Capitulo 20

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No sé cómo decirlo, no quiero decepcionarlo pero tampoco quiero ir a apoyar a mi padre

-El me dijo que tú no querías ir porque no tenias pareja, pero ya me tienes a mí así que puedo ir contigo— dice sonriéndome y acercándose a mi, cuando está a medio centímetro de mis labios abro la boca y no precisamente para besarlo

-No voy a ir— murmuró en la voz más baja que tengo pero al estar tan cerca estoy segura de que me escucho, me hago para atrás y me levanto de la cama donde estábamos sentados, miro hacia la ventana y veo a mis pequeñas vecinas jugar en su habitación que queda justo frente a la mía, están tomando el té o algo parecido pero la más pequeña parece que está enojada porque empieza a atacar a su hermana con terrones de azúcar y cuando se le acaban comienza a lanzarle las tazas la jarra y los platos.

-¿Colleen estás bien?— escucho que dice Jonathan pero no le contesto porque me parece más entretenido mirar a las pequeñas niñas, son tan parecidas a Emma y a mí.

Veo que su hermana no hace nada más que tratar de esquivar los golpes y cuando la pequeña ya se canso se da la vuelta dispuesta a salir de la habitación pero al salir pisa su vestido de princesa y se cae directamente de cara al piso, no puedo evitar reírme por eso, pero la hermana mayor en lugar de reírse va corriendo hacia su hermana y la ayuda a levantarse,la sienta en la cama y va corriendo a traer a su mamá.

-Colleen me estás preocupando ¿Porque estas llorando?— me da la vuelta para que lo mire e inmediatamente toco mis mejillas, y si, efectivamente estoy llorando, no lo había notado pero supongo que recordé a Emma y su egoísta decisión que acabó con nuestra hermandad. Seco mis lagrimas con furia al recordar lo que hizo y lo que quiso hacerme y por un segundo, solo un segundo creo que hubiera estado mejor si la hubiera dejado hacerlo

-Será mejor que te vallas— le digo a Jonathan tratando de dejar de llorar

-No me iré hasta que me digas porque estás llorando— dice acostándose en mi cama y estirándose, para recalcar su punto— Tengo mucho tiempo.

Y así nos quedamos por al menos veinte minutos, yo viendo la ventana donde las niñas ya se pusieron sus pijamas y juegan a guerras de almohadas, y Jonathan mirándome tratando de descifrar que me pasa.

-Yo no tengo quien me ayude a levantarme, ella lo hacía — susurró

-¿A que te refieres con alguien que te ayude a levantarte? ¿Ella es tu hermana?— pregunta acercándose a mí para abrazarme y plantarme un beso en la cabeza, cuando estoy segura de que puedo contarle cómo me siento lo hago

-Todos tienen alguien que les ayude como a esa niña — digo señalando hacia la ventana de enfrente donde están las niñas— en mi caso era mi hermana y ella ya...— no pude seguir con la frase porque el llanto llego— ,no hay nadie que me ayude a levantarme yo sola no puedo y lo intento, créeme que lo intento pero nadie me lo facilita en especial mis padres, tú no sabes cómo son y esto es tan duro que quisiera...

-Shhh, tranquila— pone su mano en mi barbilla y me alza la cabeza obligándome a mirarlo— ya me tienes aquí y yo te voy a ayudar, no estás sola y nunca lo estarás porque yo voy a estar aquí para ti siempre

Sus palabras me tranquilizan, el me lleva a la cama y me acuesta sobre ella, el se acomoda a mi lado e instintivamente me pego a él y lo abrazo, el coloca mi mano sobre su corazón y puedo sentir sus latidos apresurados

-¿Lo sientes?— pregunta y asiento con la cabeza— solo tú haces que lata tan rápido, y cada latido que da mi corazón, es por ti, te lo has ganado

-Eres increíblemente cursi— le digo y le sonrió, me acerco a él y le doy un casto beso en los labios— pero me gusta

-Descansa Dumbo— seguro que hizo referencia a mis orejas, pero yo no tengo la culpa, así nací

Amor de contrato  Donde viven las historias. Descúbrelo ahora