo que ha pasado, aunque según se van desarrollando lo que me está contando le veo poco sentido. 

Intento concentrarme en lo que dice, pero cuando parpadeo veo imágenes que me recuerdan lo que pasó aquí anoche. Me apoyo en la pared. 

—Siento que murieras con mi sangre corriendo por tus venas. —Se disculpa. 

—Te has dado cuenta de que lo que estás diciendo no tiene sentido, ¿verdad? —Murmuro. 

Ante mi respuesta, Kol sonríe. Agarra a la chica del brazo y la acerca a mí. 

—Déjala en paz. —Le pido. 

—Silencio. —Me ordena. 

—¿Quién te has creído que eres? —Me quejo. 

Sin hacerme caso, Kol le da a la chica un trozo de espejo roto. 

—Clavátelo en el cuello. —Dice mirándola a los ojos. 

Horrorizada veo como la chica le hace caso. Ella se tambalea después de que el trozo de espejo le corte el cuello, del cual brota mucha sangre. 

Dejo de mirar a la chica para mirarle a él. Kol me observa, expectante. No tardo en volver a mirar a la chica. Es como si su sangre me llamase. 

—¿Lo sientes? —Pregunta. — Las ganas de saciar tu sed. 

Asiento, no dejando de mirar a la chica. Poco a poco me acerco a ella, y sin pensar mucho lo que estoy haciendo me agacho para ponerme a su altura. Acerco mi mano a su cuello y toco la sangre. 

—¿Por qué tengo tantas ganas de probar su sangre? —Susurro. 

—Se llama transición. 

—¿Y qué es eso? —Pregunto. 

—Si bebes su sangre, vivirás para siempre. —Explica. — Y si decides no hacerlo, morirás por segundo vez, pero está vez para siempre. 

—Haga lo que haga me quedo con un para siempre. —Digo mirándole. 

—Sí, podrías decir que sí. —Responde. — ¿Vas a beberte eso, o vas a malgastarlo?

Vuelvo a mirar a la chica. 

—Vivir para siempre es mucho tiempo. —Murmuro. — Veré morir a todas las personas que quiero. 

—Menos yo. 

—¿Desde cuándo piensas que me importas? —Me quejo. 

—No sé si te acuerdas, pero te confesaste antes de morir. 

—Oh. —Susurro acordándome. 

Recuerdo que al ver el cuchillo clavado en mi estomago, no pude evitar pensar que moriría y por eso decidí confesarle mi amor a Kol. Al fin y al cabo, morir acabé muriendo. Fue una metedura de pata confesarme, teniendo en cuenta que he vuelto de entre los muertos. 

—Está bien. —Susurro. — Quizás sea divertido vivir para siempre. 

Al notar el sabor de la sangre cierro los ojos. 

Si lo pensáis, es asqueroso, pero resulta que está rico.