Siete.

227 42 4
                                    


No sé en qué momento comenzó a llover, pero las frías gotas de lluvia de Edimburgo abofetearon mi rostro justo cuando no podía correr más y me senté en la entrada de una casa.

¡Ellos me odiaban! ¡Me odiaban!

Me comenzaba a sentir mejor al imaginarme dentro de un taxi amarillo, de vuelta en mi ciudad, buscando a mis amigos, a mis... Sentí como si una bala de plomo me atravesara al recordar lo que vi en mi perfil. "¡Asesina!", "¿Por qué no te entregas a la policía?". ¡No!, ¡no!, ¡no! Ellos creían que lo había matado, pero yo no iba conduciendo. Creo que las ideas eran tan fuertes que comenzaron a salir por mis ojos, se confundían con los chorros de agua que ahora escurrían desde la punta de mi cabeza, así que no me sentí tan mal cuando Gwynaeth llegó corriendo y se detuvo al verme.

— Lin...

— No digas nada. —Me miró un momento y después se sentó a mi lado.

— Vamos a mi casa.

El camino de regreso a la plaza y luego a la parada del autobús se me hizo mucho más corto. Vaya que había recorrido varias cuadras, ¿pero cómo no hacerlo? Necesitaba respuestas, pero por alguna razón la voz se me había ido y no podía negarme cuando la pelirroja me subió con ella en el autobús rumbo a su casa.

Lloré todo el camino. No creo que haya sido por el engaño, no, ya estaba acostumbrada a eso. Pero el hecho de que yo no tenía salida de Escocia, porque en Nueva York todo mundo me odiaba, me hacía sentir como un pedazo de basura. Una inservible basura que había sido enviada a otro continente para eliminar las molestias que causaba. ¡Bah! ¡No me importa! Si yo no les importaba a ellos, ¿por qué ellos tendrían que importarme a mí? Y con "ellos" me refería a TODOS. A Blaire, a los zombis, a los indómitos... ¡A todos!

El camino para la casa de Gwynaeth era muy similar al de la casa de la anciana y no me sorprendía para nada percatarme de que ella también vivía a un lado de la carretera sin absolutamente nada alrededor más que verde. En realidad era mucho más grande que la de Aileen, con un estilo americano, aunque algo más humilde. Entramos por la cocina y Gwynaeth me presentó a su madre, luego subimos a su cuarto y ella se metió a duchar.

Me senté sobre el piso de aquel cuartito, quería llorar un poco más, pero mi atención se vio fijada en todas las cosas que había en la habitación. 

Casi todo era color lila, desorganizado y brillante, lucían las manualidades por doquier; cortinas confeccionadas a mano, tablones armados y marcos reciclados. En uno de ellos, hecho con una lata de Coca-Cola, yacía la foto de una pequeña niña pelirroja que abrazaba a la mujer que acababa de conocer y a un hombre. También estaban pegadas en la pared fotografías de animales, posiblemente sacadas de una revista de National Geographic, y un globo terráqueo con tachuelas enterradas en él.

—¿Quieres ducharte? —El sonido de la puerta del baño me sobresaltó y, aunque me dio un poco de envidia su ropa seca, le dije que no. Ella asintió y se colocó el mismo prendedor de insecto que tenía el primer día que la conocí—. Mamá ya llamó a tu abuela.

—No quiero verla. —Mi voz se quebró un segundo al recordar todo lo que había pasado.

—Lindsay, hay cosas algo difíciles de entender.

—Es extraño —comenté cambiando de tema—, por la forma en la que hablabas de ellos creí que habían muerto —le señalé la foto del marco de Coca-Cola.

—No, no es así —contestó sonriendo.

—¿Se divorciaron?

—No.

—¿Entonces? —ella suspiró y tomó la foto entre sus manos.

—Mi padre es fotógrafo y camarógrafo para National Geographic. Se fue a trabajar en un proyecto en África, pero volverá pronto por mí, en su helicóptero.

—¿Qué? ¿Por qué tiene un helicóptero?

—No es realmente suyo, pero es que también es piloto.

—¿En serio? —Esa chica creía que yo había nacido ayer.

—Sí, cuando venga iremos a Disneylandia.

—¿Hace cuánto se fue?

—Cinco años —respondió y no pude evitar soltar una risa.

—Supongo que te ha enviado muchos emails.

—No hay internet en donde está.

—¿Qué me dices de cartas?

—Ninguna. Pero lo entiendo... está ocupado.

Por un momento abrí la boca con ganas de decir algo, pero la situación era tan extraña que decidí reírme y colocar la foto en su lugar.

—¿Qué tal va tu teléfono? —preguntó tratando de desviar la atención.

—No lo he probado. —Ella sonrió y luego se sentó en su cama.

—¿Te das cuenta?

—¿De qué?

—Es la primera vez que hablamos de verdad.

La miré un segundo y después me senté de nuevo en el suelo.

—Bueno, eso es cierto.

—Oye... dame tu celular. —Dudé un momento, pero poco a poco lo saqué de mi mochila.

Ella lo tomó y rebuscó en sus cajones hasta sacar un trapito y una botella de alcohol, no del tipo que yo hubiera querido. Deslizó la tapa, y con el trapo mojado en alcohol, comenzó a tallar las marcas de plumón permanente.

—¿Sabes quién lo hizo?

—No importa. Todos en mi escuela son unos idiotas.

—Es una bonita escuela, siempre lo he creído, aunque creo que sólo por fuera. —Siguió tallando tranquilamente.

—¿No vas a la escuela? Qué suerte.

—Sí voy, pero no es tan exclusiva como el instituto al que vas.

—Gwynaeth, ¿qué es eso de que necesito pasar por muchos procesos para entrar a una escuela aquí?

—Dijiste mi nombre.

Sí, probablemente era la primera vez que lo hacía frente a ella. Solía llamarla "tú" o... ni siquiera llamarla. Levanté los ojos y ella seguía tallando.

—Las materias que llevas en Estados Unidos no son las mismas que aquí, además de los grados académicos. Hay que pasar por la validación, además, tu escuela requiere unos exámenes muy difíciles para que seas aceptada.

—¿Cómo entré?

—No lo sé. Eso es algo que tienes que hablar con tu abuela.

Después de eso pasaron varios minutos con Gwynaeth tallando la carcasa del celular y yo sumida en mi silencio. Ya estaba oscuro cuando me regresó el aparato casi completamente limpio y tomé mi mochila para irnos.

Esa anciana se las vería conmigo. 

¡Recuerda acompañar tu lectura con la playlist oficial y seguir las últimas noticias en las redes sociales! ¡Gracias por todos sus comentarios!

Oops! This image does not follow our content guidelines. To continue publishing, please remove it or upload a different image.

¡Recuerda acompañar tu lectura con la playlist oficial y seguir las últimas noticias en las redes sociales! ¡Gracias por todos sus comentarios!

-Sweethazelnut.

Libélula: En busca de buenos amigos. ✨Where stories live. Discover now