Siempre me has mentido.

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—¿Por qué mientes?

—¿Perdón?

Lo mínimo que necesitaba en ese momento era a Ten quejándose de algún drama. Estaba llegando tarde a sus clases y necesitaba un café para poder hacer al menos dos horas sin caerse del sueño. Era su primer día intentando retomar su carrera la cual dejó hace meses, tenía bastante estrés con su familia pidiéndole que volviera.

—Siempre has mentido, siempre estás diciendo tonterías y haciéndote el víctima de todo cuando realmente eres el que menos sufre de todo.—Chittaphon tenía los ojos inyectados de lágrimas apunto de salir. Iba con su pijamas de ovejas y con los pelos despeinados.

—¿Has dormido si quiera?

—¡No!—gritó—Llevo años sin saber qué es eso.

—Llego tarde, adiós—Taeyong pasó de él y sí. Se fue.

Una vez más. Desde que Ten llegó solo hacía escaparse de él. No quería hablarle.

No tenía otra opción. Esto iba a ser totalmente exagerado y quizás Taeyong le vaya a partir la cabeza por hacerlo, pero necesitaba... Necesitaba a Taeyong.

Salió al balcón de su apartamento, esperó hasta ver a Taeyong salir apresurado del portal. Llenó sus pulmones de aire.

—¡ERES UN PERRO HIJO DE PUTA!









🌙




Que gran primer día.

Llegó tarde y lo echaron de clase dos veces por quedarse dormido. No se enteraba de media mierda por haber faltado en meses. Lo único bueno era encontrarse con Taeil y Doyoung de nuevo.

Aunque vaya mañanita...

Lo primero que recibe es un par de insultos de quien un día le abandonó y ahora le reclama atención de la nada.

Decidió silenciar el chat de Chittaphon porque no paraba de llamarle cobarde y cosas que no entendía que supuso que eran insultos en tailandés.

Pidió a Taeil ir con él a su casa. No quería ver a Ten y menos hacer como si no pasase nada, pero no funcionó. El mayor llamó a Johnny esa noche.

Decidió llegar a la madrugada a casa. La borrachera estaba ya más que pasada.

Y Ten seguía sentado en el salón de casa, en silencio mirando la nada, aunque sonaba música desde su teléfono.

No se había movido de casa ni de su sitio en todo el día.

Yukhei entró tras Taeyong haciendi jaleo y se quedó en silencio al ver a Ten tal y como lo dejó.

—¡Hion... por dios! ¿sigues ahí?—Gritó.

—No es como si fuese algo nuevo... Una vez me llevé tres días en una habitación a oscuras—Rió sin gracia.

Taeyong no supo en qué momento su corazón estaba latiendo tan fuerte y la ansiedad se estaba tragando su cuerpo poco a poco. Entró al servicio.

Esto no estaba nada bien.

text me, ten.Where stories live. Discover now