Alguien a quien no quiera matar y al mismo tiempo besar.

Me acerqué a la puerta sin hacer ruido al caminar, recargué mi espalda en ella y me deslicé hasta el piso. Nos imaginaba a ambas en la misma posición, cada una en un lado, separadas por un pedazo de madera. Era la única manera en la que soportaba a Vega tan cerca de mí sin volverme loca. 

Pasaron algunos minutos, tal vez veinte. Divagaba en mis pensamientos cuando sentí la vibración de mi teléfono en el bolsillo. 

- No, no, no, no - Susurré tratando de sacarlo antes de que la melodía comenzara. 

Muy tarde... El ruido llenó toda la habitación. 

- Maldición - Para colmo la llamada era de Tori... Muy astuta la chica. 

- ¡Ja! ¡Sí estás aquí! - Gritó ella afuera - No me voy a mover de acá hasta que salgas - 

Gruñí con frustración mientras me levantaba del suelo para abrir la bendita puerta. 

Giré la perilla y por fin la vi, no estoy muy segura de si ella estaba feliz de verme. Por un segundo su mirada se relajó, pero era difícil de saber cuando me miraba con los brazos cruzados y sin expresión. 

- Hola - Traté de sonar indiferente. Ella pareció enojarse más. 

- ¿Hola? - Entrecerró los ojos - ¿¡Hola!? - Estiró los brazos en señal de molestia. 

- Si... - Alcé los hombros como si no importara. 

- ¿¡Desapareces más de 48 horas y lo primero que dices es "Hola"!? - 

- ¿Me extrañaste? - Decidí usar el sarcasmo como defensa. A pesar de que no me sentía igual que siempre, lo mejor era aparentar que sí. 

- Eres una idiota - Afirmó con molestia. 

- Bueno... Eso es un no - Sonreí falsamente - Gracias por tu visita, vuelve pronto - Intenté cerrar la puerta y ella lo evitó con un gesto bastante rudo que le sentaba muy bien. 

- Me tuviste veinte minutos aquí... ¡Veinte minutos! - Dijo con el brazo aún contra la puerta - Así que ahora me dejas entrar y escuchas todo lo que tenga que decir - 

Su tono amenazante era atractivo. Rodé los ojos y la dejé pasar mientras tomaba un refresco de mi nevera y me dejaba caer sobre el sofá. 

Ella se paró a la mitad de sala con los brazos en la cintura y el ceño fruncido mientras observaba mi apartamento. 

- Tienes un lindo apartamento - Dijo aún molesta. 

Era gracioso que su comentario fuera amable pero su tono fuera de molestia.  

- Y tu hamster es adorable... - Aún no parecía contenta, pero la conocía; no sabía enojarse ni ser grosera. 

- Se llama Darkie... Puedes acariciarlo si quieres - Di un trago a mi bebida. 

Ella lo pensó por algunos momentos. Seguramente acariciar al hamster la haría perder toda imagen de seriedad que intentaba reflejar, pero sé que moría por ello. Nadie se resiste a Darkie. 

-Bien... Pero esto no significa que ya no estoy molesta - Me señaló mientras me miraba con advertencia. 

- Tiemblo de miedo... - Dije con sarcasmo. 

Ignoró mi comentario y se dirigió a la mansión de mi mascota. Me giré para ver la interacción entre los dos seres, esperando que Darkie hiciera algo digno de su pequeña mente maligna, pero para mi sorpresa cuando Tori le acercó la mano el roedor se limitó a olisquearla y luego a morderla suavemente. 

La cita - JoriWhere stories live. Discover now