Vuelve (Princesa Nara, segunda temporada)

Los exámenes se acercan

POV Hana

Venir a ver Lee-kun todos los días se había vuelto parte de mi rutina. Después de mi conversación con Kakashi-sensei finalmente supe lo que debía hacer.

Era abusar de la condición de Lee-kun, pero sino lo hacia ahora, probablemente ya no tendría oportunidad en el futuro.

Fui a dejar un tulipán blanco a la habitación de él. Estaba nerviosa, lo vi ahí, tendido en la cama y sin poder reaccionar ni moverse.

Mi corazón se entristeció al mirar su estado, yo quería verlo despierto y bromeando. Me senté a su lado, tomé su mano y cuando estaba a punto de aproximarme...

— ¡Hana, aquí estás! – Ino entró en la habitación con una flor en una mano en cada mano –. No te despegas de Lee, ¿eh? – dijo un poco burlona. Yo por mi parte me sonroje, estaba sentada en la cama de Lee-kun y casi lo besaba. Ino pudo haberme visto abusar de la situación.

— Ino – respondí un poco tímida –, yo solo quiero que cuando Lee-kun despierte vea que hay alguien a su lado y no se sienta solo. La última vez que no vine a verlo Lee despertó e hizo una tontería.

— Lo recuerdo, Sakura y yo lo encontramos entrenando en el patio del hospital.

Mi mirada se perdió en su cabello, el cual sin darme cuenta acaricié.

— En fin, yo vengo a ver a Chōji, toma – dijo mientras me extendía una de las flores que traía –. Esta flor es para Lee. Igual espero que se recupere.

Le sonreí sinceramente, estaba feliz de saber que no era la única preocupada.

— ¿Puedo acompañarte? – pregunte mirando aún a Lee-kun. Pasaba todo mi día ahí. Hasta yo sabía que no era buena idea y tampoco era muy sano estar siempre encerrada con él, por más que mi corazón quisiera acompañarle.

— ¡Claro, ven!

POV Shikamaru

— ¡Que fastidio! ¿Por qué le hago caso a mi hermana? Me debe un enorme favor.

Frente a mi pude ver a Hoshi sentada en una banca. Suspiré cansado.

— Juro que voy a matar a mi hermana, mira que hacerme venir. Yo debería estar durmiendo.

Caminé hasta la alumna de mi hermana. La saludé y le expliqué que mi hermana no iría. Ya que en realidad me envío para entrenarla en shōgi.

— Ya veo... – le extendí las reglas del juego. Ella lo leyó en menos de 20 minutos, la velocidad con la que lo hizo me sorprendió.