Empezar de nuevo

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Uno de los principales problemas de viajar lejos de las tierras del Feudal era la lejanía, caminaba una distancia magnifica para llegar a la aldea de Konoha. Planeaba llegar al amanecer, pero al acelerar el paso su llegada fue más prematura, solo esperaba que el Hokage fuera informado a tiempo de su llegada, aunque no era necesario dado su rango. Estaba llegando justo a la entrada, cuando vio a la lejanía una melena rosácea. Se acerco curioso, por aquella singular cabellera y se detuvo frente de ella. Era magnifica, no había forma de describirla sin quedar maravillado. Tenia sus pequeñas manos juntas como si estuviera rezando, sus mejillas con un tono parecido a las cerezas adornaban la porcelana de su piel y sus labios levemente regordetes lucían deliciosos. Cuando abrió los ojos, unas esmeraldas demasiado grandes, enmarcadas por unas densas pestañas lo miraban sorprendida.

-Hola -dijo tratando de no asustarla- ¿Qué haces fuera de la aldea a esta hora?

-No vi la hora -se levanto intentando alejarse- Lo siento.

-Espera -la detuvo sosteniendo su brazo- Soy Daiki Huraku ¿Como te llamas?

-Sakura Haruno. -dijo sonrojandose-

-Permíteme acompañarte, no es hora para que estes sola.

-Bien -dijo caminando a su lado frotando sus brazos- Gracias.

-Hace mucho frío -coloco su chaqueta en sus hombros- ¿A que te dedicas?

-Gracias -dijo disfrutando del calor de la prenda- Soy ninja médico ¿y tu?

-Tengo algunos negocios. -sonrió- ¿Que hacías sola en el bosque?

-Estaba pensando -lo miro analizando- ¿Tu que hacías?

-Tenia que hacer un viaje a esta aldea-la miro sosteniendo un mechón rosado- Me llamo la atención tu cabello es muy bonito.

-Gracias. -se sonrojó y señalo su departamento- Vivo en esa casa.

-Entonces si ya estas segura -extendió su mano- Fue un placer conocerte, Sakura.

-Igual -correspondió a su mano- Nos vemos.

Sakura entro a su casa, tan fría y sola como siempre. Estuvo demasiado distraída en ese bosque, todo el día en esa banca pensando en su futuro. Empezó su rutina de siempre, tetera y sake, una bañera y una mente abrumada. Cuando se dirigió al baño sintió la chaqueta en sus hombros. Maldición había olvidado entregarla a ese hombre de ojos grises. Se recostó en la bañera y cerró los ojos. Nunca lo había visto en la aldea, suponía que era uno de esos forasteros de paso. Huraku, el apellido le parecía conocido.

-Tengo que seguir con mi vida. -susurró mirando sus pies en la bañera- Olvidar que el estuvo en mi vida, decirlo es tan fácil, pero ¿hacerlo?.

La tetera, el sake. Una noche más.

La mañana siguiente, Sakura tenia pocos pacientes, significaba que no tenia con que mantener su mente ocupada con algún libro o investigaciones que la alejaran de su realidad . Se levanto de su incomoda silla y empezó a estirar su cuerpo, se alejo a la ventana y vio a los aldeanos pasear en parejas, pudo ver a lo lejos a Hinata comprando algunas flores, ella irradiaba felicidad igual que sus compañeras, menos ella.

-Doctora Sakura un joven la busca -la recepcionista entro distrayéndola- ¿Lo dejo pasar?

-Si esta bien -se acerco a la puerta- Gracias.

-Hola Sakura Haruno -dijo ese hombre de la noche anterior- ¿Como estas?

-Muy bien, siéntate en la camilla -lo dirigió entrando en su modo profesional- ¿Que te duele?

Promesas (Sasusaku)Dove le storie prendono vita. Scoprilo ora