32.

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TODO LO QUE SOY

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—Mi hija se va a casar —repitió papá. O bueno, eso ya lo había dicho al menos una diez veces antes de mirarme—. ¿Evans? ¿Serás una Evans?

—No tiene nada de malo, papá...

—¡Su apellido es Evans!

—Vamos, Prescott, sabes que estoy aquí presente —dijo el señor Evans mientras sostenía muy calmado una copa de vino tinto que él mismo había traído para celebrar el reciente compromiso.

—Primero tu hijo mayor casándose con Josselyne, luego tu otro hijo con mi hija, mi princesa, ¿es que acaso te quieres vengar por lo que te hacíamos en la escuela?

Miré a Alec con diversión mientras veía a mi papá discutir con el señor Matthew. Ambos estábamos tomados de la mano mientras mi familia estaba reunida, claro, habíamos invitado a la familia de Alec porque era momento de decirlo frente a todos, sobre todo teniendo en cuenta que aquí mismo daríamos la fecha exacta de nuestra boda.

—Te recuerdo que te robaste a mi hija, Prescott —gruñó el abuelo mientras extendía su copa para que el señor Evans le sirviera de nuevo—. Me agradas, Evans.

—¡Mi suegro me traiciona! ¡Genial!

Solté una risa.

—Papá, deja el drama. Sabes que Alec no me está robando o algo parecido, solo queremos hacer las cosas bien.

—No te embarazó ¿cierto?

Me atraganté con mi propia saliva. Comencé a toser con fuerza mientras mi novio me daba golpes en la espalda para recomponerme.

—¡Claro que no! —alegué—. No lo asuman.

—No creo que Alec sea tan valiente como para embarazar a mi hermanita —comentó Dave llegando, traía en sus manos la misma copa y le tomó un sorbo—. Emma no tiene la edad para casarse aun.

—Voy a cumplir veinticuatro, Dave.

—Exacto, papá siempre dijo que tú te casarías hasta los cuarenta años.

Papá asintió con suficiencia mientras chocaba esos puños con su hijo mayor. No pude evitar rodar los ojos por eso, pero también me hacía sonreír porque papá actuaba tan natural como si nada de esto pasara, como si en realidad su enfermedad con existiera. Él hacía esto por todos, sabía que era tan bueno que no quería opacar la felicidad de nadie con su enfermedad. Lo entendía, porque a los pocos meses de la muerte de Gerard tenía que decir que me encontraba bien a pesar de estar muriendo por dentro, yo no quería que nadie más se preocupara por mí y que nadie se detuviera solo porque yo me había dado muy fuerte contra la realidad y me quedé estancada.

—Señor Prescott —habló Alec—. En serio, esta reunión familiar no es solamente para celebrar o algo por el estilo. Puede que no se me vea ninguna pizca de romanticismo encima, pero en serio amo a su hija. Me paro frente a usted y le pido de la manera más amable, junto a su esposa y claro, con mi padre presente a que nos den la bendición de casarnos.

»Sé que tal vez no he sido el mejor yerno, tal vez el día de su cumpleaños no le traje el pastel que a usted le gustaba, y cuando comencé a salir con Emma la traía un poco tarde. Pero eso no me va a detener, yo en serio quiero que todos estén de acuerdo en que quiero pasar el resto de mis días al lado de su hija. Y si el problema es que su apellido sea Evans... Lo lamento, no es mi culpa ser hijo de mi padre.

El señor Evans entrecerró los ojos hacia su hijo.

—Hijo traidor.

Alec se encogió de hombros.

Sueños rotos [COMPLETA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora