Hecatombe Metamorfa

Decisiones frías

Ha nevado mucho desde aquel día. Resulta paradójico como una única decisión de una única persona puede desencadenar en algo tan grande. Instantes en el tiempo que no tienen que suceder. Momentos estadísticamente imposibles. Y suceden.

¿Cuántas son las probabilidades de que alguien que lo ha perdido todo y dos personas llenas de esperanza se encuentren? Dicho así más de las que aparenta... Pero llegados a este punto sabéis que nada es tan simple como lo parece. Un movimiento en el pasado reverbera hasta el mismísimo presente.

Así fue como en una noche primaveral un transporte surcaba los cielos. Mucho antes de lo conocido, mucho antes del comienzo de la historia.

Se podría decir que en el mundo de los humanos la guerra fría había causado graves tensiones entre los países al norte del globo. Dichas tensiones salpicaron repentinamente al conflicto metamorfo.

En los laboratorios al norte se había descubierto hacía unas semanas como generar campos magnéticos que anulasen la gravedad. La científica soviética Raisa Petrov estuvo encerrada durante días con sus ayudantes en los laboratorios hasta que lo lograron. Eso solo enfado a los científicos norteamericanos, quienes abandonaron sus respectivos proyectos y se retiraron a sus hogares.

Durante la crisis científica los ataques metamorfos por todo el globo se habían intensificado. El mismo día del descubrimiento se habían localizado enemigos en México, Iran, Siberia, Sudáfrica y Finlandia. No se encontraba un patrón en dichos ataques, y apenas se tenían fuerzas con las que combatirlos. En cada batalla humanos y RKs perecían por igual. Se habían lanzado bombas atómicas contra los del Sahara, y se habían utilizado otras tácticas contra los demás.

Afortunadamente, en aquellos tiempos los robots contaban con el apoyo de Saoirse Colindottir. Una voraz elementum que había jurado acabar con todos los metamorfos, con todos y cada uno. No tardo en ganarse el respeto del alto mando y la dejaron liderar un centenar de estrategias. Se contaba que tan pronto aparecía en la batalla esta acababa. Si no fuera por ella los cambia-formas hubieran acabado con el planeta hacía décadas.

En el alto mando existía cierto rechazo hacia el grado que se le había otorgado a aquella humana, pues nadie había adquirido aquel título en mucho tiempo, el título de estratega y una silla en al mando. RK7 y RK10 sabían que no podrían depender de ella eternamente. Simultáneamente Siete detestaba que las estrategias temerarias de aquella muchacha fueran tan eficaces. ¡Hasta el patán de Trece lograba menos pérdidas por batalla!

Tot en aquel entonces no era una máquina tan potente, puesto que los ordenadores recién habían comenzado. Aún así la tecnología RK iba siglos por delante de la humana, o eso les parecía. El problema era detectar las fuerzas enemigas puesto que la carrera espacial acababa de dar sus primeros pasos.

Hacia una semana la joven Laika había alcanzado las estrellas. La misión simulaba ser un experimento para exhibir la resistencia "humana" a la fuerte aceleración que sufre un cuerpo al escapar del planeta. Los RKs conocían el resultado de aquella prueba antes incluso de realizarse, por tanto manipularon los planos e introdujeron un pequeño radar con el que detectar posibles regiones con abundantes indicios de metamona.

Se había descubierto una cantidad mínima en los Himalayas. Despreciable. Pero no para el Sabio. Había extrapolado el desplazamiento de los ataques en las últimas décadas y había logrado deducir que el 72,28% de los metamorfos debían partir desde aquellas montañas. Parecía una idea precipitada, pero jamas se había comprobado.

La teoría con la que siempre se habían conformado indicaba que no disponían de bases, ni siquiera estaban organizados. Solamente se desplazaban por el globo, amenazando a toda criatura viva, hasta que los detectaban y aniquilaban. En la ciencia muchas teorías acababan por quedarse obsoletas, y tras milenios de lucha iba siendo el momento de probar algo nuevo.