Ciego

340 60 9
                                    

Me he dado cuenta que no necesito recibir tu llamado para saber qué puedo oírte. Cuando estoy solo, retumba en mi cabeza todas las palabras compartidas contigo, cuando menos lo espero, alguien dice algo que me hizo reír alguna vez, cuando tú lo dijiste y de ti se quedó el recuerdo.

Tampoco necesito besarte para encontrarte salado en otros labios, en otra piel, en la de mi esposa que se esfuerza un infierno por complacerme y yo logró fingir que me hace feliz; pero de ser así, no habría necesidad de cepillar sus labios con los míos, imaginando siempre tu contacto.

Sus labios son un poco como los tuyos, dulce melocotón, fina la línea superior y un poco pronunciado sus arcos, pero ligeramente más rechonchos abajo, y esa es una diferencia tan grande y tan pequeña, que a veces me molesta, otras veces la amo.

Me deja pensar que eres tú, y me lleno de insatisfacción cuando no te encuentro ahí.

La piel de Jisoo no es fría, pero ella indudablemente lo es con casi todo el mundo, pero no de esa manera humilde como lo eras tú Yoongi, sino una frialdad algo plástica y rígida pintada con esmalte caro, porque ella es una mujer poco barata. Todavía no sé por qué se vino a fijar en mí, pero se lo agradezco desde el fondo de mi corazón.

Le miento diciendo que mi estación favorita es el invierno, consigo que dé paseos conmigo a la intemperie, veo su delicada piel volverse pálida ante el clima, acarició su mejilla que ocupa toda la palma de mi mano (estás manos pequeñas de las que te burlabas), así como cabía la tuya también, y te imagino sonreír para mí como antes. Pero no son tus ojos felinos o café caliente los que me regresan la mirada, y yo trato de que lo sean, amargamente.

No necesito correr para verte, porque siempre estás a mi lado, sujetando mi mano con una suavidad impropia, pero lo dejo pasar. Me besas con un labio inferior más amplio, pero lo ignoró. Me sonríes sin encías rosadas y pequeños dientes blancos, te extraño pero te abrazo con fuerzas. Siento tus pequeños hombros pero tú espalda es aún más diminuta, tu cintura es casi la misma pero sé que perdiste demasiado peso. Te beso con hambre y tu lo disfrutas, yo escarbo con mi lengua dentro de tu boca tratando de encontrar un vestigio salado, pero todo es dulce y delicado, suave, ligero, doloroso y abominable cuando mi esposa dice mi nombre, y no soy su Jiminie, sino su Chim.

Y yo quiero oírte decirme Jiminie... Solo tú puedes decírmelo porque soy tu Jiminie.

Quizás me esté cegando voluntariamente, pero todavía escucho y respiro aromas que no te pertenecen, me hacen querer correr cuando despierto y una mano Nivea y pequeña reposa sobre mi pecho, me abstengo de hacerlo, sé que esto es lo correcto... Y entonces me esfuerzo por verte todos los días desde mis ojos ciegos.

De Jimin para Yoongi [YoonMin]Where stories live. Discover now