Capítulo 12 Taza de café

166 10 10
                                    

-¿Qué… quién eres? –trate de calmarme pero era evidente que no podía ante un desconocido.

-¿Cuál es tu nombre? –dijo calmado.

Era un muchacho de no más de 25 años, alto y delgado pero no tanto, su piel era dorada, su cabello era un poco largo y negro, tenía unos enormes ojos marrones que casi se podía decir que era negros, también tenía un poco de barba. Su mirada era inexpresiva.

-___, ___ Williams –la voz me temblaba.

-Necesito que me acompañes –sujeto mi muñeca pero me zafe de su agarre

-No sé quién eres, que tal si eres un asesino en serie.

Se rió sarcásticamente y acercó demasiado a mí –Mi madre conoció a Brent, ella te explicara, vamos –Se dio media vuelta y camine detrás de él.

En el camino estuve pensando que si la mamá de él conocía a mi padre y tal vez tendría más información entonces era había más secretos dentro de mi vida de lo que nunca me imaginé.

Llegamos a una casa de un piso desgastada por el tiempo, en su interior el papel tapiz estaba un poco viejo, inmediatamente se podía oler el aroma que distingue cada hogar aparte de que se estaba llevando a cabo una comida. Del fondo del pasillo salió una mujer bajita y delgada con un cabello negro y corto, se limpiaba las manos con su delantal y me saludo un poco desconcertada.

-Es ___ Williams –dijo su hijo. Enseguida la mujer empezó a entender que se trataba.

-Eres la hija de Brent. Por favor toma asiento, enseguida vuelvo.

Tomé asiento en lo que parecía ser la sala de estar, enseguida llegó volvió pero esta vez con una pequeña caja de madera entre sus manos.

-Soy Adeleine, seguro nunca oíste hablar de mí pero yo fui amiga de tu padre mucho antes de que conociera a tu madre; desde pequeños no juntábamos para jugar. La noche antes de que… fui a verlo al hospital, estaba muy consciente de que no iba a aguantar y me entregó esto –sacó de la caja un sobre que es su día fue blanco ahora maltratado por el tiempo- Me pidió que te lo entregara cuando te viera, creo que sabía que algún día nos encontraríamos.

Empezó a platicar sobre lo que recordaba de mi padre pero no pude seguir después de un rato porque sus ojos se le llenaron de lágrimas y su voz se le cortaba. Le pidió a Connor (al parecer así se llamaba su hijo) fuera a dejarme a mi vivienda, él aceptó a regañadientes.

En el camino el silencio era bastante incomodo, también tenía que estar trotando detrás de él para seguir su paso. Llegamos al río y paso por el camino de piedras que había a unos metros, lo hizo como si estuviera pasando por piso firme, mientras que yo… no tanto. Al llegar a la última piedra resbale y era segura mi caída al agua, Connor fue rápido y me sujeto del brazo ayúdenme a pisar por fin el pasto, quedamos tan junto que podía oler su perfume impregnado en todo él. Tenso la mandíbula y dijo: -Sería más fácil si te fijaras por donde caminas- Y siguió caminando hasta la entrada de la cabaña.

Su actitud me irritaba, pereciera que me odiara por algo que no hice. Lamente que me acompañara. No decía mucho pero cuando hablaba su voz sonaba tan profunda y ronca que provocara un escalofrío que recorría todo mi cuerpo.

Agarré mi suéter y cartera para ir a comprar lo que necesitaría de la semana, en el autobús me encontré con Geoff.

-Me enteré que tu curiosidad te ganó –dijo Geoff sonriente. Puse una sonrisa nerviosa- De todas maneras te tenías que enterar y estabas en todo tu derecho, no hay de qué preocuparse.

-Entiendo que me quería proteger más sin embargo fue un poco malo.

-Solo cumplíamos con lo que tu madre nos pedía.

Después de hacer las compras y pasar a comer algo el tiempo se me pasó, cuando me di cuenta ya eran cerca de las diez de la noche y la lluvia estaba amenazando en aparecer. No conocía la ciudad de noche por lo que no hallaba la parada de autobuses, las gotas empezaron a caer y mi cabello se humedecía, maldije una y otra vez en voz baja.

-¿Así que hablas sola, eh? –era Connor recargado detrás de mí con su chaqueta de cuero negro y sus jeans rectos igual de oscuros con unos tenis que no eran negros pero de igual manera era oscuros.

  -¿Acaso me sigues?

Tiro su cigarro y paso su oscuro cabello qye le colgaba en la grente de lado –Me encontré con unos amigos y ahora mismo me dirijo a casa, no te emociones, fue mera casualidad que nos encontráramos.

La lluvia estaba tomando intensidad asi que me pare junto a él para cubrirme de la lluvia. -¿Vas a tomar el autobús?

-No, vengo en mi coche –empezó a caminar dejándome atrás, notó que no lo seguía- ¿Vas a querer que te llevé o te quedaras a mojarte?

No sabía dónde estaba la parada de autobuses y congelarme no era una opción.

Cuando llegamos a la cabaña me ayudó, más bien el cargo todas las bolsas y las puso en la barra de la cocina. Regresé a donde estaba con una tolla en mi mano secando mi cabello y otra para él, estaba revisando las bolsas

-Gracias –sonrió levemente cuando le tendí la toalla- Veo que traes granos de café.

Lo dude un poco pues ya no entendía si me odiaba o no –De hecho voy a hacer un poco, si quieres te puedes quedar y… -pare porque tenía miedo a un rechazo.

-Si quieres lo pongo a calentar, tu ve a cambiarte la ropa mojada.

Asentí y subí. Tal vez como sus padres tenían un lazo de amistad nosotros podrías tener uno.

  Me puse un pantalón de pijama totalmente azul marino, una blusa de mangas cortas y un suéter que me llegaba por los muslos. Tome un suéter liso grande y lo bajé a la cocina. Connor estaba recargado en la barra con los brazos cruzados.

-Toma –tomó el suéter y esbozo uno pequeña sonrisa torcida.

Se quitó su chaqueta y su playera gris con mangas cortas. Tenía un abdomen muy bien trabajado. La incomodidad me invadió, di media vuelta deprisa bajé la mirada y empecé a juguetear con mis dedos. Se acercó por detrás y susurró cerca de mi odio.

-¿Te pongo nerviosa?

-No, bueno… -no sabía que contestar, mis manos empezaron a sudar.

-¿Nunca has visto a un hombre desnudo?

Su pregunta hizo que mis ojos se abrieran de par en par.

 

-¿Nunca has visto a alguien desnudo?

-No… Y creo que todavía no estoy lista.

-Vamos, no pasa nada, te lo prometo. Nunca olvidaras tu primera vez.

 

Me alejé de él sin mirarlo –creo que ya está listo el café- Connor agarró el suéter y se lo puso.

______________________________________________________________

Si quieren que les dedique el proximo capítulo haganmelo saber en los comentarios :)

PD: No se les olvide votar y comentar.  xx

Tristeza teñida de rojo |Liam & ___(TN)|Tahanan ng mga kuwento. Tumuklas ngayon