Compañera de media noche [Frank Iero]

Capítulo 5: Rubí, el precioso diamante rojo.

Cuando Frank entregó los lienzos a tan hermosa señorita. Gerard sonreía tan solo con pensar en lo que seria su noche, en cuanto a Mikey, rezaba al cielo porque nadie lo hubiese visto acercarse a aquella mujer.

─ Que signorina más despistada.

─ Señorita —bufó Mikey.

─ ¿Por qué habla sí de ella señor Way?.

─ Nada interesante Frank, mejor apuremos el paso.

─ El caballo no se irá, si es lo que crees —dijo su hermano.

─ No, pero la hora del té se acerca y sabes como es mamá.

─ Está bien, entonces démonos prisa —apurando el paso.

Ya una vez dentro del carruaje...

─ ¿Tienes planes para esta noche? —preguntó Gerard a Frank.

─ En parte si, luego de tomar el té, me disponía a terminar mi libro.

─ ¿Qué estás leyendo Frank? —preguntó Mikey.

─ Viaje al centro de la tierra, de Julio Berne.

─ ¿Has leído 20.000 leguas de viaje submarino?.

─ Si, ya lo hice. Es molto buona.

─ Bueno, bueno —habló Gerard—, te tengo un panorama mejor.

─ Gerard —regañaba Mikey, pero su hermano hizo caso omiso a sus comentarios.

─ Mira, alrededor de las 20:00 horas, pasaré por su estancia. Y te mostraré un mejor panorama que leer un libro

─ ¿Dónde iremos?.

─ ¡Gerard, no lo molestes.

─ Mikey, cállate. Como si nunca hubieses ido.

─ ¿De qué están hablando?.

─ De lo que será esta noche mi querido amigo.

─ Sigo sin entender.

─ Lo que intento explicarte, es que esta noche, conocerás la cara oculta de París.

─ Hermano, déjalo, Frank está comprometido.

─ Mejor hermano querido —le guiñó un ojo—. Dime Frank, ¿que tal las compañeras en Italia?

─ ¿Qué compañeras?

─ ¿Nunca tuviste una?

─ Solo eh estado con Lizzy.

─ Jaja —rió—. Vez hermano, el chico no es tan santo.

─ Sigo sin entender.

─ Frank es simple, tú y tu novia ya han estado juntos. Sin dudas te divertirás esta noche.

─ Estamos juntos.

─ Si lo sé, pero no me refiero a eso.

─ Entonces explíquenme de que hablan.