Aunque digas que es el final

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Ten escuchaba los latidos de Taeyong mientras estaban esperando fuera del psicólogo. Lo tenía abrazado de manera protectora y cómoda en su pecho hasta que entró.

Esperó dos horas fuera hasta que vino el moreno con la nariz roja y los ojos hinchados de tanto llorar. Le abrazó sin más. No sabía por qué cosas había pasado su pequeño ángel, pero tampoco estaba ahí para presionarlo.

Lo llevó hasta casa con cuidado, era sábado por la tarde, ninguno tenía nada que hacer, se quedaron en la cama del mayor viendo alguna serie hasta que llegase la hora para ir a recoger a Jaemin del aeropuerto.

—Cre-creo que tengo que co-contarte todo, pero por favor, no me dejes—Ten apagó el ordenador para que Taeyong ponga toda du atención en él.

—Nunca. Jamás te dejaría. Creo en ti y sea lo que sea lo que pasó contigo, estaré aquí para apoyarte.

—Yo...—Taeyong le dio seguridad acariciando sus manos y sonriendo, sonrisa que le dolió porque sabía que en breves se iba a romper—Antes de irme, no hablabamos, no te dije porque estaba enfadado contigo. Te dijeron que yo quería a otro, te mintieron. Me fui en parte porque no quería lastimarte más de lo que ya lo hacía. Pero me arrepentí en cuanto pisé Tailandia. Mamá ya no vive con el mismo hombre y papá vive con una mujer hermosa y buena persona, pero... el hombre que estaba casado con mamá abusaba de mi madrastra. Es una mierda lo sé—Suspiró intentando aguantar su llanto—Soy una persona muy débil y por más que quería hacer por ella, mamá se ponía como loca a decir que estoy enfermo. Creí que todo se calmó hasta que un día, acompañé a mi madrastra  a su trabajo, hasta que nos se.... sec...—No pudo terminar lo que iba a decir y rompió a llorar y Taeyong lo abrazó. Dudó en si seguir, pero lo hizo valientemente—Secuestraron a ambos. Abusaron de ambos y nos encerraron durante una semana. Hicieron creer a mis padres que estaba en una escapada con mis amigos y no supieron nada. Nos amenazaron con que eso era nuestro primer castigo, si seguiamos intentando poner su reputación en peligro, lo siguiente era peor. Eso fue hace tres meses. Iba a venir antes a Corea, pero era incapaz de irme dejando a mi hermano y a esa pobre mujer solos con ese enfermo y sus secuaces, así que arreglé todo para ellos y los mandé a China.

—Ten...—Taeyong recordó todas las veces que cuando el tailandés llegó a Corea, le hizo el vacío y todo el daño que le provocó, él no podía más y Taeyong solo le ponía peor. Iba a llorar en cualquier momento.

—Jaemin es muy pequeño para vivir de cerca o lejos lo que yo viví, ya me ves, estoy intentando sobrevivir como puedo. Pu-puedo conseguirlo, eso no es nada pa-para mi. Solo tengo que esforzarme un poco.

—T-Ten—Taeyong estaba llenando al pequeño con sus lágrimas—Perdóname, no te protegí como es debido y te hice daño, no te merezco. Y esos perros... en serio quiero matarles.—en su voz quebrada se notaba la impotencia.

Acarició la espalda de Ten y luego de media hora acostados en la cama sin decir nada, Ten se sentía cómodo y de alguna manera liberado. Incluso protegido.

—Tus brazos son lo que más ansiaba encontrar en mi camino hacia aquí. Quería tirarme hacia ti y no soltarme nunca más. No salías de mi mente ni un minuto.

El reloj apuntaba las ocho de la tarde, pronto se tendrían que ir.

Taeyong tembló sin quererlo por las palabras repentinas de Ten. Estaba justo encima de su pecho mientras le acariciaba el pelo—Tú tampoco salías de mi mente. Ya sabes que eres el amor de mi vida.

¿Era su imaginación o Ten estaba sonrojado?

El más pequeño miró hacia él desde su pecho con los ojos llorosos. Se acercó y le dio un pequeño beso en los labios. Taeyong se congeló y casi lloró de la felicidad cuando le dio otro beso un poco más largo.

¿así se siente besar al amor de tu vida?

Esto es gloria.

El reloj marcó las ocho y media y ya se tuvieron que preparar para ir por Jaemin.

text me, ten.Where stories live. Discover now