29. Epílogo 💕

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-Estaba yendo a buscarte -dijo Alec, faltándole un poco el aliento.
-Te vi venir -los hermosos labios de Magnus se curvaron bajo su brillante máscara-. Nos encontramos el uno al otro.
(The red scrolls of magic)

* * *

[Seis meses después]

Alec miró al hermoso y gloriosamente desnudo hombre frente a él y sonrió.

Era como un dejà vu. ¿No se habían encontrado aquí, hace casi siete meses, cuando Jace le pidió acompañarlo a hacer un interrogatorio porque él sería "objetivo" e Izzy no?

Alec trazó una línea más sobre el papel y mordió su labio inferior en un intento de contener su sonrisa que iba ampliándose más y más. Claro que sí habría sido objetivo si no hubiera sido Magnus Bane, el sospechoso de asesinato, el hombre con el que había dormido.

-¿De qué te ríes? -Alec apartó la mirada del bloc en su regazo y miró a su novio caminar hacia él.

-No me estoy riendo -Alec sintió sus mejillas ruborizarse. Era absurdo, ¿cómo, después de tanto tiempo juntos, le seguía pasando?

Por dios, se había acostado con él a la primera noche de conocerlo, vio todos sus videos -por el caso, obviamente-, y llevaban seis meses conociéndose en cuerpo y alma, tres viviendo juntos... Ya iba siendo hora de dejar de ruborizarse por cualquier cosa...

Como por ver a este increíble ex actor porno caminar desnudo y duro hacia él. Alec tragó y apartó la mirada, intentó seguir con su dibujo, pero Magnus le quitó el bloc y el lápiz y se sentó en su regazo. Sus manos rodearon el cuello de su novio y se removió haciéndolo gemir, sus labios casi rozándose, dejó su lengua recorrer el inferior. -Yo veo aquí una hermosa curva.

Alec tosió, queriendo disfrazar un gemido. Llevó sus manos a las caderas de Magnus en un intento por detener sus movimientos.

Mala idea.

Sus dedos se encontraron con toda esa piel desnuda, suave, y caliente.

-Uumm... -Magnus gimió y después se rió-. ¿Ya dije que amo tu rubor? -una de sus uñas recorrió con ternura su mejilla enrojecida.

-Yo lo odio. No me deja ocultarte nada.

-No quiero que me ocultes nada -Magnus besó esa mejilla y después la otra-, amo cada cualidad y defecto tuyo. Tú dijiste que querías conocerme, ¿no? Es por eso que tú puedes verme así -Magnus señaló su rostro libre de maquillaje-. Este soy yo. Y te gusto así. Te gusta conocer más de mí cada día, o al menos eso dices. Lo mismo va para ti, amo saber un poco más de ti con cada momento compartido.

Magnus se alzó un poco sobre él, hasta sentir la creciente erección de Alec encajando en su trasero.

Alec lo miró desde abajo. Amando esa perfecta piel acaramelada y suave, las mejillas, los labios perfectos, la línea de su nariz, las cejas, sus párpados entrecerrados, dejando ver sólo un poco de aquel verde dorado.

En momentos así la máscara de Magnus iba agrietándose más y más, aquella vulnerabilidad que él percibió en su mirada estaba cambiando, no se había ido, pero era diferente ahora, Alec no sabía si menor, pero definitivamente cambió. Magnus se mostraba cada vez más.

Alec enmarcó aquel hermoso rostro con sus manos. -Eres perfecto...

Magnus soltó una risita. -Estoy lejos de ser perfecto.

-...perfecto para mí -terminó Alec-. Eres mi musa y mi obra maestra. Algún día voy a terminar de descubrirte y de dibujarte. No tengo prisa, ¿sabes? Me gusta ir lento. Y lo mejor es que tenemos toda la vida, tú vas cambiando, yo voy cambiando, y seguiremos descubriéndonos el uno al otro.

Magnus odiaba ser vulnerable, odiaba ser sostenido, excepto por Alec. Como ahora, cuando aquellas manos bajaron hasta sus caderas y lo sostuvieron mientras él se ponía de pie, sus piernas rodearon la cintura de su novio.

-No me gusta ser frágil, sentirme débil, pero amo tener a un hombre fuerte como tú para sostenerme.

Alec se rió, la vibración dulce golpeando sus cuerpos. -Estoy lejos de ser fuerte, soy sólo un humano, igual que tú. También necesito de ti para seguir. Sólo ves lo que he hecho por ti, no entiendes que la noche en que nos conocimos tuve el mejor encuentro de mi vida. Este rostro, este cuerpo, y este corazón fueron hechos para mí...con grietas y todo, para dejarme encajar en ellas.

Alec depositó a Magnus sobre una cama que habían colocado recientemente, ya que pasaban mucho tiempo ahí. Fue turno de Magnus de mirar hacia arriba, hacia el ángel ojiazul que lo miraba como con...

-Te amo.

...amor.

Era la primera vez que Alec lo decía, aunque lo sentía desde hace tiempo. Se sentía como si fueran más que sólo unos meses. Vidas.

Magnus parpadeó las lágrimas, abrió sus piernas para acomodar a Alec entre ellas, y lo jaló para un beso. -Demuéstramelo.

-¿Aquí? -Alec miró sorprendido el lugar. Donde Magnus había grabado sus famosos videos.

-Aquí. Sigo pensando que deberíamos grabar juntos un video de despedida para mis fans. Ya sabes, ya que me retiré y todo eso, y tengo este hermoso novio.

Alec estaba completamente rojo ahora.

Magnus rió. -Es broma, Garbancito. No te comparto con nadie. Ahora date prisa o no llegaremos a tiempo para recibir a Ragnor.

Ragnor iba a salir antes del año, su condena reducida por buen comportamiento. Aunque de buena gana se quedaría otros seis meses, ya que su protector y novio -Raphael- tenía que pasar otros cuantos más en prisión. Pero Ragnor iba a esperarlo. Él también había encontrado el amor en el lugar menos esperado.

Tal vez todo fue obra del destino.

Alec preparó con calma a Magnus, y mientras se hacían, uno la mirada de éste se encontró con aquel famoso bloc donde estaba el rostro del asesino que Alec hizo en Retratos hablados. Donde estaba cada uno de los rostros que Alec había visto en él. Donde estaba el desnudo interrumpido de hace unos minutos...

Apartó la mirada del bloc y se encontró con aquellos ojos azules que ya lo miraban. Magnus sonrió, empujando sus caderas hacia arriba para chocar con las de Alec.

-Yo también te amo.

Tal vez todos necesitamos alguien que vea cada uno de nuestros rostros, que logre ver a través de ellos, que sepa reconocernos en cada uno, y que ame todos. Desde el mejor hasta el peor. Alexander Lightwood era eso para él y él lo sería para Alec.

Él era su "Para siempre" y todo gracias a aquella noche en Edom y al rostro de un asesino.


¡¡FIN!!

El rostro del asesino (Malec)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora