Los días siguieron luego de aquella noche, pero todo había cambiado, y el mundo que era parte de estos dos chicos lo notaba por completo: YoonGi volvía a tener aquellos sueños desesperantes, en los que despertaba gritando de pánico, pidiendo ayuda a su madre quien iba de inmediato a su habitación e intentaba ayudarle a superar su crisis lo mejor que podía, pero ni ella era capaz de controlar aquellos temblores que llenaban su cuerpo; JiMin perdía su apetito, incluso la comida que era su favorita ya no tenía sabor alguno y el tragarla era más doloroso que placentero, pero tenía que ocultarlo de su mamá para no preocuparle en exceso, era una de las tantas promesas que se había puesto luego de lograr proteger al mayor.
En la universidad no fue distinto: Min había dejado de asistir a la clase de anatomía de Ji Eun, algo que la tenía más desesperada de lo que creía, se había quedado sin un apoyo necesario para ella, sin la persona en que confiaba para apoyarle en el proceso educativo de los chicos, y Park comenzaba a dejarse estar en sus calificaciones, compartía menos con JungKook porque el menor desaparecía de vez en cuando y no podía encontrarlo en ningún lado, su trabajo comenzaba a verse afectado ya que ninguno de los dos parecía contribuir a su progreso y si fallaban en aquello sabían que serían expulsados de la clase como había prometido la mujer cuando vio que sus alumnos no se estaban tomando en serio la realidad de la situación.
El equipo de natación fue el más afectado de todos; el capitán había dejado de presentarse a los entrenamientos, ya no demostraba interés alguno en guiarles a otra victoria en los regionales, y el reemplazo de JiMin, a pesar de ser recibido con brazos abiertos, no era capaz de ponerse a la altura del ex integrante, algo obvio para el entrenador. Debían entrenar con mayor exigencia, tratar de realmente mejorar como una unidad ¿Pero cómo podían hacerlo si aquel que los dirigía ya ni siquiera demostraba tener fe en ellos? ChangMin comenzaba a quedarse sin opciones, parecía que realmente tendría que luchar para que Park volviera y, de paso, YoonGi se animara a intentar aunque sea tocar el agua para salvarlos de la catástrofe que se aproximaba.
Luego de haber desaparecido de la vida social, YoonGi finalmente decidió asistir a aquella cena con SeokJin, no podía seguir dejándole plantado y necesitaba algún tipo de distracción en su día viernes. Se puso lo primero que encontró en su armario y, para su mala suerte, era la ropa que alguna vez le había regalado a JiMin y que recuperó de la biblioteca desde que supo el chico la había dejado con la recepcionista. Decidió usarlo, para demostrarse a sí mismo que había superado al muchacho, pero de sólo recordar aquella foto en la que pudo verlo sonreír sabía que no era así. Llegó al restaurante, y pudo ver a SeokJin con una teñida bastante formal: Un blazer color rosa pálido que destacaba su cabellera rubia y sus hombros anchos, con un pantalón de mezclilla negro y ajustado que resaltaba sus piernas trabajadas además de su altura.
Tomó asiento frente al chico sin siquiera saludarlo, se encontraba en ese lugar por simple compromiso que ya tenía con él pendiente hace mucho, con esto podría volver a aquella neutralidad que ahora abundaba en su vida y a la que comenzaba a acostumbrarse. Ordenó un café expreso, así no tendría que quedarse demasiado tiempo, era su esperanza, hasta que Jin ordenó una comida completa y todo su plan se vio arruinado.
- ¿En serio vas a comerte todo lo que pediste? ¿O simplemente lo haces para fastidiarme? - YoonGi, a pesar de la molestia, seguía expresando un tono completamente neutro, como si su visión hubiese perdido toda tonalidad - No tengo demasiado tiempo y lo sabes.
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•• Burbujas secretas •• YoonMin ••
Fanfiction«Fue en el momento que tomó de mi cintura en aquella piscina que supe me había enamorado del chico tatuado.» Jimin era un chico de dieciocho años que había sido seleccionado para integrar el equipo de natación de la Universidad de Seúl en el minuto...
