The Midnight Chronicles Trilogy

CLAN ALDER: Capítulo III

—¿Por qué dices eso? —preguntó Michelle—. No causas ningún disgusto.

—Las dos sabemos que nuestra relación de amistad no es bien vista para muchos de tu círculo social, Michelle—suspiró—. Recuerda que mi padre formó su fortuna en base a la tierra y su trabajo. No tenemos un título que respalde nuestro apellido. Seguimos siendo una familia de agricultores como muchos, solo que con más libras esterlinas. No somos bien recibidos en muchos círculos.

—Para mí eso no es relevante—Michelle la vio a los ojos—. La gente siempre va a hablar porque la escases de buena inversión del tiempo predomina en nuestra sociedad. La gente se enfoca en los errores de otros, para no enfocarse en su propia miserable vida—habló con firmeza mientras el ruido de la ciudad empezaba a escucharse ya ambas cerca de su destino—. Quiero estar contigo no por tu apellido o por tu dinero. Lo estoy porque disfruto de tu compañía, de tu conversación agradable y porque te quiero—Camila suspiró—. Te quiero mucho más de lo que alguna vez esta sociedad ya sean nobles o plebeyos alguna vez entenderán. Cada momento que paso contigo es especial y debo aprovecharlo porque mi momento de partida está muy cerca—los ojos marrones de Camila se llenaron de dolor.

—Cada vez que mencionas tu partida mi corazón muere un poco más—Michelle bajó la mirada a su regazo y vio sus manos entrelazadas con tristeza—. Sé que es lo que se espera de ambas, pero pensarlo hace que duela.

—Lo mismo sucede para mí ante el pensamiento de saberte comprometida cuando sea tu momento de debutar—ambas se vieron a los ojos.

—¿También lo sientes? —preguntó Camila y Michelle asintió acercándose un poco más a ella cubriendo su cercanía con la privacidad que les daba el coche. Sus frentes se pegaron como si sus cuerpos reclamaran la cercanía—. Te extrañé mucho—repitió Camila sintiendo como la respiración de Michelle se aceleraba un poco.

—Yo también te extrañé—respondió pasando la punta de su nariz sobre el rostro de Camila haciéndola reír—. Que me priven de tu compañía para mí es como la más cruel de las condenas. Saber que entre nosotras ya no existe una barrera para sentirnos—Michelle se separó un poco y alzó su mano entrelazada con la de Camila y ambas la observaron—. Aunque no entendamos a totalidad lo que nos pasa, sé que es algo especial. Lo siento dentro de mí—Michelle alzó la mano de Camila y le dio un suave beso sobre el dorso haciendo que Camila contuviera la respiración y la viera con ilusión—. En cinco días cuando sea mi partida te extrañaré mucho, pero prometo escribirte.

—No quiero hablar de algo que involucre el dolor de verte lejos, Michelle—murmuró Camila acercándose de nuevo a ella y pegando su frente—. Por favor te suplico que en estos cinco días no hablemos del dolor que vendrá pronto. Quiero disfrutar de tu compañía, leer libros y reír como lo hacemos en nuestro lugar. Eso quiero, Michelle. Quiero pensar que nuestro futuro es brillante y no sombrío debido a nuestros compromisos.

—Quizás lo sea—Michelle respiró hondo y alzó su mano acariciando la mejilla de Camila—. Quizás he encontrado una forma de poder vivir lo que sentimos sin miedo a lo que dicta una sociedad, pero necesitamos tiempo. Yo lo necesito para desarrollarlo.

—Tiempo es lo menos que tenemos—dijo Camila—. Te desposaras pronto, y solo pensar en que alguien más pueda...—Michelle puso un dedo sobre los labios de Camila impidiéndole hablar. Camila besó su dedo y Michelle sintió que el mundo era perfecto con sus labios rozando su piel.

—¿Confías en mí? —le preguntó Michelle y Camila asintió sin dudarlo—. Entonces debes creerme cuando te digo que encontraré la forma de estar contigo y cuando eso pase cumpliré la promesa.