Capítulo 10: La Lista de las Discotecas

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Estuve rastreando a Drake Lovren desde ese día de la cena, logré colocarle un rastreador y así poder seguirle los movimientos. No le conté a nadie sobre Drake, no quería que Natalie se enterara y me lo arrebatara para dárselo a mi padre. Tampoco quería que mis amigos interfirieran, eso a veces sale mal.

Ya era viernes a la noche, mi mamá se había ido a trabajar y afuera había empezado a nevar desde hacía ya algunas horas. Miraba la nieve desde la ventana de mi habitación, a veces observaba a los vecinos, sus vidas parecían tan normales y aburridas. Me había puesto a leer un libro de la escuela, mejor no alterar mis notas con esto de Erikson o Natalie no tardaría nada en descubrirme. Escuché que alguien tocaba la puerta de mi casa, eso no suele pasar. Miré el reloj, eran casi las nueve de la noche. Salí de mi habitación y bajé las escaleras para abrir la puerta. Me encontré con alguien de baja estatura, tapado por completo y cubierto de nieve.

—¿Me puedo quedar contigo?—preguntó. Reconocí esa voz inocentona de inmediato. Tim se destapó la cara y un manto de nieve cayó de la capucha de su abrigo—Me quedé encerrado en la calle y no tengo a donde más ir. Mis padres no vuelven hasta dentro de dos horas—explicó tiritando.

—No—cerré la puerta de la entrada dejándolo afuera. Estaba ocupado, no era su niñera. Iba a volver a subir las escaleras; pero algo me dio un remordimiento por dejarlo en la calle. Miré hacia el techo con las palmas extendidas y me volví para abrirle la puerta. Tim estaba sentado sobre la acera y cuando escuchó que abrí la puerta, volteó esperanzado—Pasa—espeté. Él entró corriendo y dejando un rastro nieve por donde pasaba.

Lo hice sentar en la cocina y le serví un vaso de chocolate caliente antes de que se me muriera de una hipotermia.

—Gracias—dijo Tim mientras se terminaba de tomar el chocolate. Tenía toda la boca manchada de espuma.

—Límpiate la boca—le dije mientras revisaba los pasos de Drake Lovren desde mi teléfono.

Hacía horas que estaba en el mismo punto de su habitación sin moverse. Pero ahora se estaba moviendo, había salido de su casa. Cada vez se movía más rápido, se dirigía a la ciudad. Era mi oportunidad para irrumpir en su habitación. Hannah me dijo que Drake siempre la cerraba con llave, no dejaba que nadie jamás entrara ni siquiera estando él ahí. Ella siempre se reía diciendo que de seguro es porque está llena de condones o revistas eróticas. Pues yo no creo que sea sólo eso.

Subí corriendo a mi habitación, tomé mi abrigo y abrí el estuche de mi saxofón, donde tenía guardado todos mis elementos espía. Tomé lo que necesitaba y volví a la cocina.

—Tengo que salir—le dije a Tim—No te muevas de aquí, vuelvo en menos de una hora. Haz tarea o mira televisión...no sé.

—¿A dónde vas?

—Tengo que hacer algo importante—respondí mientras caminaba hacia la puerta.

—¿Puedo acompañarte?—preguntó feliz. Me detuve en seco.

—No, quédate aquí—volví a responder. Me quedaban dos segundos de paciencia con este crío.

—¿Es una misión?—preguntó emocionado. Lo miré negando con la cabeza—Entonces ¿Por qué llevas un cuchillo?—señaló mi abrigo.

Rodé los ojos y lancé un suspiro. Este niño es insoportable.

—Hagamos una cosa—me acerqué a él—Yo te llevo y tú no dices nada sobre lo que pasó esta noche. A nadie—aclaré. Tim me miró sonriente y asintió con su cabeza.

Al salir de la casa, me metí en el garaje, que prácticamente estaba abandonado porque Patrick se llevó el auto cuando se fue y mi mamá no era muy apta para conducir que digamos, así que no teníamos auto. Al entrar al garaje, nos encontramos con una figura recubierta con un nylon negro. Saqué el plástico y me encontré con una moto deportiva negra y brillosa.

JacksonWhere stories live. Discover now