36.

3.9K 312 25
                                    

LO QUE INSPIRAS

• • •


12 de febrero, 2005.


Alisé la falda de mi vestido mientras tomaba una fuerte respiración, llevaba al menos una semana mentalizándome de este momento y solo podía pensar en el hecho de que hoy podría verme frente al espejo y vería reflejados muchos sueños ahí mismo.

Mi silueta marcada, por un bonito vestido de color crema me emocionaba. Mis ojos azules estaban llorosos por todas las emociones que tenía por verme justo así ahora. Y no sabía con exactitud las cosas que pudieran venir después, pero justo ahora sin importar nada estaba segura de lo que quería para mí. Muchas cosas en mi pasado habían marcado mi presente, ahora entendía cuando me decían que tenía que dejarlo ir todo para poder comenzar de nuevo y ser feliz.

Tal vez no volveré a ser la misma chica de antes, jamás sucederá eso porque una parte muy importante de mi vida murió con Gerard, pero sé que esa parte renació cuando llegó Alec a mi vida.

—Ese vestido oculta cualquier cosa —dijo Josette, tomando el tocado dorado entre sus manos y sonriendo. Tenía una sonrisa radiante y junto a ese vestido dorado se veía hermosa también. Solo esperaba que Dave no tardara demasiado tiempo en darle el anillo que le ayudé a elegir.

Fruncí el ceño y sonreí.

—No ha pasado tanto tiempo, apenas estoy en la doceava semana.

—Bueno, no tienes quince como yo, pero...

—¿Cuándo se lo dirás? —pregunté.

Ella frunció los labios y una lágrima cayó por su mejilla.

—Pronto. Aun no encuentro cómo decírselo sin que sea una bomba. Él está muy estresado por todo lo que está sucediendo con Lilia.

Asentí. No estaba muy segura de todo lo que estaba atravesando ella en esos momentos pero me podía imaginar un poco todo lo que Dave sentía respecto a su hija y cómo lo había tomado desde un principio. Cuando Lilia tocó la cama de un hospital por primera vez en toda su vida solo fue para que le dijeran a mi hermano lo que estaba temiendo desde el primer segundo de vida de la pequeña.

Está enferma —me lloró. No pude hacer mucho cuando me dijo que el doctor le había confirmado que justamente Lilia había heredado el mismo síndrome que mató a Hannah.

Sostener a Dave mientras lloraba como niño pequeño fue lo más difícil de mi vida porque verlo sufrir me hacía sufrir a mí también.

Es como si aun pudiera sentir su presencia, aun podía sentir que estaba aquí conmigo porque una parte muy importante de ella y mía estaba aun viva, pero podía ser que eso también se fuera... Ahora sí perdería todo lo que me quedaba de ella.

Una lágrima salió por mi mejilla al recordar las palabras de Dave. Sus ojos llorosos y su nariz roja, sus manos fuertes sosteniéndome con fuerza porque aun no podía aceptar la idea de saber que su hija estaba en el hilo más delgado, en un hilo que solo ella sabría sostenerse.

Josette se aferró a su vientre un poco abultado debajo de ese vestido holgado que para nada demostraba un embarazo, sus ojos azules siempre se llenaban de lágrimas siempre que recordaba las cosas que estaban alrededor de su vida.

—Lilia tiene mucho por vivir —dije, ella asintió—. Su enfermedad le permite vivir muchos años, aun podemos verla ser una niña normal.

—La amo tanto como si hubiera salido de mi vientre —confesó—. Y me duele tanto, que una parte egoísta de mí quiere que ella me llame mamá.

Sueños rotos [COMPLETA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora