INTENCIONES OCULTAS (SHERLOCK BBC Y TÚ)

ESTUDIO EN ROSA (PARTE I)

Leyenda

TN: Tu Nombre

TA: Tu Apellido

CP: tu Color de Pelo

CO: tu Color de Ojos

***

-... Y no acudas a la policía. Créeme; me enteraré y ya conoces las consecuencias.

El aire se me atasca en la garganta.

-D-de acuerdo... -respondo con un hilo de voz.

-Bien. Recuerda, TN, o resuelves el puzle en las siguientes doce horas u olvídate de volver a ver a tu hermano.

Con ello, corta la llamada.

Necesito salir de aquí... no puedo respirar...

Abro la puerta de mi piso, bajo las escaleras a trompicones y, por fin en la bulliciosa calle, tomo una buena bocanada de aire.

No obstante, el nudo que siento en el esófago no se distiende lo más mínimo.

Tardo unos segundos en darme cuenta de que algunos viandantes me están mirando con extrañeza y, al instante, caigo en la cuenta de que estoy con la bata puesta y en chanclas.

Joder.

Vuelvo a subir a mi piso y me desplomo en el sofá entre sollozos.

¿Qué voy a hacer? Un psicópata ha secuestrado a mi hermano y no podré llegar a él a menos que resuelva un... un puzle. ¿De qué va esto? No tiene nada de sentido. Además, ¿qué podría querer de mi hermano pequeño o de mí? Alex es un buenazo, cae bien a todo el mundo... nunca se ha metido en ningún lío y no tiene enemigos...

Al menos no que yo sepa.

Tengo que ayudarle, pero estoy totalmente sola en esto. No puedo siquiera acudir a la policía.

El sonido de mi móvil hace que me sobresalte: he recibido un mensaje de un número oculto. Con manos temblorosas, lo abro y observo con una mezcla de confusión y terror cómo la única pista que el secuestrador me da es una foto de una mujer rubia vestida de rosa hablando por teléfono.

¿Quién es esta mujer? ¿Qué pretende que haga con esto?

Con la intención de obtener alguna respuesta más, vuelvo a abrir el chat pero lo pienso mejor. Ante, al hablar con él, aunque no haya podido escuchar su verdadera voz ya que me ha hablado con una especie de filtro, su tono me ha dejado muy claro que ya ha sido lo suficientemente benevolente.

Vuelvo a tener la misma sensación de ahogo que antes, así que abro las ventanas de par en par dejándome envolver por el frío y húmedo aire de diciembre.

Si no me calmo y me pongo a trabajar ahora mismo no seré yo la que salga perdiendo.

Me dirijo a la cocina y me preparo una infusión de tila; ¡triple! Dios... llevo sin hacerme una tan fuerte desde de la universidad. En cuanto la tengo preparada, me obligo a tomármela con lentitud para que haga algo de efecto.

Cuando, por fin, consigo despejar un poco mi mente, sin perder el tiempo abro mi portátil y me pongo a buscar. Conozco una página web en la que te buscan parecidos entre las caras de las fotos que descargues comparándolas con fotos de casi toda la red.

Mientras espero con impaciencia a que la foto se suba, comienzo a morderme los padrastros de los dedos de las manos. No puedo evitarlo... es una fea costumbre que tengo cuando estoy nerviosa y ahora mismo estoy al borde de un ataque.