Capítulo 15: El baile de máscaras.

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Y así fue, conforme fueron pasando los días y las noches de aquella semana, fue que el cartero entregaba presentes en el burdel.

El primer día llegaron lirios rojos, después un par de pendientes a juego con el collar, fragancias, dulces y hasta un canario del mismo tono que ella llego hasta su puerta. Y en cada uno de los obsequios solo había un mensaje "Buongiorno" palabra más que suficiente para saber su emisor.

Cada mañana era navidad para Anastasia. En cuanto sentía la campana de la puerta, salía corriendo, ya fuera escaleras abajo o recorría todo el burdel con tal de llegar primero que todos. Y cada noche, era un festival de abrazos y risas para el italiano. Era su propio paraíso y la gran incertidumbre de todo el resto.

Ni la mejor concubina del burdel, había sido receptoras de tantos obsequios como lo era Anastasia, ni había sido excepcionalmente solicitada noche a noche. Tanto Jean Poul como el resto de las chicas creían sospechosa la situación, más cuando se sumaban las miradas cómplices que traían Anastasia y el Italiano cada que se veían en el pueblo durante el día.

Lina desconfiaba completamente de Iero, algo en él no terminaba por convencerla. Nadie derrochaba tanto dinero sin un fin perverso. Y lo que más temía, era que una vez que la emoción terminara, fuera la chica quien pagara las consecuencias.

Jean Poul también sentía curiosidad por el comportamiento de ambos, sin embargo, si aquello lo proveía de dinero, no lo creía del todo malo.

En cuanto a Dayan y las chicas, una raíz de envidia comenzaba a crecer y eso solo se resumía en problemas.

─ ¡¿Cómo que ira al baile?! –aquella fue Cecile.

─ Lina la ha escogido, yo no tomé la decisión.

─ ¿Y por qué tiene que ser ella?

─ ¿Qué sucede, Cecile? ¿Querías ir? –se burló Anastasia—, no te preocupes, bailaré y beberé en tu nombre.

─ ¡Ni si quiera lo merece!

─ ¡Por favor! Es solo un baile, no quiero alborotos debido a esto.

─ ¡Es injusto, Jean Paul!

─ Es solo un favor a Lina, no lo tomen personal.

─ Últimamente le hacen muchos favores –ahora habló Dayan.

─ ¿Tú también? –preguntó su hermana.

─ Eres la única que tiene el mismo cliente noche a noche.

─ ¡Por favor! Todas somos la favorita de alguien.

─ Sí, pero el Gordete nos pide que no nos quedemos solo con una persona, así aumentamos la expectación del mismo cliente y nos hacemos favoritas de más personas.

─ Chicas, por favor, tranquilas –Lina había llegado a la mesa.

─ ¡¿Qué haces fuera de la cama, mujer?!

─ El grito de todas ha llegado hasta mi alcoba, solo serán unos minutos, déjame aclarar esto. Niñas, mi decisión se basa en que he visto los modales necesarios para la ocasión solamente en Annie, y por falta de fuerzas, no puedo entrenarlas en tan poco tiempo. Anastasia me ahorra esa complicación. No he querido ofenderlas.

─ Te recuerdo que la recogiste de la calle, Lina. No sé qué tan especial es.

─ ¡Dayan!

─ Lo siento hermanita, pero es cierto...al menos el resto llegamos acá de pie.

─ ¡Me parece increíble que tú te unas a ellas!

Compañera de media noche [Frank Iero]Where stories live. Discover now