Capítulo VIII: Un paseo en moto

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Narra Yara:

El tiempo es esa tortura que nos consume lentamente, juega con nosotros de una forma ingeniosamente dolorosa.
Cuando quieres que algo pase, hasta los segundos se te vuelven eternos. Pero cuando sin embargo quieres hacer muchas cosas el tiempo pasa tan rápido que si te descuidas ni puedes hacerlo todo. Ahí es donde aparece la ansiedad, el estrés.

Tres minutos faltaban para que cerraran la biblioteca, y apresurada buscaba el número en aquél libro de páginas amarillas del que sería el último centro de adopciones que había en la ciudad.

Llamé, pero nadie respondió.

Sólo me quedaba ese como esperanza de encontrar a mí hermana, en los anteriores no había ninguna tal Alexa.
Pero la bibliotecaria ya estaba por salir de allí cuando apenada dejé el libro en su sitio y salí corriendo hacia mi casa, aunque aún no estaba preparada para ver a mis padres.

Al salir y cruzar la calle, me encontré con un puente de madera viejo. Donde creo que nadie pasaba y nunca le había tomado importancia.
Estaba todo lleno de grafitis, que serían de una banda o algo así.

Pero uno de ellos llamó mi atención, eran unos ojos verdes perfectamente detallados. Me resultaba familiar.

Moví la cabeza y se me pusieron los pelos de punta al ver otro dibujo que me sonaba, había una luz resplandeciente rodeada de trozos negros que representaban las sombras. Absorbida con cada dibujo me quedé minutos contemplandolos.

- ¿Te gustan? -Preguntó alguien a mi espalda.- Son de una amiga mía.

- ¿En serio? Son fascinantes -sonreí leve, encontrandome con el chico peliazul que vi en el metro e iba vestido completamente de negro.

- Si, lo son.-Sonrío Aunque la sonrisa apenas se veía reflejada en sus ojos.

- ¿Algún día podrías presentarme a la artista?- Pregunté aún anonada con cada dibujo.

- Por supuesto, algún día... -Me miró con un atisbo de tristeza en sus ojos.

-¿Estás bien?

- Claro, ¿Y dime qué haces por aquí a estas horas? No suele pasar mucha gente por aquí. -Comentó rascándose la nuca.

- No quiero volver a casa. -Susurré mirando al suelo.

- Bueno, ¿te gustan las motos?

- Nunca me he subido en una. -Me mordí el labio nerviosa- pero creo que no.

- No puedes saberlo si no te subes. - Andó un poco para atrás y se subió en una moto, metiendo la llave en el contacto.- ¿Vienes? -Se echó un poco para delante dejándome hueco y nerviosa me acerqué bajo su atenta mirada.

- Te voy a parecer estúpida pero no sé cómo subirme, ¿Esto no se caerá no?- se empezó a reír mientras yo le dedicaba mi mejor mirada asesina.

- Vale vale, no te va a pasar nada. Tú solo pasa la pierna para el otro lado. - Hice lo que me dijo y me subí.- Buu -Hizo un movimiento en la moto y le pegué una colleja-. Okey, me lo merezco. Ahora agárrate fuerte.

- Solo quieres que me agarré a ti ¿Verdad? -Él se sonrojo de una forma bastante adorable y nada propia de un chico de su estilo, aunque hace tiempo que aprendí a no juzgar por las apariencias. - Tranquilo ya me he agarrado atrás. - Alcé una ceja y sonreí inocente.

Aceleró a mucha velocidad para mi gusto, aunque al final me acabé acostumbrando e incluso por raro que parezca me sentí genial. La adrenalina me invadió y una sensación de libertad me llenó.
Era como si el tacto del viento sobre mi piel provocará una magia envolvente que me evadía de cada arañazo que sufría mi corazón.

- ¿Todo bien?-Me miró y al ver que estaba sonriendo lo hizo él también.

- Acelera más -respondí aún sin creerme porque lo había dicho. Él comenzó a reír, pero obedeció.

Las luces pasaban por mi lado formando un haz de luz puesto que de la velocidad parecía que estaban unidas.

Por primera vez en mucho tiempo me sentí libre y feliz de salir de esa monotonía que me encarcelaba desde hacía un tiempo.

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Gracias por leerla en cuanto pueda subiré el siguiente.

El Antifaz [TERMINADA]Where stories live. Discover now