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El camino hacia la enorme mansión de los Jeon fue callado, Jungkook miró todo el tiempo a través de las pequeñas ventanas del carruaje, observando los árboles y el piso de piedra sobre el que avanzaba el carruaje, se podía escuchar como las llantas iban girando de forma ruidosa y el galope de los caballos que jalaban del carruaje, también se podía escuchar el alboroto del pequeño pirata, dando golpes a la caja cerrada de metal, buscando salir de aquel cubo acarreado tras el carruaje de los Jeon. Las áreas verdes iban creciendo mientras se aproximaban a la enorme mansión, la edificación se abría paso entre grandes ectareas de jardín, destellando con sus padres de marfil y piedra.
El carruaje se detuvo frente a las escaleras que subían al recibidor tan amplio como 2 habitaciones, rodeando una curiosa fuente que fungía como rotonda para los carruajes. El cochero bajó del frente y abrió la puerta para darle paso al conde y a su hijo, el hombre fue el primero en salir, aún se mantenía serio y distante, generando un ambiente tenso entre él y su hijo, después de eso Jungkook salió cubriendo sus ojos del sol con una mano mientras bajaba del carruaje volviendo a acomodar su cabello liso y castaño con un leve movimiento de cabeza. Su padre subió hacia la puerta principal que era enorme, encontrándose con su madre y hablando con esta, a juzgar por las expresiones de la mujer, el conde aún no había hecho mención de su nuevo esclavo que resultaba ser un pirata. Jeon avanzó con curiosidad hacía la caja trasera del carruaje, donde su padre metía algunas cajas de cargamentos, materiales o herramientas por si era necesario arreglar el carruaje, escuchó atentamente sin detectar sonido alguno hacía ya unos minutos, el silencio lo hacía permanecer alerta y sigiloso mientras llegaba a la puerta de aquel cubo metálico y se asomaba entre los pequeños barrotes que tenían la función de ventilar e iluminar dentro. Pudo mirar las cajas de su padre, algunos trozos de tela que habían salido de la caja y una manta sobre la que yacía el pequeño pirata recostado de lado, dándole la espalda a la puerta. Jeon observó detenidamente el precioso cabello dorado y largo del chico, su fino cuello, sus hombros y su ropa desgarrada, la camisa blanca con líneas negras se pegaba a su piel marcando su cintura y sus caderas, tragó saliva al descubrirse a si mismo observando las curvas de aquel chico. Bajó la mirada apenado y carraspeó intentando llamar la atención del menor, lo cual resultó inútil pues este estaba sumido en un profundo sueño.

Bajó la mano cubierta por unos guantes blancos que llevaba casi todo el tiempo como parte del código de etiqueta y vestimenta de su entorno, apenas tocó el cerrojo de la puerta metálica y pesada cuando una mano se recargo en su hombro haciéndolo dar un respingo sorprendido. Se giró y observó a quien lo había tocado para observar a uno de los guardaespaldas de su padre, el hombre lo apartó y abrió la puerta en su lugar, arrastrándo al menor fuera con tan poco cuidado que le sorprendió que este no despertara.

- No.- Jungkook se posó firme y molesto.- Mis cosas, yo me encargo.

- Pero joven amo, su padre...

- Mi padre.- interrumpió.- No tiene nada que ver con esto, yo le he comprado así que yo me encargaré, si no es mucho pedir.

- Como ordene, joven amo.- el hombre se apartó, dejando a Jimin recostado a orillas de la caja de carga del carruaje.- ¿Alguna cosa que desee?

- Mhm... Si, dile a alguna de las mucamas que ha de prepararme la habitación para recibir a alguien, agua fría, paños, alcohol y vendas. Me parece que eso sería todo.

- Como ordene.- el hombre hizo una leve reverencia antes de caminar en dirección a la enorme puerta donde su padre y su madre habían estado anteriormente, ahora estos caminaban charlando por los jardines delanteros, entre los árboles.

Jungkook miró a Jimin recostado ahí y acercó su mano, apenas acariciando su mejilla sin sentir su piel a través de los guantes gruesos. Cómo pudo se encargó de subir a Jimin en su espalda, era sumamente ligero y no despertaba a pesar del ajetreo del castaño caminando torpemente intentando no dejarse vencer ante la gravedad y el peso, no era que Jimin fuera mucho para su cuerpo, sino que su cuerpo no estaba acostumbrado a cargar con nada que no fuera si mismo y ahora al ser su primera vez, le estaba tomando demasiado tiempo. Cuando llegó a la mitad de las escaleras para subir a la segunda planta ya jadeaba, sintiendo que el aire le faltaba en los pulmones, respirando de modo dificultoso y con su frente escurriendo en sudor.
El guardaespaldas de su padre bajó las escaleras y Jungkook le dedicó una mirada lastimera con cierto arrepentimiento mientras se cruzaba con él sin decir palabra alguna.

Freedom on the Sea - kookminDonde viven las historias. Descúbrelo ahora