Casi fue así; ella subió y yo estaba a punto de llegar, pero lo encendió y simplemente arrancó al estilo Fast and Furious.

- ¡Muy madura! - Grité mientras se alejaba arrollando el contenedor de basura del vecino.

Suspiré derrotada y regresé a la casa pensando en lo absurdo que era todo esto. Yo sintiendo algo por alguien que probablemente nunca en la vida correspondería a ese sentimiento.

¿Cómo iba a si quiera a pensar que Jade West sintiera algo parecido a la simpatía por alguien como yo?

Pero si no era así, ¿Por qué me besó? ¿Por qué vino hasta mi casa, estando igual o peor que yo solo para asegurarse que yo estaba bien? ¿Por qué de pronto parece que le agrado y al siguiente segundo pareciera que le doy igual?

Sin darme cuenta, Jade me había hecho sentir increíblemente bien y luego totalmente molesta en un mismo día.

Entré de nuevo a la casa y me percaté de que Trina estaba en la cocina mirándome con un signo de pregunta casi literal en su rostro.

- ¿Quieres explicarme lo que acaba de pasar? -

- No - Dije pasando de largo hasta las escaleras.

- Pero... Jade salió corriendo de tu... -

- ¡Si, ya sé lo que pasó Trina! - La miré con enojo - Sólo déjame subir y morirme en paz -

No dijo nada más, por suerte y yo simplemente me fui a mi habitación. Como si meterme debajo de mis sábanas fuera a darme la solución.

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El fin de semana pasó rápido, estaba totalmente recuperada y preparada  para el lunes. Aunque,  no lo suficiente para estar a las siete de la mañana en la escuela, nunca estaba totalmente preparada para eso.

Por lo general el café ayudaba, pero esta vez ni siquiera había tenido tiempo de pasar por uno antes de mi primera clase. Era curioso, pero de unos días para acá estaba desconcentrada y se me hacía tarde.

Ya no iba a negarlo, sabía que todo tenía que ver con la chica pelinegra de ojos verdes. Habría sido estúpido negarlo después de haber pasado todo el fin de semana pensando en ella.

Como fuera, estaba molesta. Había huido y no me había mandado ni un sólo mensaje después de eso.

Corrí hacia mi casillero y después a la clase de Sikowitz a la que ya iba cinco minutos tarde. Toqué la puerta asomando mi cabeza.

- ¡Ah! ¡La chica Vega! - Exclamó el profesor con alegría en cuanto me vio - Pasa, pasa - Dijo rápidamente.

- Lamento llegar tarde - Dije entrando y tomando asiento al lado de Beck. Era el único que quedaba y de cualquier forma lo habría elegido sólo para molestar a Jade.

Sé que es inmaduro, pero ella se había ido corriendo de mi casa. Creo que lo merecía.

- Laméntalo luego, ahora sigamos con la clase - Respondió el profesor.

- Que bueno verte por aquí - Beck me susurró sonriente y luego estiró su mano con un gran vaso de café hacia mí.

- Eres el mejor... - Le susurré de vuelta aceptando su obsequio.

Sentí una mirada profunda sobre nosotros. Sabía perfectamente de quien era, así que ni siquiera me molesté en mirarla de vuelta, aunque moría por ello.

Saltamos de clase en clase hasta la hora del almuerzo en la que los chicos decidieron que la pasaríamos descansando en uno de los salones de teatro dónde nos gustaba reunirnos de vez en cuando. Era amplio, silencioso y era agradable acomodarnos a nuestras anchas en el escenario, usándonos unos a otros como almohadas.

La cita - JoriWhere stories live. Discover now