25. "Determinación"

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Stiles, quien ahora caía en cuenta que no había visto desde que el partido había terminado.

Una especie de quejido ahogado salió de mi garganta antes de que tapara mi boca. Stiles no estaba. Jackson yacía inconsciente sin respirar, Stiles no estaba, y Gerard—Gerard había amenazado con matar a alguien si no le dábamos a Derek. Mataría a cualquiera de nosotros.

–Scott, oh, Dios, Scott—

–Ariel. Calma. No puedes perder el control. Hay mucha gente. Ariel, mírame –los susurros frenéticos de Scott no lograban mucho, y él tomó mi rostro entre sus manos para que lo mirara–. Stiles está bien. Quizá se ha ido hacia el instituto, quizá pasó algo con toda la conmoción, no lo sé, ¿Okey? pero tiene que estar bien. Seguro que está bien. Ahora, deja de enloquecer. Lo encontraremos.

Gracias al tacto de Scott fui capaz de sentir un poco de la seguridad que él sentía en esos instantes. Su mirada fija me obligaba prácticamente a que no comenzara a hiperventilar, y tomé una respiración profunda. No estaba funcionando, no lograba calmarme—pero tenía que hacerlo.

Luego de quince minutos de preguntar alrededor, buscar, y que el Sheriff hiciera llamados, continuábamos sin rastro de él. Ni siquiera yo comprendía cómo lograba no perder la cabeza, y mucho menos entendía cómo hacía Scott para mantenerse tan calmo. Todas las cosas que estaban cruzando por mi cabeza eran peores conforme los minutos pasaban.

Terminamos en el instituto, con el sheriff preguntando a los jugadores, y en cuanto quise ir con ellos a los vestuarios, me dijeron que quizá no sería buena idea. Lo comprendía—no estaba de humor para ver a veinte chicos cambiándose—pero no podría quedarme en el pasillo. No podía quedarme quieta, esperando. Así que en cuanto me quedé sola, salí disparada hacia fuera, ignorando la petición de Scott de que me quedara allí.

Había oído al Sheriff decir que el Jeep todavía estaba en el estacionamiento. Por más que sabía que Stiles no estaría escondido allí por alguna razón, recordaba perfectamente que la caja con mis cuchillos, sí. Y algo me decía que aquella noche no mejoraría. No con lo que Jackson se había hecho a sí mismo, ni con Stiles desaparecido. Si algo sucedía, no estaría indefensa.

Agradecí haber ido contra mis principios y haberme puesto jeans esa noche. Escondí dos de los cuchillos más pequeños en mis pantorrillas, dos en el cinturón de mis jeans, y me atreví a esconder uno bajo mi manga. Me puse encima una sudadera que Stiles se había dejado allí, lo que bastó para esconder la hoja de los cuchillos sobresaliendo de mi cinturón.

Al menos sentía un poco más de seguridad. No me importaba quién se había metido con Stiles, se arrepentiría de ello.

Regresé corriendo hacia los vestuarios, ignorando las miradas extrañas de la gente que todavía se hallaba por allí luego del partido. En los pasillos, al menos, ya no había nadie, y tampoco oía el barullo de los jugadores por allí. Hallé la puerta abierta del vestuario, encontrándome con Scott y Isaac. Sus expresiones tenían... un abismo de diferencia. De espaldas a mí había dos tipos, de quienes sólo reconocí a Derek. Me detuve, patinando sobre el suelo junto a Scott.

Mis jadeos por la carrera se transformaron en un grito.

Peter Hale me saludó con un alegre gesto de la mano.

Mi primer instinto fue tocar mi cuchillo escondido más próximo.

–Qué... tú estás... tú estás muerto. Qué mierda—

–Me siento bastante vivo por el momento. –Comentó con un tono completamente casual–. Todavía recuerdo los dos cuchillos que me lanzaste. Y los disparos. Tres disparos.

outlasted spirit ⋄ stiles stilinski // 2Where stories live. Discover now