Capítulo 25: La perra sin honor

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- ¿Y tú qué eres de la esposa de Antoine...? ¿Cómo era su nombre? - preguntó Claire fingiendo que no lo recordaba.

- Alice - murmuró su padre Maurice poniendo los ojos en blanco.

- ¡Sí! ¿Qué eres tú de Alice? - preguntó una vez más con aburrimiento.

- Soy su sobrino segundo, Alice es prima de mi madre - expliqué lentamente.

- Entonces, no eres muy allegado a ella, ¿o sí? - interrogó abriendo mucho sus ojos.

Comprendí que buscaba hablar mal de mi hermana y quería cómplices.

- Bueno, yo... - empecé con voz dudosa y lenta, meneando la cabeza, dándole pie a sus tonterías de cuñada celosa.

- Nunca me gustó... No puedo creer que mi hermano se haya casado con esa serpiente - explicó con desconcierto.

¿Le dijo serpiente a mi Alice? Pequeña zorra. Iba a retrucar cuando Lucien saltó en defensa de mi hermana.

- ¡No hables así! Él la ama y ella lo hace feliz... - explicó con seriedad señalando con su índice - Cuando ames a alguien, sabrás lo feo que es que hablen mal de esa persona a sus espaldas.

- Exacto - aprobó Maurice - Ya deberías buscarte un esposo y dejar de meterte en los asuntos de tus hermanos - ella rodó los ojos.

- Alice es... como mi hermana. Es muy especial y cuida muy bien de los que ama. Es una mujer de armas tomar y le sorprendería saber la cantidad de cosas que ha hecho para proteger a su familia. Su vida no fue fácil y usted habla así porque no la conoce realmente. Ella puede tener muchos defectos pero nadie puede tratarla de serpiente.

"De serpiente no, pero de delincuente sí..."

Temblando, levanté mi taza y tomé un poco de ella.

Luc me miró y asintió con tristeza.

- Amelie solía hablar así de sus hermanas.

- ¡Oh! Lo siento - murmuró Claire mirando a su hermano y acariciando su brazo con ternura - Lamento lo que sucedió...

- La odiabas y ella era buena, la mejor de todas las mujeres - murmuró él y Claire abrió los ojos avergonzada.

- Ya sabes que sólo busco cuidarlos, yo amo a mis hermanos y por eso busco lo mejor para ellos. - se justificó ella.

Maurice se giró hacia mí con una sonrisa, ignorando a su hija que seguía justificándose con Luc.

- Fontaine, me agrada la lealtad con la que habla de ella. Eso dice mucho de usted. - expresó mientras palmeaba mi hombro con tanta fuerza que casi vuelco mi té.

El resto del día pasó en paz. El accidente fue olvidado y hablamos de diferentes temas de actualidad. La cena también transcurrió tranquila aunque se notaba que Claire y Luc habían seguido discutiendo en privado. Ella llevaba sus ojos rojos al igual que él y se trataban con distancia.

Una vez en mi cuarto, comencé a pensar en la tal Claire. Alice me había prevenido de ella diciendo que era una chismosa y que, si me notaba algo extraño, terminaría por averiguar mi verdadera identidad, dejándome en la vergüenza delante de todos.
Yo no le creí a mi hermana porque era común en ella sentir ojeriza hacia las demás personas. Pero Claire odiaba realmente a mi hermana hasta el punto de tratarla de serpiente en mi propia cara. Ya me encargaría de ella...

El día en la fábrica comenzó con un Lucien taciturno y ausente, muy lejano de esa aura de tranquilidad que transmitía comúnmente. Firmaba los papeles que su secretaria le llevaba en silencio y me hablaba explicando las cosas con frialdad. Salvatore le miraba curioso y su odio hacia mí parecía haberse suavizado.

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