Extra II

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“Trisabor”
YoungJae y Jaebum deciden adoptar.

YoungJae y Jaebum se aman. Cada día se encargan de recordarle al contrario como se sienten, ambos aman las muestras de cariño. Se sentirían completos de no ser por la falta de algo, o alguien. Jaebum se lo había comentado muchas veces a su esposo, pero este no podía evitar sentirse un poquito asustado por la idea de adoptar un niño, ¿cómo lo cuidarían?, ¿cómo lo alimentarían?, ¿y si lloraba? No rechazaba la idea, claro, solo le asustaba un poco no poder cuidar bien de él.

A pesar de todo el miedo que decía sentir, su emoción se mantenía viva mientras caminaba abrazado al mayor en dirección a un orfanato. Se sentía nervioso y como de costumbre bebía una cajita de leche de vainilla para calmar sus nervios.

—Jaebumie, tengo miedo.— el nombrado miró extrañado a su pareja.

—¿Miedo? ¿por qué?

—De no agradarle a nuestro futuro bebé...— Jaebum levantó el rostro cabizbajo de YoungJae y depositó un suave beso en sus labios provocando que este se sonroje y soltara una risita nerviosa.

—Mírate, ¿como podría alguien no amarte? Todo estará bien mi amor.— tomó la mano del menor con firmeza para transmitirle seguridad y siguieron caminando.

Llegaron a un gran edificio azul que supusieron sería el orfanato y se adentraron a un futuro mundo desconocido para ambos.

Hablaron con la mujer en la recepción y esta de inmediato acompañó a ambos al interior de un salón. En el salón había un grupo de niños jugando, los cuales se levantaron emocionados cuando vieron a la pareja llegar.

—Estos son nuestros niños, pueden tomarse su tiempo para interactuar con ellos y llegar a una decisión.— la mujer se alejó dejando al par solo junto a los niños.

Pasaron casi dos horas jugando con los pequeños, debían admitir que sería una decisión difícil, pues todos eran demasiado adorables.

Mientras YoungJae seguía jugando con un par de niños Jaebum fue al fondo del salón a observar una pequeña y curiosa cama, en ella había un pequeño pelinegro con un pulgar en la boca. El menor se sobresaltó cuando al despertar notó la presencia de Jaebum, pero de inmediato sonrió cuando el mayor hizo una mueca. Jaebum podría haberse ido de ahí y terminar de jugar con los niños, pero la sonrisa del más pequeño tenía algo, algo que el ya conocía muy bien. Era radiante, igual a la sonrisa de su YoungJae.

—Bebé, ven aquí.— el nombrado levantó la mirada y se acercó al que lo había llamado.— El... Es muy lindo.— el pequeño que observaba con ojos curiosos al recién llegado sonrió moviendo su mano en señal de saludo. YoungJae también sonrió y algo en el pecho de Jaebum vibró.

—Le agradan a Min.— la mujer de la recepción se paró detrás de ellos.— Casi nunca sonríe.

—¿Qué edad tiene?

—En dos días cumplirá un año.

—¡Y ya puede caminar!— la mujer sonrió.

—Min es un niño muy capaz y bastante inteligente.— la pareja se miró a los ojos y sonrió.— Veo que ya tomaron una decisión.

Los trámites de adopción no requirieron mucho tiempo, pues tenían las cualidades necesarias para adoptar y el pequeño parecía sentirse cómodo con ellos. Ese mismo día Min guardó sus juguetes y unas prendas de vestir en su pequeña mochila y caminó de la mano de sus, ahora, padres. Ninguno de los dos pensó que sería tan sencillo adoptar, o tal vez la razón sería lo que la mujer mencionó antes: cualquier niño querría irse de inmediato junto a un par de padres tan cariñosos como ustedes.

—¿Deberíamos comer helado?

—Fresa para mí.— comentó Jaebum.

—¡Pido vainilla! ¿De qué sabor quieres tu helado, Min?— el nombrado pareció meditarlo por unos segundos hasta que decidió responder.

—C-choco... Cocho... Hmmm...

—¿Chocolate?— el pequeño asintió efusivamente cuando por fin acertaron.

—Bumie... Somos como un helado trisabor.— el mayor rió al oír la extraña comparación. De inmediato dirigió su vista al par de sonrisa radiante contagiandose con su alegría.

—Te amo tanto...— las palabras del mayor tomaron por sorpresa a YoungJae y de inmediato ensanchó su sonrisa.

—Jaebumie... Te amo más.

Dos años después.

—¿Lápices?

—¡Listo!

—¿Cuaderno de dibujo?

—¡Listo!

—¿Almuerzo?— buscó entre su pequeña mochila hasta encontrar un pote de papilla.

—¡Listo!

—¿Beso a papá Jae y papá Bum?— el pequeño formó una "o" con sus labios y negó.

—No listo...— Min miró a todos lados, se encogió de hombros y luego le hizo señas a su padre para que se acerque.— Papá Bum no listo.— susurró al oído de YoungJae.

—¿Ah no?— Min negó.— ¡Jaebumie! ¡MinMin dice que aún no estás listo!— el mayor bajó las escaleras corriendo y totalmente despeinado.

—¡Lo siento! Estaba buscando mi cámara...— hizo una pequeña reverencia ante Min.— Bebé, ponte al lado de MinMin.— YoungJae obedeció y se paró al lado de su hijo, a la vez quedando en cuclillas para besar la mejilla del pequeño. El flash de la cámara iluminó a ambos.— Esto es tan... Tan precioso.— Jaebum observaba la fotografía con una enorme sonrisa plantada en su rostro.

—Papá Bum... Tarde.— Jaebum miró la hora y faltaban sólo cinco minutos para que cerraran la guardería.

—¡Que impaciente MinMin! Ya voy, ya voy.— YoungJae soltó una carcajada mientras arreglaba un poco el cabello del azabache.

—Si Min llora llámame, ¿si?

—Es un chico fuerte, estará bien, ¿verdad MinMin?— el pequeño levantó ambos pulgares mientras sonreía.

—Te esperaré para almorzar amor.— mientras Min estaba distraído observando al cachorro de su vecino YoungJae aprovechó para besar a Jaebum.

—¿En serio YoungJae? ¿frente al niño?— el nombrado sonrió coquetamente.

—Es solo un beso~

—Créeme que más tarde no será solo un beso.— El rubio se sonrojó y golpeó despacio el pecho de su esposo.

—Tonto... Pero te amo.

—Yo te amo más.— volvió a juntar sus labios con los de YoungJae.

—¡Iugh! Vamos vamos.— Jaebum soltó una carcajada y tomó la mano de su pequeño.

—Nos vemos más tarde mi vida. Vamos Min.

—¡Nos vemos! Ten un lindo día MinMin, tu también cariño.

—¡Lindo día papi Jae!

Ambos pelinegros salieron mientras YoungJae los miraba desde la puerta. Min se giró y agitó su mano como despedida obligando a Jaebum a repetir la acción.

—¡Los amo mucho!— YoungJae les lanzó a ambos un beso volador, por el cual se pelearon por atrapar.

—¡Mío mío mío!— molestó Jaebum a su hijo mientras éste le mostraba la lengua.

YoungJae estaba seguro de que quería pasar el resto de su vida viendo escenas así, siempre junto a las dos personas que más amaba en todo el mundo.









La otra semana subiré el último extra: ¿Qué habría pasado si YoungJae se hubiera conformado con una leche de fresa?

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Vanilla boy [2Jae]Where stories live. Discover now