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Jaebum esperaba pacientemente a que su amigo dejara de reír luego de haberle contado lo sucedido el día anterior.

—Déjame ver si entendí. Conociste a un chico "precioso", le regalaste tu cajita de leche, te regaló un sándwich ¡¿Y terminaron arreglando las flores del club de jardinería?!— Jaebum asintió por enésima vez y su amigo volvió a soltar una gran carcajada.

—¡Pero Jackson! También me pidió que almorcemos juntos.— el nombrado terminó atragantandose con su propio aire.

—Bien, eso no lo mencionaste antes. Pero... ¿No te teme? O sea, es la primera vez que alguien se te acerca Jaebum, ¿No querrá algo?

—Si quiere algo, que almorcemos juntos.— el menor rodó los ojos y simplemente sonrió.

—Confiaré en ese tal...— intentó recordar su nombre— ¡Youngjae! Por ahora.

La aburrida clase de matemáticas finalmente había terminado, el timbre resonó por todo el lugar dándole inicio a la hora de almuerzo. Jaebum guardó sus cosas y como nunca salió disparado de su salón. Recordó muy bien que Youngjae le había pedido almorzar juntos en la sala de artes, pues era el lugar más tranquilo y su profesor era tan amable que no le molestaba dejarle la sala al menor.

Se perdió un poco ya que no acostumbraba a pasearse por esos pasillos, su recorrido era siempre el mismo: salón, cafetería, biblioteca.

Después de buscar logró llegar al lugar acordado. Ahí se encontraba Youngjae con la mirada perdida sosteniendo sus palillos y una cajita de leche a su lado. Una ráfaga de viento traspasó la ventana llegando hasta Youngjae, despeinando a su vez su cabello rubio y provocando también que cierre los ojos ante la sensación. Una imagen maravillosa sin duda, el suspiro que soltó Jaebum logró reafirmar eso.

—Oh, ¡Jaebum! Ven, siéntate aquí.— Youngjae habló sacando de su trance al azabache quién de inmediato obedeció y tomó asiento al su lado.— Me gusta éste lugar, es muy tranquilo y lindo. No me gusta venir con los chicos porque siempre causan algún desastre.

Jaebum escuchaba con atención lo que Youngjae decía, por un momento se perdió completamente en el movimiento de sus labios al hablar, provocando que el rubio sonriera y agitara su mano frente a él.

Después de la animada charla por parte de Youngjae procedieron a comer.

—¿Estás aburrido verdad?— soltó Youngjae de repente provocando que el mayor lo mire casi alterado.

—¡No es así! Solo...— rascó la parte trasera de su oreja y sonrió levemente. Youngjae había notado esa acción antes así que supuso que estaba nervioso.— Es primera vez que almuerzo con alguien, no se que decir o cómo actuar, lo siento si te incomodé.

—Para nada, es un alivio que no estés aburrido. No debes sentirte nervioso conmigo.— le entregó una sonrisa tranquilizadora aunque el estaba igual e incluso peor. La invitación que le hizo a Jaebum no la había planeado, tampoco el lugar, tuvo que tomar tres cajitas de leche de vainilla para lograr calmar sus nervios.

El azabache notó que Youngjae era el único tratando de crear un buen ambiente, el no había dicho absolutamente nada interesante. Soltó una pregunta sin pensar.

—¿Por qué me invitaste a almorzar contigo?— Youngjae levantó la mirada y su rostro se tornó completamente rojo. No sabía como responder ya que ni el mismo sabía por qué lo había hecho.

—B-bueno... R-resulta que, no espera.— comenzó a toser falsamente.— Para...  ¿Hablar más y conocernos?— Jaebum le sonrió, era la primera vez que alguien tenía la intención de conocerlo.

Vanilla boy [2Jae]Where stories live. Discover now