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El ajetreo del barco militar entre las olas de forma suave era el arrullo del pequeño pirata rubio que descansaba la cabeza en el regazo de su madre, cediendo al cansancio lentamente mientras la mujer le acariciaba con cariño el cabello dorado, enredandolo entre sus dedos. ChanYeol estaba preocupado, undido incertidumbre de lo que pasaría, conocía lo que le esperaba en cuanto llegarán a pisar tierra firme, y era lo que le aterraba, la seguridad de su pequeño hijo y de su amada esposa, ellos terminarían acarreando la sentencia misma que toda la tripulación.

Jimin había llegado a pensar entre dormido y despierto que todo aquello era un sueño, aunque era plenamente conciente de que esto era la vida real. Se encontraba aprisionando en las entrañas de otro navío que no era el propio, y cabía recalcar que había sido golpeado, maltratado, humillado y encarcelado de forma injusta e inhumana, estaba asustado, y mucho.
Se preguntaba ¿Qué habian hecho en un pasado sus padres junto con la tripulación para merecer dicho trato tan cruel y abusivo?

Sabía lo que le hacian a los piratas en tierra firme, eran juzgados dependiendo de sus crímenes y sentenciados, muchas veces a muerte, a torturas inenarrables, esclavitud o carcel. Suspiró hundido en sus pensamientos, él jamás había deseado ser un pirata, ni tampoco cometer crímen alguno aunque ésta era su vida, desde pequeño siempre deseó el conocer tierra firme, desde que quedó inmensamente maravillado con aquellos libros que conseguía en asaltos, aquellos libros que hablaban de plantas y animales, de culturas, idiomas y lugares, de las personas que habitaban en casas bajo leyes y gobiernos. Para él era realmente agobiante estar rodeado de agua salada toda su vida, sólo extensiones de kilómetros y kilómetros de agua salada con criaturas misteriosas en su interior, Jimin siempre fue un chico demasiado curioso, le gustaba indagar en los libros, pedía muchos de estos a sus padres cuando era pequeño, anhelaba demasiado conocer algo diferente, algo fuera de su entorno acuoso y azul. Siempre deseó conocer que había mas haya de las aguas del mar, mucho mas haya de donde se ocultaba el sol por el horizonte, ver las tierras misteriosas de sus libros y observar los colores de los animales y plantas, las construcciones de piedra y marfil, las personas que habitaban tierra firme, deseaba ver todo aquello que siempre le fue negado, no podia conocer tierra firme jamás, sus padres lo tenían sumamente presente, si lo hacia su muerte era mucho más que probable, con que cualquier marinero notará el escarlata acercarse a un puerto sería suficiente para que les atacarán, esto estaba claro para cada uno de los miembros de la tripulación que habían sido fieles a su capitán, a su navío, y habían decidido quedarse, toda la tripulación a excepción del menor, quién no entendía el por qué de sus padres para mantenerlo preso en el mar.
La reina María II de Inglaterra daría la orden de sentenciarlos a muerte inmediatamente pisaran tierra, en cualquier parte del país, sin importar cuál, y eso era lo que menos querían la pareja de capitanes del navío, que su pequeño hijo muriese de ese modo tan horrido sin culpa alguna de crímenes inhumanos como los de sus padres.

No es que aquel pequeño pirata de piel clara y cabello dorado odiara su vida, de hecho la consideraba asombrosa y llena de aventura, algo que no sería de sus posibilidades siendo un chico de ciudad, algo bastante impresionante que con el tiempo se volvía rutinario y repetitivo, sin hacer nada fuera de lo común, todo lo que hacia en su vida diaria era robar barcos, tomar rehenes, limpiar la cubierta, mover cajas y pulir armas. Otra cosa rutinaria era la comida, siempre eran mariscos, a menos de que se topasen con la suerte de asaltar algún cargamento de vegetales, pan, o carne. Jimin estaba​ harto de tener que esconderse en un barco flotando a la deriva, huyendo de la justicia y de ver como algunas personas que era parte de su tripulación eran asesinados cruelmente cuando había problemas. La parte que mas odiaba Jimin de su día a día era cuando no les quedaba mas que tomar a cierta parte de las personas importantes de el barco enemigo, para que estos se rindieran; era patético el tener que tomar rehenes para su propia seguridad. Tener que hacer eso ya que no podían defenderse, tomar algo con que amenazar a sus combatientes, como los buques de guerra que enviaban en rescate.

Freedom on the Sea - kookminDonde viven las historias. Descúbrelo ahora