Capítulo 8

58 5 0
                                    


Kelsey's POV

Abel coloca todo el maquillaje en la pequeña cama, me parece impresionante cuanto maquillaje profesional puede tener un hombre, hasta me siento tentada a hacerle algunas bromas al respecto, pero sin que articule ni una sola palabra, Abel parece haberme leído la mente.

—No es "mi" maquillaje —hace con las manos comillas en el aire.

Yo me río por la cara que pone al tocar cada cosa.

—¿Seguro que sabes hacer esto? —lo noto tan perdido que quiero ayudarlo.

Él me regresa a ver con cara de pocker. Sé a qué se refiere.

—Está bien, no preguntaré tanto, tampoco quiero que me hagas una cicatriz.

Abel me sonríe de medio lado.

—La última vez que hice esto fue para Ashley en una fiesta de disfraces —miro detenidamente como aquel comentario ha cambiado su humor, su rostro se ha transformado en una expresión de dolor y sufrimiento, algo así, como lo que he estado sintiendo estos días.

Quiero hablar con él sobre Ashley, quizás (si es que salgo) podría contarle esto a Ashley, lo que él ha dicho.

Lo sé, es tonto, el pensar en que cuando salga todo volverá a la normalidad y pasará como dicen en las películas "Al recordarlo todos reiremos de aquel momento". No, definitivamente no será así.

Abel me indica que me baje en enterizo hasta la cintura y me recueste en la cama.

—Te pondré A.K. por los socios y dueños del lugar.

Asiento y veo como Abel comienza a usar el maquillaje en costilla. Me desconcierta el lugar donde está creando la cicatriz. ¿Acaso quería hacerme eso con un objeto corto punzante?

—Me paree excesivamente cruel todo esto —dice Abel refiriéndose a la cicatriz —pero al menos yo no formaré parte de todo el dolor que te están ocasionando, no de forma directa, como ellos quieren. ¿Kelsey?

—Dime.

—Trataré que todo el tiempo que estés aquí no te pase nada, confía en mí.

Le doy una sonrisa al regresar a ver y encontrarlo tan preocupado.

—Lo sé. Lo supe desde el primer momento que estuve aquí.

Abel me sonríe y sigue con su trabajo en silencio. Quizás por eso Ashley y Abel congeniaron tan bien, ellos son como el yin y el yang, ella siempre tan habladora, expresiva, alegre y extrovertida, mientras que él es una persona sarcástica, con mal humor y silencioso, pero sabe cuando hablar y que decir.

Pasan dos horas y entre ese tiempo Abel me trajo un poco de uvas en una plato, para que come mientras él termina. Esto visto desde una perspectiva distinta y con otro escenario o vestimenta, podría ser como las imágenes que veía de los dioses griegos o en Hércules, cuando le daban de comer uvas a los dioses mientras los sirvientes le abanicaban. Pero no. Estoy acostada mientras como uvas, y Abel, quien forma parte de los que me secuestraron, me maquilla una cicatriz.

Siento a Abel dar los últimos detalles a lo que está haciendo. Veo la concentración en su mirada.

—¿Abel?

—¿Si?

—Katia me hablo sobre la dieta que debo tomar. No creo que el pan tostado esté entre ello.

Abel coloca su mano en su mejilla como si estuviera pensando, pero al hacerlo veo como escurre la sangre de mentira que está usando en mi cuerpo en todo su brazo. Aunque no es una real, es asqueroso.

EthanDonde viven las historias. Descúbrelo ahora