Me ha usado, me ha engañado, ha jugado conmigo y aun así la amo. ¿Quién es el tonto? ¡Maldita sea! ¡Me rehúso a pensar de Ji Ah de ese modo! Me rehúso a pensar que ella ha engañado. Ji Ah no es así. No. Lo sé mejor. 


Seguía en mi sitio mirando de frente cuando de repente la figura de Ji Ah apareció delante de mi. Ella se sorprendió. Abrió los ojos como platos y se quedó boquiabierta. 


—Ji-Ji Min —dijo asustada. 


¿Ella tiene miedo porque he escuchado su conversación con el tipo al que cambió Tae Hyung? ¿Tiene miedo porque he descubierto la verdad? ¿Que ella me ha engañado? Joder. Nunca me había sentido así de estúpido. 


—¿E-Estás... Llevas allí mucho tiempo? —preguntó con tartamudez. 


—¿Con quién hablabas? —pregunté serio.


—¿Cuánto has escuchado? 


—Suficiente —contesté y ella jadeó. Las lágrimas brillaron en sus ojos, pero puedo decir que ella está tratando de prevenirlo mordiendo su labio inferior. Ella no me contestó y agachó la cabeza.


Esperé enfadarme, que consiguiera cualquier emoción para gritarla y restregarle a la cara el dolor que siento ahora. Pero haga lo que haga no puedo enfadarme con ella. 


—Le engañaste —Mi pecho se contrajo al confirmar lo que había escuchado. Ella me miró con una  expresión en blanca. No quiero escuchar las cosas sobre como ha engañado y ha mentido ella pero no puedo evitar preguntar aunque sé que me voy a lastimar.


—¿Cuándo comenzó tu infidelidad? —pregunté. Le tomó mucho tiempo contestar.


—Ha-Hace cuatro meses —contestó y apreté la mandíbula. La miré, esperé que me dijera algo más pero no obtuve nada. Una burla dura escapó de mi boca seguida de risas vacías.


—Sí estás enamorada de alguien más, ¿por qué demonios sigues con él? —dije y ella no dijo ni una palabra— Si no estás enamorada nunca más, ¿por qué no rompiste con él enseguida? ¿Por qué tienes que usarme y pretender que le estás engañando conmigo cuando ya le estás engañando con otro? ¿Por qué tienes que usarme a mí? 


—Lo siento —dijo casi en un susurro. No quiero escuchar sus disculpas. Quiero saber razón por qué ella decidió pretender que está engañando a su novio conmigo.


—¡Joder! ¡Contesta a mi pregunta! —grité fuerte y ella se estremeció. Quería estrangular a alguien, pegar a alguien o lastimar a alguien y hacer que sienta el mismo dolor que siento. No, ella no. Nunca le haría daño a Ji Ah.


Ji Ah empezó a llorar. Mi corazón parecía estar rompiéndose por cada lágrima que cae de sus ojos. Mi enfado disminuyó lentamente escuchando sus silenciosos gemidos. 


 —Ya no quiero, Ji Min —dijo Ji Ah agitando la cabeza, llorando por cada palabra que decía.  

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