XII. Sentimientos que regresan

1.6K 190 51
                                    


Lynn

Actualidad


     Mis ojos se han fijado en los de Lysandro esperando una respuesta a la pregunta que le hice, respuesta que parece estar pensando demasiado. Cuando supe que decidió quedarse en el campo me encontré sorprendida, él muchas veces me había expresado cuánto le gustaba la ciudad y las razones por las cuáles había decidido instalarse con Leigh aquí.

—Sé que puede sonar raro, pero estoy bien allí —comenta, corriendo su vista hacia un costado. ¿Por qué no me lo dice mirándome a los ojos como hasta ahora? Supongo que en la tarde podremos hablar nuevamente de esto, ya debo apurarme a dormir un poco antes de ir al trabajo.

—Eso está bien —le digo—. Es hora de vaya a mi habitación, pero quedamos en vernos hoy a las quince, ¡no lo olvides!

—No lo haré.

—Gracias por el abrigo —se lo entrego.

—No fue nada —me dice, mientras lo agarra para colocárselo. Me mira esperando a que realice el primer movimiento, supongo que ninguno de los dos sabe si debemos despedirnos con las manos, con un beso en la mejilla o un pequeño abrazo. Opto por la primera, agito mi mano mientras me alejo.

—Buenas noches, Lysandro.

—Buenas noches —dice, respondiendo levemente con el mismo gesto.

Camino hasta el cuarto, no sé si Yeelen ya se habrá ido a dormir, la vi en el recital muy cerca del escenario, pero ya luego no supe más nada de ella. Abro la puerta lentamente y me dirijo al cuarto de baño, observo un poco mejor las camas y parece que mi compañera esta noche no vendrá. Procedo a desmaquillarme y me horrorizo al centrarme en el estado de mi rostro, ¿Lysandro me vio durante tanto tiempo con la máscara de pestañas diluida? ¿En verdad puedo estar tan ojerosa?

Me apuro y programo el despertador, necesito aunque sea dormir tres horas seguidas antes de ir al Cosy Bear, al acostarme en mi mente todo pasa como si se tratase de una película. Nunca creí volver a ver a Lysandro, menos en la forma que apareció frente a mí. Hoy fue un día de muchas emociones juntas y, aunque pensé que no sería posible, el sueño llega inevitablemente.


El sonido agudo e insoportable de la alarma me despierta, mi cuerpo se siente pesado como si hubiera cargado un elefante durante horas, pero me levanto. Si no quiero que Clemence me despida, debo salir de mi cuarto cuanto antes.

—Buen día, Lynn. ¿Cómo la pasaste ayer? —me saluda Hyun con su característico buen humor.

—Muy bien, casi no he dormido —confieso.

—Yo tampoco dormí demasiado —sonríe—, anoche en el recital quise saludarte, pero te vi bastante animada con algunos jovencitos —noto en sus ojos rastros de picardía, quiere tomarme el pelo por lo que él debe considerar mis "conquistas", aunque la primera claramente fue un fiasco y la segunda resultó ser mi ex.

—No fue para tanto —no quiero hablar del tema con él—. ¿Y a ti qué te pareció?

—Estuvo genial, suenan increíbles en vivo, vale la penar estar un poco agotado en el trabajo a cambio de ese tipo de shows.

Nuestra charla no continuó mucho más porque empezaron a llegar algunos clientes. Me pregunto si realmente Lysandro vendrá y podremos seguir hablando antes de que él vuelva para el campo, ¿lo de ayer no fue una ilusión, no? No siento que su personalidad haya cambiado tanto como pensé, sigue siendo amable y despistado, tal y como lo recuerdo. Cada vez que lo pienso me doy cuenta de lo mucho que quise a este hombre y no puedo negar que volver a verlo provoca que en mí se reaviven esos sentimientos, tampoco ayuda que lo encuentre incluso más atractivo que en el pasado. ¿Qué pensará el de mí? ¿Me notará muy cambiada?

Ya casi finaliza mi turno, estoy en la cocina terminando de lavar algunas tazas antes de irme cuando entra Hyun un poco preocupado.

—Oye, Lynn. Hay un chico raro en la entrada desde hace unos minutos y me parece que es el tipo con el que estabas anoche, ¿debería decirle que se retire?

Me dirijo hacia la puerta con miedo de que fuera el chico que me presentó Rosalya, todavía faltan diez minutos para que mi turno finalice y dudo que Lysandro sea capaz de llegar temprano. Para mi asombro lo veo, es él. Está con su móvil y siento como vibra el mío en mi bolsillo, seguramente me ha enviado en mensaje.

—No te preocupes, Hyun, es un —pienso qué palabra debo usar, ¿amigo? ¿Exnovio? ¿Conocido? Me decido por otra opción— compañero del instituto con el que me reencontré al final del concierto y arreglamos para vernos ahora cuando acabe el turno.

—Oh, entonces no lo hagas esperar. Ya que Clemence no está por aquí, puedes irte un poquito antes —me dice Hyun—. Además ya has terminado con todo. ¡Y no acepto un no como respuesta!

Supongo que no vale la pena discutir, me despido de mi compañero y voy hacia Lysandro, no sin antes mirar el mensaje que me envió.


"Buenas tardes, ojalá que no sea pesado el día de trabajo. Te espero en la entrada de la cafetería."


¿Cómo un mensaje tan serio puede hacer que mi corazón se estruje de ese modo? Se siente como en el pasado, cada vez que sonaba el móvil y era un mensaje de él, por dentro la felicidad me invadía y hasta el día más malo, podía volverse maravilloso con solo unas pocas palabras suyas.


 No quiero -ni debo- ilusionarme, él regresará al campo y yo tendré que seguir mi vida tal y como lo hice estos últimos años. Aunque creo que ya es tarde, estoy expectante por lo que puede llegar a pasar entre los dos.

Hay amores que el tiempo no borra | Lysandro & SucretteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora