Capítulo 5. Macho Alfa

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Aquel hombre estaba sentado en un tronco frente a nosotros fuera de la cabaña. Lorenzo había logrado calmar la situación. Su nombre era Kramer y su mirada era terrorífica, como si tuviera ganas de comerme vivo.

Lorenzo y yo seguíamos desnudos, parados juntos en el marco de la puerta. Yo seguía armado. Mi hombre tenía su brazo alrededor de mi cuello intentando que me sintiera más tranquilo y, de hecho, me hacía sentir menos nervioso y confundido. Yo simplemente no quería que nada, ni nadie acabara con la luna de miel y el romance que estábamos viviendo.

Macho alfa, la primera mordida a la presa... no podía dejar de pensar en lo que Kramer había dicho. ¿De qué estábamos hablando?¿Se trataría de un juego de rol?¿Me estarían jugando una broma de mal gusto?

Suspiré y fingí una sonrisa. También traté de sacar algún tema de conversación pero ninguno fue lo suficientemente bueno en mi cabeza como para intentar romper el hielo con ese hombre de aspecto peligroso. Dejaría que las cosas fluyeran ya que si alguien no entendía nada de aquella situación, ese era yo, y por consiguiente era yo el menos indicado para tratar de arreglarla.

—¿Ya te dijo qué es él en realidad? —me preguntó Kramer rompiendo el hielo por parte suya.

No supe que contestar. Me quedé callado. ¿Que tenía yo con Lorenzo? Apenas estábamos empezando algo en un lugar muy lejos de la realidad y que yo no sabía si terminaría funcionando o no, Lorenzo no tenía ningún deber de contarme todo sobre su vida. ¿Y qué podría ser tan grave?¿Que tenía familia? Ya yo sospechaba eso por la foto que había descubierto y aún después de eso seguí enamorándome de él. Allí donde estábamos esa mujer no estaba con él, quién estaba con él era yo y eso me era suficiente.

—Calla —le advirtió Lorenzo.

Kramer se echó a reír con ironía. Y luego, volvió a mirarme.

—¿Ya sabes lo que le hizo a su familia?¿La razón por la que está aquí? —continuó cuestionándome.

Yo seguía en silencio. Ni siquiera me importaba. ¿Que era tan grave?¿Le fue infiel a su mujer y por vergüenza terminó huyendo de ella, de su hijo y de su mundo? Gran cosa, no sería el primer hombre en hacer eso. De hecho, si tomaba en cuenta lo profundamente homosexual que ahora yo sabía que era Lorenzo, podía entender todo con claridad. Le había sido infiel a su mujer con un hombre, había sido descubierto y había tenido que huir de todos para que no lo lincharan. Gran cosa, no sería el primer homosexual que se hubiera visto obligado a huir. ¿Qué era Lorenzo? Un homosexual que le fue infiel a su mujer, nada grave.

Podía sentir la respiración agitada en el pecho peludo de Lorenzo apoyado en mi brazo. Ambos necesitábamos que se fuera aquel hombre.

—Entra a la cabaña —me ordenó Lorenzo y yo enseguida le hice caso.

Escuché a Kramer carcajearse cuando entré. ¿Que quería este hombre?¿Y qué buscaba, qué le importaba que me decía Lorenzo y que no me decía? Si era un homofóbico que nos quería matar se las iba a ver con mi excelente puntería de entrenamiento militar antes de que nos hiciera algún daño.

Me acosté en la cama tratando de calmarme, pero hasta que Kramer no se fuera no estaría tranquilo. Los escuché conversar en voz muy baja, traté de entender que estaban hablando pero me fue imposible. Yo continuaba con mi arma en la mano, estaba dispuesto a dispararle a aquel hombre si atacaba a Lorenzo. Escuché a Kramer volverse a carcajear y luego irse corriendo a velocidad, quizás demasiado rápido para ser humano.

Me sentí tranquilo cuando se fue. Sin embargo... macho alfa, la primera mordida a la presa. Aquellas dos frases seguían bailando en mi cabeza. Necesitaba que Lorenzo me explicara a que se refería Kramer con eso, que me explicara quién era ese hombre y la situación completa. ¿Era su ex pareja o un simple atosigador? Necesitaba que Lorenzo me explicara tantas cosas, pero me sentía con tan poco derecho para preguntar.

Cuando Lorenzo entró a la cabaña estaba tan pálido como si hubiera visto a un muerto.

—Hay cosas que tienes que saber —me dijo.

—No tienes que contarme nada —le dije yo.

—No podemos continuar juntos si no tenemos esta conversación.

Yo me puse de pie y me acerqué a él, lo besé, lo abracé y acaricié su cuerpo fornido y peludo. Sentí electricidad. Aún luego de semejante visita tan desagradable mi cuerpo reaccionaba al suyo y el suyo al mío. Comencé a masturbarlo. Él trató de oponerse al principio, supongo que necesitaba continuar con el tema, pero luego se dejó llevar y comenzó a masturbarme también a mí. No era momento de hablar. Nos masturbamos mutuamente allí de pie, abrazados y eyaculamos al mismo tiempo en los muslos del otro.

Luego me cargó y así, enrollado en su cuerpo me llevó hasta el río, donde nos pasamos el resto de la mañana nadando juntos y teniendo sexo una y otra vez, y de todas las formas y posiciones en que quisimos, metidos en el agua, en la orilla, contra un sauce, etc. Lo hice saber que si me contaba algo sobre su pasado sería porque él quería, sin que yo ni nadie lo presionara y él lo entendió.

MACHO BETA: SOLO EN EL PLENILUNIO [COMPLETA]Where stories live. Discover now