Capítulo 3

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Dos semanas, desde aquel día han pasado dos malditas semanas y ella no ha dado señales de vida.

-por lo menos envía un mensaje anónimo- dije haciendo el móvil a un lado.

Estaba en el club de arte. Al parecer los que deje entrar al club resultaron buenos estudiantes. Aunque algunas veces me sacan los mil demonios, demuestran que valen la pena.

-bueno, ya se acabó la clase, pueden irse- dije tomando las cosas y limpiando- eso sí, limpien lo que usaron, no sean unos cerdos.

Todos rieron un poco y comenzaron a limpiar. Al parecer mi actitud les daba miedo, pero aun así sonreían y la aceptaban.

-veo que no fue mala idea que fueras presidenta del club- dijo entrando.

-al menos me distraigo un poco con todo esto- dije guardando varias cosas en mi mochila.

- ¿participaras en la feria de arte?

- ¿debería?

-claro, tienes buenas pinturas.

-son solo tonterías, simplicidades.

-niña, quiero hacer tus simplicidades. Estas pinturas demuestran miles de sentimientos, que te hacen sentir de la misma manera a primera vista.

-puede usarlos si le gustan- dije tomando mi mochila- debo irme a almorzar.

Salí de allí y el llegar a la cafetería me senté donde normalmente lo hacía, al llegar a la mesa un par de almuerzos estaban allí. Tenían mi nombre y uno que otro mensajito.

-deberían dejar de hacer todo esto...

Al parecer después del incidente con aquel chico empezaron a notarme. Las chicas que creían que era un chico comenzaron a regalarme cosas. Yo simplemente las tomaba y las guardaba en casa.

Mamá preguntaba por toda esa comida, hasta el punto que ya le dio igual. Simplemente reía y decía que al menos eran deliciosas y no tenía que cocinar.

Bueno, es hora de comer...- dije algo triste. Al parecer Elisabeth había dejado un pequeño hueco en mi vida.

El día paso como siempre. Al final de clase dejé en orden los papeles con las actividades del club de arte y fui a casa.





***



- ¿aún ninguna noticia de ella?

-así es mamá.

- ¿te preocupa mucho?

-así parece...- dije un poco triste.

-debe haber pasado algo, tu solo espera, ella se comunicará contigo en algún momento.

-eso espero- dije recostándome en el asiento.

-por cierto- dijo deteniéndose en un semáforo- la semana que viene viajaremos- dijo sonriendo.

-creo que eso me ayudara a despejar la mente.

-eso espero, sobre tus pasaportes y otros documentos, debo esperar a que me digan en estos días que los recoja.

-genial.

-no sigas triste, las cosas mejoraran, ya verás.

El resto del camino fue silencioso. Ya en casa subí las escaleras y me lancé a mi cama para dormir. Necesitaba alejarme de la realidad y no pensar más. Al parecer mi cuerpo no ayudaba.

La Sobrina De HobiWhere stories live. Discover now