Capitulo 21

97 11 64
                                    

Llevábamos veinte minutos en el auto y ninguno había dicho nada en todo el trayecto y eso comenzaba a incomodarme, porque por más que intentaba sacar tema de conversación con Jonathan el simplemente me respondía vagamente o muy cortante, lo cuál era muy raro en el, incluso encendió la radio en una estación de metálica para callarme, y no solo eso sino que subió el volumen; así que ahora íbamos en el auto con slipknot de fondo. Incómodo.

-Llegamos— anunció cuando yo ya estaba quedándome dormida

Al fijarme bien me di cuenta de que estábamos en una feria, hacia al menos siete años que no iba a una y me sorprendió que me trajera a la ciudad vecina a una feria y que no quisiera hablar conmigo.

-Genial— dije entusiasmada y el solo bajo y me abrió la puerta por un momento pensé que me tomaría de la mano, pero como dije está muy raro y no lo hizo a lo que me sentí extraña

-¿A donde quieres ir primero?— preguntó mirando a todas partes excepto a mi

-A la montaña rusa

-No

-¿Porque no?— alce una ceja

-Porque no, escoge otro— no debería, pero su respuesta me hizo enojar así que lo encare

- Entonces la rueda de la fortuna

-No me gusta

-¿Los carritos chocones?

-Demasiado infantiles

-¿Vas a estar con esa actitud durante toda la cita? Porque si es así dímelo para pedir un taxi e irme a mi casa– me miró sorprendido, seguro que estaba acostumbrado a que las chicas lo aguantarán, pero yo no era como ellas y si creía que podía tratarme mal y que yo estaría aquí aguantando está muy pero muy equivocado

-No yo solo.... ahhh— comenzó a jalarse el cabello y a estirarse, me dio la espalda y pide ver que se esforzaba por tranquilizarse, yo me fui a sentar a una banca que estaba atrás de nosotros, cuando se relajó fue hacia mi

-No eres tú, lo qué pasa es que antes de venir mi padre fue a buscarme para hablar con el y digamos que no somos los mejores amigos, me reclamó por algunas cosas que hice en el pasado y terminamos peleando como siempre y eso me tiene bastante frustrado; pero si quieres podemos ir a la montaña rusa— dice con una sonrisita estupida, pero aún así me gusta

-Te entiendo— le digo y omito su último comentario

-¿Bromeas? Tus padres son geniales, ya quisiera tener unos así

-No los conoces, ellos solo te mostraron lo que quieren que veas, la realidad es muy diferente— el me mira y no dice nada y siento que esto ya se puso raro así que decido cambiar de tema— que te parece si para descargar nuestra furia hacia nuestros padres jugamos al tiro al blanco e imaginamos que el centro es su cara

-¡Oh por supuesto que sí! Aunque preferiría el de las escopetas — ríe y me toma la mano mientras que caminamos, creo que solo necesitaba desahogarse porque ahora ya regreso el mismo Jonathan de siempre

-¿Quieres jugar bonita?— me pregunta sonriéndome un chico pelirrojo que está atendiendo el tiro al blanco, Jonathan tensa la mandíbula y me aprieta más la mano

-¿Cuanto cuesta el juego?– le preguntó

-Treinta pesos, y puedes ganar cualquiera de todos estos premios— señala a su espalda donde hay todo tipo de juguetes, peluches, dulces y alcancías.

Amor de contrato  Donde viven las historias. Descúbrelo ahora