Spiderman: Homecoming Imagina. #2

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Esta es la tercera parte de "Capitán América: Civil War Imagina. #1". 


Miro el traje que tengo delante. No había pensado volver a ponérmelo, pero usarlo y salir a la calle para evitar que delincuentes hagan de las suyas significa que podré congelar cosas, y para mi hermana es una justificación válida.

Llevo un mes sin hacer nada, y me estoy volviendo loca. Necesito usar mi don, sino, acabaré volviéndome loca. O peor, acabaré explotando como cuando congelé el instituto.

Antes de perder más el tiempo, me lo pongo y salto por la ventana. Las farolas que hay delante de mi ventana están fundidas, dejando la calle a oscuras. Esto me viene muy bien, ya que si alguien me viese tirarme por la ventana se preocuparía.

Cuando camino por las calles vacías, me doy cuenta de que puede que esta noche sea tranquila. Eso es hasta que oigo una alarma.

Corro siguiendo el sonido de la alarma, que me lleva hasta un banco. Dentro hay unos hombres disfrazados de los Vengadores, y detrás de ellos está Spiderman. Él se mueve varias veces hasta que finalmente opta por colocarse de una manera despreocupada.

Pongo los ojos en blanco ante esto, y después me acerco con sigilo. No oigo la conversación que están teniendo, pero en cuanto oigo los golpes, decido entrar.

—Vaya, vaya. —Digo mirando la escena.

Todos se giran para mirarme, incluido Spiderman. El de la máscara de Iron Man intenta darle un puñetazo, pero Spiderman lo para sin ningún problema.

—¿Qué haces aquí?

—¿Yo? —Pregunto mirando detrás de mí.

Los dos seguimos luchando contra los hombres hasta que les dejamos en el suelo.

—Sí, tú. —Se queja. — Este es mi territorio.

—¿Tu territorio? —Digo riéndome. — ¿Ahora las ciudades se dividen en territorios para cada vengador? —Pregunto en un tono burlón. — Ah, espera, que no eres uno de ellos.

—Ni tú tampoco. —Contesta. — Así que fuera de aquí.

—Yo nunca he pedido ser uno de ellos, de nada. —Me defiendo.

Uno de los hombres se levanta y consigue darle un empujón a Spiderman. Intenta salir corriendo, pero Spiderman le para con una tela de araña.

—¿Ves lo que haces? —Dice exasperado. — Estás incordiando, ¡vete!

—Incordiando, ¿yo? —Me quejo ofendida. — Niño inmaduro que no sabe hacer otra cosa más que lanzar telas de araña.

—¿Inmaduro? —Susurra. — Ese traje de dónde lo has sacado, ¿eh? —Pregunta. — La máscara entiendo que esté bien, es decir, te la dio el Capitán América, pero esos ropajes.... ¿De dónde los has sacado?

Ofendida ante sus palabras, le doy un puñetazo.

—Eres un maleducado. —Grito intentando darle otro puñetazo.

Spiderman me coge de la mano y la retuerce. Intento no quejarme, pero me resulta imposible cuando oigo un clack.

Ante mi grito, Spiderman me suelta.

—Lo siento, no intentaba.... —Se disculpa.

Me llevo la mano cerca del pecho, intentando calmar el dolor haciendo presión.

Los hombres enmascarados empiezan a levantarse, recobrando el sentido. Le congelo a uno de ellos los pies mientras que Spiderman se gira para atrapar a uno que estaba a punto de salir del banco.

Ante esta distracción, aprovecho para irme.

Cuando llego a casa, me quito la máscara y la tiro dentro del armario.

—Oh Dios mío, oh Dios mío. —Susurro mirándome la mano. — Me la ha roto, ay señor, que me la ha roto.

Mi puerta se abre de golpe, dejándome ver a mi hermana con cara de pocos amigos.

—Al menos cuando vuelvas de tus aventuras de súper-héroe, no hagas ruido, hay gente que mañana trabaja. —Me regaña. — Y, por cierto, ¿qué dijimos de cuando al día siguiente hay clase?

Ignoro su comentario mientras continúo andando de un lado a otro de la habitación. Me abrazo la mano, deseando que me deje de doler.

—Me ha roto la mano.

—Déjame ver. —Ordena.

Sin esperar a que le muestre la mano, ella tira de mi brazo y coge mi mano sin cuidado. La inspecciona detenidamente antes de moverla hacia los lados. Cuando lo hace, pienso que me voy a caer del mareo que me está causando el dolor.

—Es un esguince, exagerada. —Dice soltándome. — ¿Esta vez qué ha sido?

Decido no contestarla. Ella, al ver que no digo nada, se va de mi habitación. Vuelvo varios minutos después con un kit de emergencia. Aparta varios medicamentos hasta que encuentra las vendas.

Con más cuidado que antes, me venda la mano.

—A dormir, que mañana tienes clase. —Se despide.

Lili recoge las cosas y camina hacia la puerta. Observo como se para sujetando el pomo.

—Buenas noches. —Susurro.

—Que descanses. 

I M A G I N A S. #2 [EDITANDO]Where stories live. Discover now