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«¿Estoy enamorado de ti?

¿O estoy enamorado de la sensación?»

The Feeling – Justin Bieber feat. Halsey.



El día siguiente solo salí de mi habitación para la hora del almuerzo y la cena. Tenía demasiados deberes atrasados que hacer, además de que no tenía ganas de ver ni a mi madre ni a Jennifer.

Halley insistió en que saliéramos y que al día siguiente llegáramos más temprano a clases y le copiáramos los deberes a alguno de nuestros compañeros, pero me negué porque sabía que a) no iríamos más temprano de lo habitual a clases ni aunque nuestra vida dependiera de ello, y b) seguramente nuestros compañeros habían pasado de hacer la tarea de literatura al igual que nosotras. Eso era tan predecible como decir que el día siguiente no nevaría en Los Angeles porque, a fin de cuentas, ¿quién se pasa un fin de semana leyendo un libro para el colegio?

No era que no me gustara leer, pero sinceramente detestaba la obra que la profesora Edwards nos había dejado para leer —odiaba esa y cada una de las que nos ordenaba leer—: El Mercader de Venecia por William Shakespeare. Era como si todos los profesores pensaran que la literatura había muerto junto con Shakespeare... ¿acaso no se daban cuenta de lo mucho que lograban que los adolescentes aborrecieran a ese pobre hombre? No tenía nada en contra de él ni contra sus obras, pero prefería leer libros con capítulos y no actos en lugar de ellos.

Busqué resúmenes y comentarios respecto a la obra en mi ordenador. Leí atentamente varios sitios y luego de una hora tenía terminados mis deberes de Literatura. Un poco de trampilla no le hacía mal a nadie.

Luego continué con los deberes de álgebra —dado a que se me daban muy bien terminé demasiado rápido— y continué con Derecho, Francés y Economía. Alrededor de las siete de la tarde ya había terminado, pero aún tenía algo pendiente: el proyecto de Historia.

Will me había dicho el día anterior que me lo mandaría a mi correo. Todos teníamos los correos de nuestros compañeros de Historia debido a que la profesora al iniciar las clases nos ordenó que cada uno de nosotros llenáramos una hoja con nuestros nombres y cuentas de correo para luego fotocopiarlas y entregárnosla, por lo que no me sorprendí al ver un mensaje de Will en mi bandeja de entrada.

Literalmente Will había escrito diez páginas. No hubiera estado descontenta si pudiera imprimirlo y el asunto se acabara ahí, pero transcribir esas diez páginas no iba a ser nada divertido.

Sin quejarme me quedé el resto de la tarde en mi escritorio transcribiendo lo que Will me había enviado. Me sorprendí demasiado por su forma de redactar, la forma en la que unía cada acontecimiento y cómo ninguna falta de ortografía se hacía presente en el documento. Debía admitir que Will había hecho un gran trabajo y que yo no había ayudado en nada.

Terminé con mi parte del proyecto alrededor de las diez. Estaba realmente exhausta. Me prometí a mí misma no retrasar los deberes otra vez, aunque sabía que no lo cumpliría.

Me di un baño y luego me metí a la cama. Me alegraba estar demasiado exhausta mentalmente para no querer siquiera pensar en algo o alguien... Sobre todo, porque sabía claramente que ese alguien respondía al nombre de Will.


A la mañana siguiente me levante apenas escuché sonar el despertador. Me dirigí al baño y luego me vestí con un short de mezclilla y una camiseta color azul claro. Hacía demasiado calor, según mi despertador 42°C, y era insoportable a pesar del aire acondicionado. Me puse unas sandalias sencillas color negro y, tras coger mi mochila, salí de mi habitación esperando que el calor disminuyera al transcurrir el día.

SCARS Where stories live. Discover now