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El castaño tragó saliva pesadamente mientras observaba a la pareja, tenían miedo, pero no por su propia vida, sino por la del chico que mantenían tras de sí, se veian como cualquier pareja de padres, preocupados.

— Ah. Yo...— Jungkook ansiaba ver a los piratas, y ahora que estaba frente a ellos no tenía palabras o algo concreto que decir.— ¿Q-Que le pasa?— preguntó apuntando al chico tras ellos de forma desconfiada.

— Tiene fiebre, se golpeó en la cabeza y ahora tiene fiebre. — respondió ChaeRin bajando la guardia al percatarse que su posible agresor era solamente un joven chico.

La pareja volvió su atención al chiquillo, dandole amplitud al campo de visión de Jeon, la curiosidad le ganaba, tenía que ver al chico, se acercó lentamente a las rejas, sin importarle que pudiesen cojerle o herirle si se acercaba demasiado, se recargó en los barrotes y observó, entre la suciedad de la celda consiguió divisar a un chico bastante joven y lindo, de piel blanquecina y lechosa pese a haber estado en el mar, su piel tenía un ligero toque tostado por el sol, sin embargo, conservaba una blancura que combinaba con su dorado cabello, tan liso y limpio a pesar del lugar donde se encontraba, con rasgos tan finos y parecidos a una muñeca de porcelana con la delgada y fina nariz y la afilada quijada, sus delegados ojos estaban cerrados y sus gruesos labios le daban un aspecto más lindo y atractivo, los pendientes en sus orejas le hacían ver increíble, cualquiera diría que era un noble de no ser por su vestimenta de pirata, sus facciones eran tan finas que parecían esculpidas sobre cerámica, sin duda alguna el chico había sacado lo bueno de ambos padres, era la criatura más hermosa que los ojos del joven castaño hubiesen visto en su vida, se veía tan indefenso y puro. Sin duda alguna aquel chico no sería capaz de causar mal alguno, Jungkook no podía permitir que le sentenciaran a muerte, no a un chico tan lindo y pequeño. El castaño respiro hondo y avanzó un poco más hasta meter las manos entre los barrotes.

— Díganme. Él... ¿Cometió algún crimen severo? — preguntó valientemente. No esperaba una respuesta, pero la actitud de ChaeRin parecía más la de una madre desesperada por salvar a su hijo que la de una pirata orgullosa y sanguinaria.

— Oh no, nuestro pequeño Jimin sería incapaz de crímen alguno, se negaba incontables veces a participar de nuestras fechorías.— lágrimas comenzaron a descender por las mejillas de la mujer mientras acariciaba en su regazo la cabellera dorada de su hijo.— nunca quiso dañar a nadie y ahora terminó pagando las fechorías de sus padres, seremos todos condenados y él es joven, apenas logro los 16 años, no es justo.— sollozó.

Jungkook procedió a buscar entre su abrigo, busco en los bolsillos hasta encontrar algo, algo sin lo que nunca salía, lo envolvió con su mano y se agachó metiendo la mano entre los barrotes, extendiéndoselo a la mujer. Esta paro su llanto al verlo, exponiéndose así a ellos, sin desconfianza o temor. Giró la cabeza cruzando la mirada con ChanYeol unos segundos, el hombre asintió lentamente y la mujer extendió el brazo y tomó lo que el castaño le entregó. Lo observó detenidamente, era un pequeño frasco que contenía un líquido verdoso, de apenas unos cinco centímetros .

— Es para la migraña, mi madre me hace cargarlo siempre, pero también es útil con la fiebre, es un pequeño té de hierbas concentrado, un poco bastará. No lloren, no sufran, estaré en ese juicio, y no permitiré que ese chico muera en la horca, no puedo asegurarles la vida a ustedes debido a sus crímenes, pero cuando menos lucharé por la de él.

— Eres un buen chico, ahora anda fuera de aquí, no deberías de estar acá. ¿Me equivocó? — dijo ChanYeol con una sonrisa en sus labios, la calma le inundó por un momento, el castaño era un chico de buen corazón y eso se notaba en los destellos de sus profundos ojos color chocolate.

Jungkook asintió y se alejó por donde vino, caminando en silencio entre los pasillos llenos de celdas.

— Es un chico sincero Chae, no debes preocuparte mi amada, nuestro destino está sellado, pero si nuestro pequeño puede vivir me es suficiente.— se dieron un abrazo fuertemente, separándose instantes después.

— Bien. Le bajaré la fiebre a Jimin, debo de cuidar de el aunque sea lo último que haga.— dijo la mujer nuevamente viendo a su pequeño con nostalgia. — Vive Jimin, debes vivir.


•••




Jungkook tomó su lugar entre los hombres y mujeres que se formaban en dos líneas, preparándose para la llegada de su alteza la reina María II, su padre le miró con reproche pues llegaba tarde y con un aspecto poco favorable para la reputación de la familia. Su ropa se había empolvado y su cabello se había despeinado debido al ajetreo de correr hasta el salón, el castaño se posicionó en la línea de personas, manteniéndose recto. La reina se abrió paso entre la multitud, todos la reverenciaron con gusto y humildad mientras pasaba al centro de todos, subiendo al peldaño donde tomaría el rol de jueza.

La sala se abrió y los miembros de la corte se aventuraron dentro, para Jungkook era un lugar enorme, tan grande que las dimensiones de cualquier sala en la que hubiera estado con anterioridad no se le asemejaba, todos tomaron asiento en las butacas de madera correspondientes, Jeon se aventuró junto a su padre, caminando mientras hablaba con SeokJin.

— Jin, escúchame. No podemos permitir que condenen al chico, es inocente.

— Eso lo sé Jeon, me salvó de un golpe que de seguro me habría matado en aquel navío.

— Entonces tengo tu apoyo, cuento con que no falle lo que estoy planeando, tú solo cuenta las cosas buenas del chiquillo, el resto déjamelo a mi.

La corte procedió a sentarse en sus lugares para iniciar el juicio después de que la reina diera la orden.



•••





Jimin abrió los ojos lentamente, se había quedado dormido, era inimaginable que pudiese dormir en esta situación pero el cansancio y el dolor de cabeza habían ganado.

— Despierta, Jimin.— le susurró su madre con cariño.— La fiebre ha bajado, deberías sentirte mejor ahora.

— Estás a punto de ir a juicio pequeño pirata.— su padre revolvió su cabello como cuando era pequeño, dandole cierta nostalgia y apoyo.— No permitas que te hagan daño.— lo miró serio y el rubio asintió.

Pasos se escucharon, claramente iban a por el prisionero, el sonido retumba por las paredes y se acercaba. Jimin se levantó como pudo, entrelazando de la mano de su madre, sus piernas se negaban a cooperar con él.

— Te amamos.— dijo ella sosteniendo una mirada melancólica antes de soltar su pequeña mano, el rubio le devolvió una enorme sonrisa llena de esperanza.









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Mis Mochis, son vida, son amor, he aquí el capítulo que prometí :v

Los amodoro con el alma a todos, muero de frío.

DanDan reportándose. Cambio y fuera.

Hasta aquí mi reporte Joaquín ALV

Hasta aquí mi reporte Joaquín ALV

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Bye bye ~

Freedom on the Sea - kookminDonde viven las historias. Descúbrelo ahora