Capítulo 2 | Una corazonada

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¿A dónde podré ir en esta gran ciudad?

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¿A dónde podré ir en esta gran ciudad?

Respuesta inmediata: No tengo la menor idea.

Esto de dar una vuelta en el parque central, no es suficiente con el montón de locales alrededor. Todos, son potenciales opciones que me invitan a gastar dinero.

Mi primera opción, podría ser una boutique. Algunos maniquís en el aparador, muestran el último grito de la moda en ropa para chicos.

—¿Decidiste a dónde ir? —pregunta Ernest tras estacionar la limusina.

—No lo sé, ¿Qué opinas de ese lugar? —señalo.

—La boutique Glitter, es un buen sitio, pero no lo recomendaría en este momento. Verás, tus padres encargaron un montón de ropa para ti, hace unos días.

—¿Hablas en serio? —cuestiono sorprendido.

—Sí, me enviaron a recoger unas quince bolsas con ropa completamente nueva.

—Vaya, esos dos hacen un buen equipo, aunque estén separados —suelto una breve risa—. Sí que se han tomado en serio lo del acuerdo.

—Mira Ryder, ¿Por qué no vas a la Torre de waffles? —señala Ernest ese establecimiento de comida, que en nada se parece a una torre.

—Me gustaría —miro el lugar—, pero la verdad no tengo mucha hambre ahora.

—¿Y te molestaría si yo voy? —lo pregunta mostrándose avergonzado—. Es que no he desayunado aún.

—¿Por qué me molestaría?

—Soy el chofer del señor Owen, debo seguir sus órdenes y las de toda su familia. Además, no tengo permitido interferir con itinerarios o planes.

—Ernest, tranquilo —palmeo su hombro—. No soy tan estricto como mi padre, ve a desayunar con calma. Yo me quedaré merodeando por aquí, e iré a buscarte cuando quiera ir a la mansión.

—Entendido —asiente—. Muchas gracias señor Owen… Quiero decir, Ryder.

Mi amigable chofer se va a desayunar, y yo nuevamente me pregunto a dónde podré ir.

En una esquina, puedo ver una tienda de regalos. Justo en la entrada de ese local, una chica recibe flores de quien parece ser su novio.

De inmediato descarto esa opción, solamente porque es triste recordar que nunca he tenido un novio. No entiendo por qué no he tenido suerte con todo eso del romance; tengo mi encanto, pero nadie parece verlo.

En la secundaria de Covell, yo era ese chico popular y atractivo en el equipo de fútbol… Sí, era ese quarterback en el que ningún chico se fijó. Y lo más triste, es que nunca he tenido una cita, mucho menos un beso.

No es agradable sentir que puedo ser el sueño de muchos, pero la realidad de pocos. Y empiezo a creer que no le agrado al destino, porque a mi puerta no ha llamado el amor.

Amor de QuarterbackDonde viven las historias. Descúbrelo ahora